Entorno

Un Mundo en Transformación: Alemania abre el último acto de Merkel bajo la sombra de la desaceleración

La mayor potencia europea cerró 2018 con su menor crecimiento en cinco años, y ha sido el país para el que la Ocde ha rebajado más sus previsiones para el próximo bienio.

Iria P. Gestal

26 mar 2019 - 04:45

Un Mundo en Transformación: Alemania abre el último acto de Merkel bajo la amenaza de la desaceleración

 

 

El tablero de juego del negocio de la moda ha dado un vuelco. La herencia de una crisis, la inestabilidad, el auge de movimientos populistas, los intentos de dar marcha atrás a la globalización y la amenaza de ralentización de la economía global han hecho fracasar uno a uno casi todos los pronósticos. El mundo está en transformación, y la moda, como actor global, debe adaptarse y transformarse con él. Modaes.es recorrerá, a lo largo de una serie de reportajes, las claves del nuevo orden en los principales mercados para el sector y cómo este puede afectar a uno de los negocios más globalizados del planeta.


 

 

 

El motor de Europa baja una marcha. Las grietas comienzan a abrirse en la sólida y fuerte economía alemana, mientras Angela Merkel, la canciller del país y líder clave en el proyecto europeo, afronta su último acto. El país es, a la vez, causa y efecto en la desaceleración de la eurozona: por un lado, su dependencia de las exportaciones le hace más vulnerable al freno del comercio mundial; por otro, su debilidad lastra a todo el continente.

 

Tras crecer a una media del 2,1% anual entre 2014 y 2017, el Producto Interior Bruto (PIB) alemán avanzó sólo un 1,5%, su menor subida en cinco años. La ralentización estuvo motivada por un menor crecimiento de las exportaciones (que copan el 47% del PIB del país), y el impacto que tuvo en la industria del motor la nueva regulación sobre emisiones contaminantes.

 

“Con el enfriamiento del crecimiento económico global y del comercio exterior, es poco probable que el crecimiento de las exportaciones vuelva a recuperar pronto el dinamismo que mantuvo entre 2014 y 2017”, subraya la Comisión Europea en su último informe de perspectivas sobre el país.

 

 

 

 

Esto, adelanta el organismo, podría contener también la inversión empresarial, y de hecho “algunos indicadores ya apuntan a un continuado deterioro en el sentimiento empresarial en el sector manufacturero, con caída de la entrada de pedidos y peores perspectivas de comercio exterior”, subraya la Ocde.

 

En cambio, la inversión y el consumo privado sí se mantienen al alza y las perspectivas son buenas, aupadas por una tasa de paro en mínimos históricos (cayó hasta el 3,2% en enero) y por el aumento de los salarios.

 

En este contexto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) revisó el pasado marzo sus previsiones de crecimiento para el próximo bienio, y Alemania fue uno de los países más afectados por el recorte. Para 2019, la Ocde anticipa un crecimiento del 0,7%, casi un punto menos que las previsiones de noviembre, y para 2020 prevé un avance del 1,1%.

 

Se trató de la mayor rebaja junto con la de Italia, que entró en recesión a finales del año pasado, debido a la dependencia del país con el comercio exterior, menor a la de otras potencias como Francia.

 

 

 

 

Último ‘round’ para Angela Merkel

Alemania se enfrenta a al desaceleración económica en un momento clave también en su esfera política. Angela Merkel se enfrenta a su cuarto mandato apoyada por la gran coalición entre el Partido Socialdemócrata (SPD), la Unión Social Cristiana (CSU) y la Unión Cristiano Demócrata (CDU).

 

Todas las miradas estarán puestas en el relevo de la canciller, que a finales del año pasado comunicó que no se presentará a la reelección una vez termine la actual legislatura en 2021. La salida de Merkel no es relevante sólo para su país, sino también para el conjunto de Europa, en el que ella ha ejercicio un papel clave.

 

Su reemplazo será estratégico en un momento en que el modelo europeo está en crisis, con la inminente salida de Reino Unido de la Unión Europea, la crisis de los refugiados, la amenaza de recesión y la irrupción de la extrema derecha y los movimientos populistas en todo el continente.

 

En paralelo, el papel de Alemania en el mundo está también en un punto de inflexión. La premisa del país desde la reunificación ha sido la de mantener una doble alianza en occidente: por un lado, con Estados Unidos en la Otan, por otro, con Francia dentro de la Unión Europea.

 

Pero la elección de Donald Trump supuso un varapalo para este proyecto (son varios los frentes en los que ambas potencias han adoptado medidas encontradas), y varias voces en el país se han posicionado a favor de buscar aliados en otros lugares. Pero el movimiento no es simple. Como dijo Henry Kissinger, ex secretario de Estado de Estados Unidos y de origen alemán: “Alemania es demasiado grande para Europa y demasiado pequeña para el mundo”.

 

 

 

 

La moda, en descenso

Aunque el consumo privado es robusto, los salarios crecen y el paro cae, el gasto en moda está creciendo en Alemania a ritmos cada vez menores, igual que en muchos otros mercados maduros.

 

En 2018, las ventas del sector ascendieron a 19.372 millones de dólares en el país, y se prevé que avancen a un ritmo anual del 6,8% hasta 2023, según Statista. Alemania es, como la mayoría de países europeos, un mercado envejecido: el 26% de los consumidores alemanes de moda tiene entre 45 años y 54 años, y otro 17,4% tiene entre 55 años y 64 años.

 

Durante el año pasado, las ventas minoristas del sector (excluyendo ecommerce) cerraron ocho meses en descenso, con excepciones como abril, cuando se dispararon un 11,9% en parte por el efecto calendario. En el arranque de este ejercicio se ha mantenido la tendencia, con una caída del 0,1%.