Entorno

Si el comercio mundial cae, ¿qué pasará con la moda?

El Indicador de Perspectivas Comerciales de la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha registrado en febrero su nivel más bajo desde marzo de 2010.

Iria P. Gestal

25 feb 2019 - 04:49

Si el comercio mundial cae, ¿qué pasará con la moda?

 

 

El comercio global se ralentiza y la moda contiene la respiración. En plena guerra comercial entre las dos mayores potencias del planeta y con pulsiones proteccionistas de Europa a Latinoamérica, las perspectivas para el comercio mundial se enfrían. La moda, uno de los sectores más globalizados del planeta y que depende del comercio internacional desde el aprovisionamiento hasta la distribución, es también uno de los que más tiene en juego. ¿Si el comercio cae, qué le depara al sector?

 

El Indicador de Perspectivas Comerciales de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se ha situado en febrero en su nivel más bajo en nueve años, desde marzo de 2010. Seis de los siete componentes del indicador retrocedieron en febrero: sólo se mantuvo por encima de la tendencia el volumen de mercancías. 

 

En septiembre, la OMC ya rebajó su previsión de crecimiento para el comercio mundial hasta el 3,7% para 2019, frente al 3,9% previsto en 2018, con motivo de la escalada de tensiones comerciales.

 

 

 


“Esta pérdida sostenida de impulso pone de relieve la urgencia de reducir las tensiones comerciales, que junto a los continuos riesgos políticos y la volatilidad financiera podrían presagiar una recesión económica más amplia”, subrayó el organismo.

 

En este escenario, la moda es uno de los sectores que más tiene que perder. El textil y la confección representan el 4% del comercio global y su mayor proveedor (China) y cliente (Estados Unidos) son precisamente los protagonistas de la batalla comercial.

 

 

 

 

 

Históricamente, cada vez que el comercio global ha retrocedido, también lo han hecho las exportaciones de moda. De hecho, incluso cuando el comercio apenas se ha estancado, el impacto en el de textil y confección ha sido negativo.

 

Según los últimos datos disponibles, correspondientes a 2017, las exportaciones de textil se impulsaron un 5,4%, mientras que las de ropa avanzaron un 5,1%. El comercio global, por su parte, duplicó ese ritmo, con un avance del 10,4%. Se trató de la primera vez desde 2012 que la evolución total mejoró a la registrada por las mercancías de moda.

 

En los últimos treinta años, las exportaciones globales han cerrado cinco ejercicios en descenso. La primera, en 1998, apenas tuvo impacto en el comercio de moda: mientras las exportaciones totales cayeron un 1,6%, las de ropa avanzaron un 4,7%.

 

 

 

 

 

Entonces, el sector no estaba tan globalizado como hoy: China entró en la OMC en 2001 y el acuerdo Multifibras venció en 2005. De hecho, las exportaciones de ropa ascendían entonces a 185.963 millones de dólares, frente a los 471.594 millones de 2017.

 

Las otras cuatro veces que retrocedió el comercio global sí se reprodujo el patrón: en 2001, el conjunto de las exportaciones cayeron un 4%, y las de moda un 1,7%; en 2009, el global cayó un 22,3% y las de moda un 12,8% y, en 2015, las primeras retrocedieron un 12,9% y las de ropa, un 5,7%.  La última vez que ocurrió fue en 2016, cuando el comercio global cayó un 3% y las exportaciones de ropa descendieron un 1,6%.

 

 

La guerra comercial se juega en la moda

La moda está, además, más expuesta que otros sectores a la guerra comercial, porque sus dos actores principales, China y Estados Unidos, son además socios estratégicos para el sector.

 

China, el mayor exportador de ropa del mundo, encadena ya tres años sin aumentar sus ventas al exterior, con caídas del 6% en 2015 y del 9% en 2016, mientras que 2017 lo cerró en plano. El gigante asiático pasó de copar un 18,2% de las ventas de moda la exterior en 2000 a representar el 35% en 2017.

 

Hoy, la fábrica de ropa del mundo es uno de los protagonistas de la guerra comercial, en la que tiene más que perder que su rival, Estados Unidos. Los presidentes de ambos países se encuentran actualmente en negociaciones tras firmar en diciembre una tregua de noventa días.

 

 

 

 

 

 

Estados Unidos es, por su parte, el mayor cliente mundial de ropa, sólo por detrás de la Unión Europea. La primera potencia mundial copa el 18,2% de las importaciones globales del sector, tras incrementarlas un 3% el año pasado.

 

La Unión Europea, donde también están surgiendo pulsiones proteccionistas, es otro gran actor global en el comercio de moda. El mercado comunitario representa el 28,6% de las exportaciones globales del sector y el 20,3% de las importaciones, y ambas se han mantenido al alza en los últimos dos años.