Entorno

Una marcha más

Tribuna: Alejandro Laquidain

12 ene 2015 - 04:37

Parece que existen indicios de que lo peor ya ha pasado y que el ánimo de los empresarios se ha tornado más optimista. O, como mínimo, positivo.

 

A pesar de que no se han producido cambios profundos, en muchos casos comienzan a ser significativos y después de casi cinco trimestres de mejores percepciones, a todos nos gustaría hablar de una tendencia positiva.

 

Quien hizo a tiempo los obligados deberes en cuanto a ajustes y fue valiente apostando por el mercado exterior, comienza a recoger los primeros frutos. Comete un error el que piense que se puede descansar de nuevo en el mercado interno. Eso se acabó, arrasado por la globalización y por nuestra especial y necrosa crisis.

 

Toca definir empresarialmente los rumbos a seguir, en la evolución y en la toma de nuevas posiciones, aprovechando la actual necesidad del suministro en proximidad, la reconocida calidad de nuestros productos industriales y de nuestras prendas de  hogar y moda y, en definitiva, de nuestro alto nivel de servicio.

 

Ya no es osado hablar de nuevo de inversión, aprovechando la mayor facilidad en la financiación,  merecidísima y bien ganada para quien ha sabido sobrevivir al temporal.

 

Como decía, nuestros clientes, sean intermediarios, confeccionistas o consumidores finales, exigen un esmerado servicio y una óptima calidad. Para ello debemos proveernos del mejor utillaje posible, de la mejor formación para nuestros equipos, no perder el tren que las nuevas tecnologías nos ofrecen y estar abiertos al cambio continuo y a las nuevas ideas y situaciones que aparecen constantemente.

 

Sería deseable un mayor fortalecimiento en la interrelación de toda la cadena de valor textil-confección-moda. De la colaboración y el apoyo entre empresas, sindicatos, patronales, universidades y centros de formación, centros tecnológicos y administraciones, sólo podemos esperar resultados positivos. Pero para ello hay que ponerse manos a la obra y ser conscientes de que en la mayoría de los casos es mejor ser cola de león que cabeza de ratón.

 

Decía que parece que se palpan tiempos de mejora. Y creo que es justo reconocer que en gran medida ello se ha logrado gracias a la simbiosis vivida estos años entre las estructuras de base de las empresas (no me gusta hablar de trabajadores, trabajadores somos todos los que estamos en ellas), sus directivos y sus accionistas.

 

Es patente que se está saliendo de la grave situación sufrida debido al empuje de todos en la misma dirección y al mismo e intenso ritmo.

 

Nadie, y cuando digo nadie pienso sin querer en las administraciones en general, nos ha regalado nada. Debemos poner en valor el enorme sacrificio realizado durante este tiempo por todas las personas implicadas en el proceso, sobre todo a las anteriormente mencionadas estructuras de base, así como también la responsabilidad ejercida por los representantes sindicales.

 

De todos, de unos y otros, hay que recordar su esfuerzo y entender que son el engranaje que debe ayudar a insertar, de nuevo, una marcha más.

 

Es obligación de los industriales de la cadena de la moda en su conjunto, engrasar ese mecanismo lo mejor que puedan y deban, para continuar el trayecto comenzado en el difícil camino de la recuperación de nuestro sector.

 

Retos no nos faltan. Y nuestras industrias y empresas han demostrado haber sabido adaptarse y evolucionar dentro de una crítica situación como la vivida y sabrán hacerlo ante los desafíos que nos esperan en el futuro.

 

Debemos enfrentarnos a una dura competencia global. Además de los consabidos rivales asiáticos, no podemos olvidarnos de una renacida y protegida producción norteamericana. Ni tampoco debemos menospreciar a un incipiente productor como el africano (elimino de esta variable toda la competitiva franja sur mediterránea), zona tentadora por los bajísimos costes de producción que parece ofrecer, costes que, por el momento, no compensarán su falta de experiencia.

 

Como contrapartida, el textil-confección español debe seducir con sus mejores armas. Y a ellas debe sumarse la exigencia a las autoridades europeas, utilizando a las patronales continentales, para que defiendan, ayuden y apoyen a nuestro sector dentro de la tan cacareada política de reindustrialización, estrategia que, por el momento, sólo está llevando a cabo la propia industria.

 

 

Alejandro Laquidain es presidente Consejo Intertextil Español (CIE)