Entorno

Sourcing keys (XIII): China, la fábrica del mundo

Pese al alza salarial y su giro estratégico hacia industrias de mayor valor añadido, el gigante asiático continúa siendo el mayor productor mundial de textil, confección y calzado.

S. Riera

21 ago 2017 - 04:54

El aprovisionamiento se ha convertido en uno de los pilares estratégicos para el negocio de la moda. Saber dónde, cómo y cuándo producir son cuestiones decisivas para el devenir de las empresas del sector. Modaes.es aborda las claves en las políticas de compras de las compañías y pone el acento en definir los principales hubs del sourcing y en los núcleos productivos de las materias primas. Bajo el título de Sourcing Keys, se irá trazando durante varias semanas una radiografía exhaustiva de los principales ejes geográficos en los que se concentran los distintos procesos manufactureros de la cadena de valor de la moda.

 


 

China es desde finales de la década de los noventa la gran fábrica del mundo de artículos textiles, de prendas de vestir y de calzado. Durante varios años, el gigante asiático fue el destino de la deslocalización industrial de Occidente, sobre todo de procesos de mano de obra intensiva, como la confección. Hoy, la economía china está volcada en el consumo interno y en la industria de mayor valor añadido, pero aun así, el país continúa siendo el mayor productor del mundo de moda.

 

La irrupción de China y de los bajos costes productivos en las estrategias de aprovisionamiento de marcas y grupos de distribución contribuyó a cambiar el propio sistema de la moda. El punto de inflexión fue 2001 con la entrada del país en la Organización Mundial del Comercio, a las puertas del fin del Acuerdo Multifibras, que supuso el cese de las cuotas al comercio internacional de artículos textiles.

 

No obstante, antes de concluir la primera década del siglo, el escenario ya había cambiado por completo. El encarecimiento de los costes productivos, la crisis financiera global, la caída de consumo en Occidente y el auge de una nueva clase media en el país hicieron virar la estrategia económica del Gobierno de Pekín. Ante este nuevo contexto, la producción low cost empezó a salir de China en busca de enclaves más económicos y el fast fashion comenzó a precisar de fabricación más próxima a los mercados de consumo.

 

 

China comenzó entonces a ganar atractivo como mercado de consumo más que como fábrica barata. En 2015, las exportaciones de la industria intensiva en mano de obra, como el textil, la confección, el calzado o el mobiliario representaban el 16% del total del sector manufacturero del país. Estas estaban liderados ya entonces por la fabricación de productos mecánicos y eléctricos, y la tecnología.

 

De hecho, fue en 2015 cuando el gigante asiático rompió el ritmo ascendente de sus exportaciones textiles que, por primera vez en décadas, anotó descensos. Las ventas exteriores de textil y confección de China en 2015 se encogieron un 5%; en 2016, acentuaron su caída y se contrajeron un 7,6%. A pesar del decrecimiento, en términos absolutos, el liderazgo de la industria china del sector es incontestable, con exportaciones que siguen superando los 2,35 billones de yuanes (cerca de 300.000 millones de euros). Sólo en prendas de vestir, China genera más del 40% de las exportaciones mundiales.

 

La depreciación del yuan ha compensado en parte el ascenso de los costes, pero el elevado precio del algodón los últimos años ha contrarrestado parte de su efecto. No obstante, la industria china del textil y la confección ha empezado a invertir en tecnología, rapidez, series más cortas, mayor personalización, en mejorar la gestión interna, y en volcarse hacia el mercado interno. Estados Unidos es el principal cliente de la industria china del textil, seguido por Japón, Vietnam, Hong Kong y Reino Unido. Completan el top ten de los principales destinos del sector chino Reino Unido, Alemania, Corea del Sur, Emiratos Árabes Unidos y Rusia.

 

 

China es el principal proveedor europeo de textiles, confección y calzado. En 2016, la Unión Europea importó textiles de China por 9.898,3 millones de euros, un 1,6% más que en el año anterior. Pese a su pérdida de competitividad, las compras europeas a la industria china del textil han continuado al alza y han crecido un 25% desde 2011. En la actualidad, las importaciones del gigante asiático en textil representan el 16% del total.

 

En prendas de vestir, la Unión Europea redujo en 2016 sus compras a China un 7,2%. En los últimos cinco años, las importaciones europeas de confección china han ido a la baja, anotando una caída del 8,1%. Sin embargo, su liderazgo entre los proveedores europeos del textil es aplastante. El 18% de las prendas que importa la región procede de China. El segundo proveedor, Bangladesh, aporta el 9%.

 

Por último, en calzado, China copa el 20% de las importaciones europeas. La Unión Europea compró en 2016 calzado al gigante asiático por valor de 14.972,8 millones de euros. El año pasado, fue el primero desde que se tiene registro que la región disminuyó sus compras a su principal proveedor exterior de calzado, con un retroceso del 5%.