Entorno

Sin tregua en el Sudeste Asiático: el Covid-19 echa más leña a una ‘supply chain’ rota

La escalada de la variante Delta obliga a paralizar las fábricas en Vietnam e Indonesia y los retailers buscan a toda velocidad nuevos hubs para llegar a tiempo para el trimestre más importante para el sector.

I. P. G.

27 sep 2021 - 04:57

Sin tregua en el Sudeste Asiático: el Covid-19 echa más leña a una ‘supply chain’ rota

 

 

Mover la producción de un lado a otro del globo se ha convertido ya en un hábito para la industria de la moda en el último año. Primero, con el estallido del Covid-19, de China a otros hubs como Bangladesh; después, de Asia a Europa para ganar velocidad, y ahora, de Vietnam a otros polos cercanos ante las estrictas medidas del Gobierno local.

 

Las fábricas en Vietnam llevan ya diez semanas cerradas por orden del Gobierno para tratar de frenar el avance de la variante Delta. Antes, cerraron también las de Indonesia, aunque ya han reabierto.

 

Vietnam es un polo clave para el aprovisionamiento de moda, en especial para los fabricantes de sneakers, y su cierre ha motivado que incluso gigantes como Nike rebajen sus perspectivas de crecimiento.

 

Mientras, el resto de opciones tampoco dan muchas garantías (aunque los gobiernos han sido menos estrictos, permitiendo a las fábricas seguir abiertas incluso durante confinamientos nacionales), pero el tiempo apremia: por delante está el trimestre más importante para el sector, con el Black Friday y la campaña de Navidad.

 

 

 

 

Este año, los próximos tres meses son, si cabe, más importantes que nunca porque será el primer trimestre en el que no se esperan ya más cierres en Occidente, y las marcas no pueden permitirse roturas de stock. Pero, ¿cuál es la situación en los hubs del sourcing?

 

En Bangladesh y Sri Lanka, los trabajadores están reclamando mayor protección ante el avance de la variante Delta. En Bangladesh, sólo el 45% de los empleados reciben mascarillas cuando trabajan y el 47% aseguran que su empresa no ha tomado más medidas para prevenir contagios, según una encuesta realizada por South Asian Network on Economic Modeling (Sanem) y Microfinance Opportunities (MFO).

 

Además, la Asociación de Productores y Exportadores de la Confección (Bgmea, en sus siglas en inglés) ha reclamado al Banco de Bangladesh que extienda su apoyo al sector para combatir el efecto de la pandemia, manteniendo las líneas de crédito y refinanciando la deuda.

 

En julio y agosto, las exportaciones de prendas del país se redujeron un ligero 1,27%, hasta 5.640 millones de dólares, según los datos provisionales. En el año fiscal terminado el 30 de junio de 2021, las ventas al extranjero se incrementaron un 12,5% respecto al ejercicio anterior, aunque se situaron por debajo de niveles pre-Covid.

 

 

 

 

En Myanmar, tampoco hay un dictado gubernamental que haya forzado el cierre de fábricas, aunque algunas lo han hecho motu proprio. Es el caso de Myanmar Unique Garment Factory, una compañía con más de 800 trabajadores que decidió suspender temporalmente su actividad por “la pandemia del Covid-19 y la actual situación política” en el país, controlado por los militares tras el golpe de estado de febrero.

 

En Camboya, el debate está centrado en el aumento salarial. Las empresas proponen reducir el salario mínimo en 8,6 dólares al mes debido al impacto del Covid-19, mientras los sindicatos piden aumentarlo en más de 22 dólares.

 

Las posiciones están tan alejadas que finalmente se someterá a una votación el próximo martes en la que participarán representantes de las empresas, del Gobierno y de los sindicatos.

 

La patronal argumenta su propuesta por la reducción de la producción en 2020, que se situó un 10% por debajo de la de 2019, y por el incremento de gastos en medidas de protección. Los sindicatos, por su parte, subrayan que “los trabajadores han sufrido más los impactos de la pandemia” y que si el Gobierno no aumenta el salario “acrecentará todavía más las dificultades de los empleados”.

 

Mientras, India parece ser uno de los hubs que más están capitalizando el reajuste del mapa productivo. Entre enero y julio, las exportaciones de ropa a Estados Unidos se catapultaron un 55%, por encima del aumento del 18% de Vietnam, del 29% de Bangladesh, del 28% de China y del 31% de México.

 

 

 

 

En el caso de España, en cambio, Vietnam ha adelantado a India como el sexto mayor proveedor de ropa y calzado de España en los siete primeros meses del año, antes de la paralización de las fábricas en el país.

 

Turquía fue el territorio que más incrementó sus exportaciones a España, con un aumento del 37,2%, consolidándose como el tercer mayor proveedor del país. El otro hub que más aumentó sus exportaciones fue otro territorio en proximidad, Marruecos, con un aumento del 33,2%. En cambio, China e India redujeron sus ventas de ropa y calzado a España un 8,7% y un 1,2%, respectivamente, entre enero y julio.

 

España es el segundo mayor cliente para la industria turca de la confección. En total, el país disparó sus exportaciones un 27% entre enero y julio, hasta 11.100 millones de dólares, con Alemania, España y Reino Unido como principales destinos. El objetivo es que las exportaciones alcancen 20.000 millones de dólares a final del año, según la Asociación de Exportadores de la Confección del Egeo.

 

En el caso de Marruecos, las exportaciones a Europa, su principal mercado, se incrementaron un 23% en la primera mitad del año. Coincidiendo con el anuncio de estos datos, el Gobierno del país subrayó el impacto positivo que ha tenido el plan de Aceleración Industrial del país, puesto en marcha en 2014 y que ha creado 116.500 puestos de trabajo desde entonces. Sólo en 2020, la industria textil de Marruecos sumó 10.684 nuevos puestos de trabajo, según fuentes gubernamentales.