Entorno

Un Mundo en Transformación: Europa define su futuro entre la amenaza de la crisis y el populismo

El continente se enfrenta este año a tres pruebas de fuego: elecciones al Parlamento Europeo, Brexit (por ahora sin acuerdo) y desaceleración. 

I. P. Gestal

12 mar 2019 - 04:51

 Un Mundo en Transformación: Europa define su futuro entre la amenaza de la crisis y el populismo

 

 

El tablero de juego del negocio de la moda ha dado un vuelco. La herencia de una crisis, la inestabilidad, el auge de movimientos populistas, los intentos de dar marcha atrás a la globalización y la amenaza de ralentización de la economía global han hecho fracasar uno a uno casi todos los pronósticos. El mundo está en transformación, y la moda, como actor global, debe adaptarse y transformarse con él. Modaes.es recorrerá, a lo largo de una serie de reportajes, las claves del nuevo orden en los principales mercados para el sector y cómo este puede afectar a uno de los negocios más globalizados del planeta.


 

 

 

Europa se encuentra en un punto de inflexión. Con la Unión Europea con el modelo en cuestión, los movimientos nacionalistas y xenófobos avanzando posiciones y la sombra de la recesión planeando sobre el continente, este será un año clave para determinar si, como decía Jean Monnet, Europa se forjará en las crisis.

 

El continente lleva ya años presionado por economistas que alertan de que, con el epicentro del mundo trasladándose hacia Asia, Europa está en riesgo de caer en la irrelevancia en el nuevo orden mundial. Por el momento, el mercado comunitario continúa teniendo un papel estratégico en el mundo si bien, de puertas para dentro, se enfrenta a grandes desafíos.  

 

El mayor de ellos es cómo gestionar la salida de un socio que, por primera vez, quiere abandonar el club de los 28. Si no hay más cambios, Reino Unido abandonará la Unión Europea el próximo 29 de marzo.

 

 

 

 

A poco más de dos semanas del desenlace, todavía no hay acuerdo ratificado por el Parlamento que permita un Brexit blando y gradual, por lo que la incertidumbre respecto a la salida es todavía enorme. En primera votación, el plan acordado por Theresa May con Bruselas fue rechazado de forma aplastante por el Parlamento, y la premier lleva desde entonces posponiendo la votación.

 

¿El mayor punto de desencuentro? El backstop, la llamada salvaguarda irlandesa, con la que se pretende evitar el regreso a una frontera dura en Irlanda del Norte. Para no tener que instaurar de los controles que serían pertinentes en ese caso, Bruselas propuso a finales del año pasado la creación de esta red de seguridad.

 

La otra gran prueba de fuego para el continente son las elecciones al Parlamento Europeo, que se celebrarán entre el 23 y el 26 de mayo. Serán las primeras sin Reino Unido (sus parlamentarios se han repartido entre el resto de países) y las primeras después de que una oleada de movimientos populistas comenzara a conquistar Europa.

 

 

 

 

Los comicios se convertirán pues en una prueba de fuego para medir el alcance de este tipo de formaciones a escala continental. La presencia de movimientos populistas en los parlamentos de la Unión Europea se ha acelerado en los últimos años, conquistando países como Hungría, con Viktor Orbán al frente, Polonia, donde la ultraderecha gobierna en solitario, o Italia, donde dirige el país una coalición formada por populistas de izquierdas (Movimiento 5 Estrellas) y de derechas (la Liga Norte), con el xenófobo Matteo Salvini como cara visible.

 

Este tipo de movimientos también han escalado posiciones en Francia, con el Frente Nacional de Marine Le Pen, o Alemania, donde la ultraderecha volvió a entrar en el Parlamento alemán en 2017.

 

 

¿Ante una crisis?

Este año será también clave para la economía europea. Con Italia en recesión desde el año pasado, en los últimos meses se ha producido una oleada de rebajas en las previsiones de crecimiento para la eurozona. Organismos como la Ocde o la Comisión Europea achacaron la revisión de las proyecciones a la incertidumbre política, previsiones de inversión y la inminente salida de Reino Unido de la Unión Europea.

 

La Ocde prevé que la eurozona crezca un 1% este año, frente al 1,8% estimado inicialmente. Alemania e Italia registraron los mayores desvíos en las estimaciones. Para la primera potencia europea, el organismo rebajó en más de la mitad su proyección, pasando del 1,6% estimado anteriormente al 0,7%. La dependencia de la economía alemana de las exportaciones en un contexto de aumento del proteccionismo y menor demanda global han sido las causas del descuento.

 

Para Italia, por su parte, la proyección pasó de un crecimiento del 0,8% a una contracción del 0,2%, después de que el país entrara en recesión en el último trimestre de 2018. Para Reino Unido, los pronósticos se basaron en un Brexit blando, anticipando un ascenso del 0,8%.

 

 

 

 

La inmigración, motor del crecimiento

Desde el punto de vista demográfico, Europa se enfrenta a problemas similares que otros mercados maduros: envejecimiento y caída de la natalidad. En 2017, la población natural de la Unión Europea (excluyendo movimientos migratorios) cayó por primera vez desde que comenzó la serie en 1961.

 

La región logró concluir el año con un incremento de su población de 1,2, millones de habitantes gracias a la inmigración, hasta sumar 512,7 millones de personas. En concreto, la inmigración neta y los ajustes estadísticos representaron un crecimiento de 1,3 millones de habitantes. Sólo Alemania, Francia, Reino Unido e Italia concentran el 53,9% de la población, según datos de la agencia estadística europea Eurostat.

 

 

 

 

La caída de la natalidad y la extensión de la esperanza de vida ha provocado un envejecimiento progresivo del continente. Se prevé que el ratio de dependencia (calculado en base a la relación entre personas de más de 65 años y las que tienen entre 15 y 64 años) alcance el 51,2% en 2070, frente al 29,6% actual, lo que representará que, por cada mayor, habrá sólo dos personas en edad de trabajar, según la Comisión Europea.

 

Actualmente, el 15,6% de la población de la Unión Europea tiene menos de catorce años, un 64,9% está en edad laboral y un 19,4% tienen 65 años o más. Italia, Grecia y Alemania tienen la población más envejecida, con más del 20% de la población con más de 65 años.

 

 

 

 

Estancado pero sin Apocalipsis Retail

Europa se mantiene como uno de los mayores mercados para la moda en el mundo. En 2018, las ventas de ropa y calzado alcanzaron 325.665 millones de euros en la región, según datos recogidos por Statista, y se estima que se incrementen hasta 334.560 millones de euros este año y 344.700 millones de euros el siguiente.

 

Igual que otros mercados maduros, como Estados Unidos, el consumo minorista de moda está desacelerando en Europa, salvado sólo por los crecimientos a doble dígito de algunos países del este, como Rumanía.

 

 

 

 

Aunque se han producido cierres y varios de los gigantes de la distribución están inmersos en un plan de transformación, Europa ha esquivado fenómenos como el Apocalipsis Retail, al tener una densidad comercial mucho menor a la estadounidense, de 1 metro cuadrado por habitante.

 

La excepción es Reino Unido, donde la subida de las rentas de los locales, la reforma laboral, la caída del consumo y la incertidumbre ante el Brexit han ahogado en los últimos años a retailers como Marks&Spencer o House of Fraser, rescatada in extremis por Mike Ashley, propietario de Sports Direct.