Entorno

Qué dice (y qué no) el nuevo plan de China

Invertir más en tecnología, más medidas sociales o promover el consumo interno son algunos de los ejes de la nueva hoja de ruta del gigante asiático, que revela las carencias de China.

Christian De Angelis

22 abr 2021 - 04:48

Qué dice (y qué no) el nuevo plan de China

 

 

 

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Los jugadores de Risk (al menos los buenos) saben que China tiene un escaso interés en el juego de la conquista del mundo. Se sitúa en el continente más grande y difícil de defender y, a diferencia de la vecina Siam o de Kamchatka, su posición geográfica no tiene gran valor estratégico. El mundo real es muy diferente.

 

Con 1.393 millones de habitantes y un Producto Interior Bruto (PIB) a paridad de poder de compra de 22,5 billones de dólares, China es actualmente la mayor economía del planeta y su poder geopolítico sólo puede medirse hoy con el del otrora hegemónico Estados Unidos. Por ello, la aprobación del Plan Quinquenal que marca las directrices políticas y económicas de China es un hecho de interés económico global, con impacto por supuesto en el sector de la moda.

 

La principal novedad del decimocuarto Plan de Desarrollo Quinquenal, aprobado en marzo por la Asamblea Nacional Popular y con vigencia para el periodo 2021-2025, es casualmente lo que omite: a diferencia de los trece planes quinquenales anteriores, el plan auspiciado ahora por el presidente chino, Xi Jinping, no establece un objetivo de crecimiento económico para el país.

 

La pandemia impidió que el gigante asiático cumpliera con sus anteriores previsiones, ya menos ambiciosas que las que había venido cumpliendo en las décadas anteriores, y los analistas apuntan a que, por ello y ante la gran incertidumbre mundial, el Gobierno chino prefiere no exponerse a marcar metas que no pueda alcanzar.

 

 

 

 

La segunda novedad es la inclusión, por primera vez, de un capítulo sobre tecnología: China se propone elevar anualmente un 7% su inversión en investigación y desarrollo (I+D) y marca siete ámbitos estratégicos: inteligencia artificial, información cuántica, semiconductores, neurociencia, ingeniería genética, medicina clínica y la exploración del espacio, profundidades oceánicas y los polos. El consumo interno (uno de los ejes que ya venía marcado en el anterior plan quinquenal), la productividad laboral y la mejora de las condiciones sociales son otros de los puntos calientes del plan, que también incide en la necesidad de frenar los grandes monopolios como Alibaba.

 

El plan revela en definitiva los puntos débiles de un país que busca ahora “mayor calidad” en su crecimiento, en palabras de su máximo dirigente, para lograr mejores bases en su lucha por el liderazgo mundial.

 

Con Donald Trump fuera de la Casa Blanca, los primeros movimientos diplomáticos de su sucesor, Joe Biden, dejan claro que el enfrentamiento entre Estados Unidos y China no termina con la administración del empresario neoyorkino.

 

En un tono muy diferente al de su cáustico antecesor, el nuevo representante de Occidente, quien conoció a su homólogo chino durante su etapa como vicepresidente de Barack Obama, señaló en marzo que quiere que China cumpla las normas internacionales: “competencia justa, prácticas justas, comercio justo”, dijo. “No buscamos la confrontación, aunque sabemos que habrá una competencia muy fuerte”, apuntó Biden a finales de marzo, en un planteamiento que destierra la idea de una supuesta supremacía estadounidense. Como mínimo, hay dos jugadores en la partida.