Entorno

Sourcing Keys (XIV): Camboya, la ‘nueva China’ del textil

Camboya es desde 2011 uno de los nuevos enclaves de la producción de prendas de vestir para marcas y grupos de distribución. También es uno de los países en los que más se ha avanzado en cuestiones sociales.

Modaes

28 ago 2017 - 04:53

El aprovisionamiento se ha convertido en uno de los pilares estratégicos para el negocio de la moda. Saber dónde, cómo y cuándo producir son cuestiones decisivas para el devenir de las empresas del sector. Modaes.es aborda las claves en las políticas de compras de las compañías y pone el acento en definir los principales hubs del sourcing y en los núcleos productivos de las materias primas. Bajo el título de Sourcing Keys, se irá trazando durante varias semanas una radiografía exhaustiva de los principales ejes geográficos en los que se concentran los distintos procesos manufactureros de la cadena de valor de la moda.

 

 

 

Camboya se ha colado en los últimos años en los mapas globales del aprovisionamiento de la moda. El país, situado en el sudeste asiático, fue uno de los territorios que absorbió la producción low cost que fue saliendo de China a medida que ésta fue encareciendo sus costes laborales. Más allá de unos salarios bajos, el principal atractivo de la industria camboyana es su inclusión en el sistema generalizado de preferencias (GSP, en sus siglas en inglés), que le da libre acceso al mercado europeo, además de mantener un trato favorable en las aduanas estadounidenses y japonesas.

 

A finales de 2015, la industria camboyana de la confección contaba con 1.100 empresas y más de 1.400 fábricas. La mayoría de estas compañías son de capital extranjero, propiedad de grupos de China, Hong Kong, Taiwán o Corea del Sur, y están concentradas en dos áreas industriales, la de la capital, Phnom Pehn y en Sihanoukville. Y de la misma manera que ocurre en muchos de los hubs productivos, la materia prima es importada de otros países, como China, Japón o Corea del Sur.

 

La confección de prendas de vestir se ha convertido en tan solo seis años en un sector económico estratégico para el país. Se calcula que su peso en el Producto Interior Bruto (PIB) del territorio (20.020 millones de dólares en 2016) se sitúa por encima del 16%.

 

 

El año pasado, la industria camboyana del textil y el calzado elevó sus exportaciones un 7,2% respecto a 2015, hasta 7.300 millones de dólares. En el último año, el sector ha acentuado la diversificación de mercados. En este sentido, Estados Unidos y la Unión Europea, sus principales clientes, recibieron en 2016 el 65% de las ventas exteriores, mientras que un año atrás, su peso era del 72%. El avance de otros mercados, como Japón y Canadá, ha restado protagonismo a sus mayores destinos.

 

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) aseguró el pasado junio que en 2016 la industria textil del país había recortado un 2,9% los puestos de trabajo. Se calcula que las industrias de la confección y el calzado emplean a más de 600.000 personas. Este recorte ha coincidido con una nueva subida del salario mínimo en el país que han pasado de 61 dólares al mes en 2013 a 140 dólares mensuales en 2016. La OIT denuncia también que una parte de la producción y el empleo del sector en Camboya continúa derivándose a terceros talleres sobre los que no hay control y, en muchos casos, se utilizan para esquivar regulaciones, como la normativa laboral o el salario mínimo.

 

El país es uno de los territorios en el sudeste asiático que más ha avanzado en cuestiones sociales, aunque forzado por fuertes tensiones en la calle. En 2013, cuando el Gobierno camboyano accedió por primera vez a aumentar el salario. No obstante, el incremento estuvo por debajo de las expectativas y generó una oleada de protestas y disturbios por parte de los trabajadores, que llevaron a la intervención del ejército. Las manifestaciones provocaron la muerte de un hombre.

 

 

Después de aquellos sucesos, los grandes grupos de distribución de moda tomaron cartas en el asunto y empezaron a presionar al Gobierno para continuar elevando el salario mínimo. InditexH&MPrimarkEspritC&AAsos o Next son algunos de los quince grandes grupos de moda que participan en la plataforma ACT (siglas de acción, colaboración y transformación), en la que también están representados industriales de Camboya y representantes de los sindicatos, y que tiene como fin alcanzar una negociación colectiva sectorial.

 

No obstante, las mejoras salariales y su presión sobre los costes productivos han restado competitividad a la industria camboyana de la confección respecto a otros países como Bangladesh, Vietnam o Myanmar, con sueldos más bajos. No obstante, las importaciones europeas de prendas de vestir de Camboya crecieron un 15,6% en 2016, hasta 3.138,8 millones de euros, siendo ya el sexto mayor proveedor de la región en este sector por delante de otros hubs productivos, como Vietnam, Marruecos, Pakistán o Túnez.

 

En el caso concreto de España, Camboya se ha colado entre los diez principales proveedores de ropa del país en menos de una década. En la actualidad, es el octavo país proveedor de este tipo de artículos del mercado español. El año pasado, las compras a la industria camboyana de la confección ascendieron a 491,8 millones de euros, un 40,5% más que en 2015. En cinco años, España ha multiplicado por cuatro sus importaciones de prendas de vestir de este país asiático.