Entorno

Un Mundo en Transformación: Reino Unido, incertidumbre ante el abismo ‘post Brexit’

El país abandonará este año el mercado común. Vencida la primera fecha, el destino es incierto y las posibilidades de terminar sin acuerdo, mayores.

Iria P. Gestal

9 abr 2019 - 04:43

Un Mundo en Transformación: Reino Unido, incertidumbre ante el abismo ‘post Brexit’

 

 

El tablero de juego del negocio de la moda ha dado un vuelco. La herencia de una crisis, la inestabilidad, el auge de movimientos populistas, los intentos de dar marcha atrás a la globalización y la amenaza de ralentización de la economía global han hecho fracasar uno a uno casi todos los pronósticos. El mundo está en transformación, y la moda, como actor global, debe adaptarse y transformarse con él. Modaes.es recorrerá, a lo largo de una serie de reportajes, las claves del nuevo orden en los principales mercados para el sector y cómo este puede afectar a uno de los negocios más globalizados del planeta.


 

 

 

El 29 de marzo, el 12 de abril y ahora, quizás, el 30 de junio. Sea cual sea la fecha, el desenlace del Brexit supondrá un punto de inflexión en el contexto europeo. Es el fin de una era para el modelo de la Unión Europea, que nunca en su historia se había despedido de un socio, y una puerta hacia más incertidumbre para un país, Reino Unido, desgastado por la división interna y en el que el debate político y económico se ha ceñido, casi en exclusiva, a las negociaciones sobre la salida.

 

Desde el referéndum, celebrado en junio de 2016, la economía británica ha evolucionado mejor de lo esperado, sostienen los analistas, pero la incertidumbre ante el futuro post Brexit ha lastrado las inversiones y el consumo. En cualquier análisis que se haga hoy sobre el futuro del Reino Unido, el Brexit es el único protagonista: la salida de Reino Unido de la Unión Europea marca su presente y marcará su futuro político y económico.

 

El Producto Interior Bruto (PIB) del país, la segunda mayor economía de la Unión Europea, cerró 2018 con un alza del 1,4%, su peor dato en seis años. En el cuarto trimestre (cuando la fecha de salida estaba todavía fijada para el 29 de marzo), la economía británica creció sólo un 0,2%, frente al 0,6% del trimestre anterior.

 

 

 

 

“La incertidumbre parece estar deslizándose también en la mentalidad del consumidor, cuya confianza se encuentra en el nivel más bajo desde 2013”, señaló James Smith, analista de ING.

 

Además, el poder adquisitivo de los consumidores todavía continúa por debajo de su nivel previo a la crisis, el crecimiento de los salarios se ha estancado y la depreciación de la libra ha impulsado la inflación.

 

Si las negociaciones culminaran sin acuerdo, el PIB del país podría llegar a caer un 9% en quince años, según un informe elaborado a finales del año pasado por el Gobierno británico. Aún con acuerdo, abandonar el mercado común supondría una reducción del PIB de entre el 2% y el 4% en el mismo periodo.

 

El dato coincide con la mayoría de los informes independientes, que anticipan el impacto que la salida de la Unión Europea tendría para el comercio o el empleo, entre otros aspectos. La libra también saldría mal parada, y en la City se habla ya de que podría caer hasta los 1,1 dólares de producirse una salida dura.

 

 

 

 

El comercio intracomunitario representa el 47% de las exportaciones del Reino Unido (Alemania, un 11% y Francia, Holanda e Irlanda, el 6%), mientras que el extracomunitario se concentra en Estados Unidos (15%) y Suiza (5%).

 

Para este año, las previsiones se están viendo, además, lastradas por un contexto de desaceleración generalizada. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) rebajó el mes pasado sus previsiones para todo el continente, y Reino Unido fue uno de los peor parados.

 

En concreto, la organización recortó su proyección de crecimiento para el país en seis décimas, hasta el 0,8%, aunque precisó que, “si Reino Unido y la Unión Europea se separan sin acuerdo, la perspectiva sería mucho más débil”.

 

 

 

 

Negociaciones sin acuerdo

La primera ministra Theresa May ha agotado su capacidad negociadora después de un tour de negociaciones el año pasado por Salzburgo, Bruselas y Londres, en el que España llegó a ocupar un papel relevante por el Peñón de Gibraltar.

 

Después de que su principio de acuerdo con Bruselas fuera rechazado en el Parlamento británico, May terminó dando un paso al lado y ofreciendo su dimisión a cambio de salvar el pacto y evitar el peor de los escenarios posibles, el no deal. Pero tampoco ninguna de las ocho alternativas a su plan logró el mínimo respaldo necesario en el Parlamento.

 

De este modo, se volvió a la primera casilla del tablero, solicitando a Europa una prórroga que finalmente se fijó para el 12 de abril. El reloj corre y al país se le agotan las opciones.

 

 

 

 

La última apuesta de May pasa por entablar negociaciones con su rival Jeremy Corbyn, del Partido Laborista, para desarrollar un plan común que pueda presentar ante Europa en la cumbre extraordinaria del próximo miércoles.

 

Pero, por ahora, tampoco esta vía parece estar yendo a ninguna parte. Corbyn se niega a hablar si no se contempla la opción de incluir la unión aduanera permanente con la Unión Europea, algo que May ha descartado porque limitaría a Reino Unido a la hora de cerrar acuerdos comerciales con terceros.

 

 

 

 

La moda, en vilo

La forma en que culminen las negociaciones del Brexit mantiene en vilo al negocio de la moda, un sector para el que Reino Unido es un actor clave a escala global. Según un análisis realizado por el British Retail Consortium, si el país no llegara finalmente a un acuerdo favorable con la Unión Europea para la salida, las importaciones de moda podrían encarecerse un 7%.

 

También el British Fashion Council (BFC) se ha posicionado al respecto, subrayando que un Brexit sin acuerdo es “un escenario que debería ser evitado a toda costa”.” La incertidumbre y la confusión que crea tiene un impacto negativo en nuestra industria, donde la inversión ya se está viendo impactada”, argumentó la organización a principios de año en un comunicado.

 

Su influencia se extiende también más allá de sus fronteras. Reino Unido es el mayor mercado para la moda en Europa, sede de grupos como Marks&Spencer, Arcadia, Sports Direct, Net-a-Porter o Farfetch, y destino clave para las marcas de moda de todo el continente.

 

Su proximidad cultural e histórica con Estados Unidos le han convertido además en la puerta de entrada al continente de marcas estadounidenses, y algunas de ellas han fijado en Londres su centro de operaciones para toda la Unión Europea.

 

Según Statista, el gasto en moda ascenderá este año a 68.517 millones de euros. Con el impacto del Brexit, sumado a la evolución anémica del sector en todos los mercados maduros, se prevé que las ventas avancen sólo un 1,8% al año hasta 2023.

En paralelo, el país está viviendo su particular Apocalipsis Retail: los gigantes de los grandes almacenes, de Marks&Spencer a Debenhams, están en reestructuración, en sus principales ejes prime, como Regent Street, más del 50% de los locales están en el mercado buscando un mejor postor.