Entorno

Tendencias en aprovisionamiento: compra de producto terminado para minimizar riesgos

S. Riera

10 dic 2012 - 04:45

Con un consumidor cada vez más informado, las empresas de moda se ven en la obligación de garantizar un proceso industrial limpio, ético y sostenible. Los grupos de moda, con el objetivo de minimizar riesgos en el aprovisionamiento, optan por comprar prendas, complementos y accesorios ya terminados, y transferir así el riesgo al proveedor, según concluye un informe sobre estrategias en la industria de la moda, que ha elaborado la feria de aprovisionamiento Texprocess, que se celebrará en junio de 2013 en Frankfurt.

 

El documento subraya que, a la hora de aprovisionarse, las compañías de moda no sólo tienen en cuenta el precio y la rapidez, sino que cada vez exigen más garantías de ética y sostenibilidad en los diferentes procesos de la cadena de valor, sobre todo en cuestiones como el respeto a unas condiciones laborales dignas.

 

El control exhaustivo de todos los eslabones de la cadena productiva es caro y difícil. Existen organizaciones especializadas con estándares homologados que controlan toda la trazabilidad, desde la materia prima hasta la confección. Las empresas de moda trabajan con ellas a la par que cuentan con personal propio responsable de controlar la calidad en los centros de producción. La gestión de toda esta estructura acaba repercutiendo en el precio final de las colecciones.

 

El informe subraya que los controles son más fáciles cuando el proveedor se encarga de todo el proceso productivo o cuando la misma empresa de moda invierte en estructura industrial a través de joint ventures con compañías locales en países productivos.

 

Por otro lado, el documento constata que trabajar con los países del sudeste asiático se hace imprescindible para hacer frente al consumo de moda europeo. El informe de Texprocess señala que, a pesar de haber aumentado la capacidad productiva de la industria textil en la Europa del Este y la cuenca mediterránea, el aprovisionamiento en Asia sigue siendo indispensable.

 

La industria textil en China, a pesar de sufrir una pérdida de competitividad por el incremento de los costes laborales, sigue siendo la más potente del planeta. Aún así, parte de la producción china se ha desplazado a países vecinos, como Bangladesh, India, Vietnam e Indonesia. Otra parte se ha movido a países de América Central, como la República Dominicana o Jamaica.

 

En regiones con niveles mínimos de industrialización, la confección entra como un sector estratégico para las economías de país, ya que la inversión que implica es poca y la formación de los trabajadores es rápida. A medida que esta industria confeccionista va ganando cuerpo, a su alrededor empiezan a operar compañías que completan la cadena de valor, como tejedores, acabadores, fabricantes de botones u otras fornituras. Esta estructura provoca que en un país donde sólo se iba a confeccionar, llegue a controlar toda la producción industrial, logrando un mayor atractivo para las empresas de moda.

 

En este sentido, los responsables de compras no sólo tienen en cuenta los costes laborales, sino también cuestiones como una industria compacta, en que los diferentes procesos productivos estén lo más cerca posible para evitar envíos de materia prima de un punto a otro del planeta. En Europa, la industria ha logrado ganar flexibilidad en la gestión con la especialización de países productivos en ciertas fases. Es el caso de Turquía, como región tejedora, y Marruecos, como confeccionista.

 

Otras cuestiones que se tienen cada vez más en cuenta en el aprovisionamiento son las comunicaciones y las estructuras logísticas que existen en los países de origen, así como los acuerdos comerciales que se establecen con la Unión Europea.