Entorno

Vender moda con una economía deshecha: la España de la reapertura

La caída histórica del PIB, que el Gobierno cifra en el 9,2%, alarma, pero la subida del paro al 19% es lo que realmente debería preocupar a un sector no esencial para las familias.

Christian De Angelis

4 may 2020 - 05:00

Vender moda con una economía deshecha: la España de la reapertura

 

Higienizar la ropa y los probadores, utilizar mascarillas, guardar las distancias de seguridad… todas las condiciones con las que deberá afrontar la moda la reapertura de tiendas tras su clausura para combatir al coronavirus parecen sencillas de implementar en comparación con el otro gran reto al que se enfrenta el sector: vender moda en un país con una economía deshecha, un consumidor temeroso por su salud y, sobre todo, con un paro rondando de nuevo el 20%. Cuando la moda se prepara para reabrir sus establecimientos, ¿qué escenario económico se encuentra el sector?

 

El viernes, la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño, hizo público el cuadro macro con el que trabaja el Gobierno, que de forma inédita es peor que el que baraja para el país el Fondo Monetario Internacional (FMI). En síntesis, el ejecutivo prevé una caída del Producto Interior Bruto (PIB) del 9,2% en 2020 (en 2019 creció un 2%) y una tasa de paro del 19% (en 2019 cerró en el 13,8%).

 

En la letra pequeña de este batacazo sin precedentes se encuentra una caída del 8,8% en el consumo privado (es decir, el gasto de familias y empresas, excluyendo la inversión de estas últimas) y un desplome del 27% en las exportaciones, uno de los motores de la moda española en las últimas décadas.

 

El único precedente con el que la moda puede vaticinar qué comportará esta crisis en términos de consumo se encuentra en la Gran Recesión iniciada en 2008. Con motivos y términos completamente diferentes, la anterior crisis tuvo no obstante un efecto semejante en la economía española: recesión y paro disparado presionaron a la baja primero la confianza del consumidor y, acto seguido, su renta disponible, sus cifras de consumo y, por último, el peso de artículos como la moda en su presupuesto.

 

 

En realidad, aunque el PIB no había caído nunca de forma tan rápida y abrupta, la subida del paro prevista no es nueva para un país como España, que tiene en su endeble mercado laboral uno de sus problemas endémicos. Las previsiones del Gobierno apuntan a una subida de 5,2 puntos en la tasa de paro durante este año, exactamente la misma que se produjo en 2008 con respecto al año anterior: el desempleo pasó del 8,6% al cierre de 2008 al 13,8% un año después.

 

Si embargo, el escenario más comparable es el que se dibujó en 2009, cuando el paro subió otros 4,9 puntos y la tasa de desempleo se situó en el 18,7%, casi idéntica a la que el Gobierno prevé ahora para 2020. ¿Qué pasó entonces con el consumo?

 

Según la Encuesta de Presupuestos Familiares del Instituto Nacional de Estadística (INE), el aumento del paro en 2009 fue aparejado a un ajuste en el presupuesto de las familias que, en cambio, no se había producido en el año anterior: en 2008, el presupuesto por persona y año subió en 137,46 euros a pesar de la incipiente crisis financiera y económica, hasta rozar los 11.900 euros.

 

Ahora bien, cuando el paro llegó a rozar el 19% tras una segunda subida en torno a cinco puntos (lo que ocurrirá este mismo año) el presupuesto de los españoles sí se resintió, con una bajada de 456 euros por persona y año, hasta 11.439 euros. Fue el mayor ajuste en este indicador en todos los años de la crisis, que con el tiempo lo llevaron a un mínimo de 10.715 euros por persona.

 

 

Cuando casi uno de cada cinco residentes se encontraba en situación de desempleo la moda no sólo se enfrentó a un consumidor local más empobrecido, si no sobre todo menos dispuesto a gastar parte de su menguante presupuesto a comprar ropa o calzado. Ese mismo 2009 el presupuesto de cada español para estos productos sufrió un duro correctivo de 67,69 euros (el más importante de toda la crisis), hasta una media de 659,59 euros por persona y año.

 

La moda perdió importancia en el presupuesto de las familias porque estas tuvieron o simplemente quisieron dedicarlo a otras cosas. Así vestido y calzado pasó del 6,54% del gasto anual por persona en 2007 al 6,1% en 2008 y al 5,8% en 2009, y aún hoy no ha recuperado esos niveles. Por el contrario, el presupuesto de cada español en moda fue en 2018 de 588,69 euros, el 4,9% del total.

 

La confianza de los consumidores, la eficacia de las políticas de protección social y estímulo de la economía y, sobre todo, la pericia del propio sector para mantener su relevancia ante el consumidor serán determinantes para el devenir de estos indicadores tras el confinamiento, con especial interés en qué ocurrirá en la segunda mitad de 2020.

 

 

En contra del sector, que se encuentra sin el salvavidas del turismo, que cada año atraía a España a cerca de 90 millones de consumidores con buena predisposición hacia el gasto. El Gobierno prevé que las restricciones a la llegada de turistas internacionales a España por el cierre de fronteras (dejando de lado la previsible caída de la demanda) se extenderán hasta octubre.

 

A favor, estas mismas restricciones a viajar eliminarán para la moda al menos uno de sus rivales en el bolsillo de los consumidores: los viajes y el turismo, que en los últimos años han ganado un peso en el presupuesto de las familias que en cambio la moda ha ido perdiendo.