Entorno

Portugal, coser en casa a 0,30 euros la camiseta

Este tipo de producción cuenta con una larga tradición en Portugal donde continúa dándose tanto en la industria de la confección como en la del calzado, pese a que el país cuenta con una rigurosa legislación laboral.

S. Riera

25 oct 2017 - 04:35

Portugal, coser en casa a 0,30 euros la camiseta

 

Fabricar en casa, en la frontera de la legalidad. Portugal, uno de los socios estratégicos para el aprovisionamiento de los grupos españoles de distribución, mantiene aún arraigado en su tejido industrial la producción a domicilio. En el caso de la confección, son habituales los talleres en viviendas, donde se confecciona entre a 0,30 euros y 0,70 euros la prenda. En el calzado, se dan aún encargos a particulares. En ambos casos, pese a moverse en limbos legales no garantizan el cumplimiento de la normativa laboral, según CCOO.

 

La industria de la moda en Portugal está constituido por unas 10.000 empresas y unos 170.000 trabajadores. De estos, hay tres empresas de más de un millar de empleados; diez con una plantilla de entre 500 y mil trabajadores; 45 con estructuras de entre 250 y 499 personas; 700 con entre 50 y 249 empleados en plantilla, y más de 9.000 con menos de cincuenta personas.

 

Los grupos de moda que producen en Portugal auditan a sus proveedores directos y a las fábricas a las que subcontratan, pero hay una serie de talleres y de trabajadores en las viviendas que escapan a estos controles. Sin embargo, este tipo de contrataciones ha ido reduciéndose de manera notable en el país, aunque persiste en las principales zonas productivas, según el informe Aproximación sindical a las cadenas de suministro de ropa y calzado de Mango y El Corte Inglés, de la Secretaría de Internacional de CCOO Industria.

 

 

Los talleres en viviendas son habituales en la confección. Son talleres de pequeñas dimensiones, que no tienen relación directa con los compradores de las marcas, pero sí con intermediarios. El precio de la producción de las prendas se negocia en cada pedido y, para piezas similares, oscilan entre 0,30 euros y 0,70 euros.

 

Con plantillas también similares, pueden llegar a producir entre 1.500 piezas y 2.000 piezas diarias. Este tipo de talleres se decanta por la producción de básicos por la sencillez de la operación. Según el informe, existe competencia entre este tipo de talleres, en la calidad y en los precios, y no cuentan con ningún tipo de coordinación para negociar con los intermediarios.

 

Son empresas familiares, con plantillas estables de en torno a quince trabajadores. Según CCOO, este tipo de empleados cuentan con contratos indefinidos, aunque se contratan por días a algunas empleadas en momentos de puntas de producción sin que se formalice. Tampoco se lleva un control estricto sobre los horarios de trabajo.

 

 

El informe de CCOO señala que “para las marcas estos talleres suponen un reto importante pues en ellos pueden perder el control de sus condiciones técnicas, de su diseño exacto, del tejido, de los hilados, de la fiabilidad en la confección del producto, así como el riesgo que suponen posibles problemas sobre sus condiciones de trabajo”. En el estudio se subraya que las marcas establecen como requisito la auditoría de estos pequeños talleres, pero en la práctica no resulta fácil.

 

Para la elaboración del documento, los autores se trasladaron a dos de estas viviendas. Una de ellas era unifamiliar y la otra estaba situada en una planta baja de un bloque de cuatro plantas. El propietario de esta última explicó que se plantearon el traslado a un polígono industrial, incluso llegó a comprar el terreno, pero optaron por no trasladarse por la oposición de la mayoría de plantilla, formada en su totalidad por mujeres. En este caso, las trabajadores vivían en las inmediaciones (incluso en la misma escalera) y el traslado les perjudicaba en su organización personal y familiar.

 

El primero de estos talleres, que empezó produciendo pijamas para una marca portuguesa que más tarde quebró, trabaja para intermediarios de proveedores de Inditex y Mango. El otro, también colabora con intermediarios de proveedores de Inditex, Mango, Pimkie y Cortefiel. Ambos trabajan para varios intermediarios de manera regular, que les facilitan las piezas ya cortadas así como la hoja técnica con el diseño e instrucciones e cosido. El hilo, el empaquetado y el traslado corre de su cuenta.

 

 

Trabajo a domicilio en el calzado

Portugal todavía cuenta con trabajadores empleados en sus viviendas en el sector del calzado, una fórmula arraigada en su tejido productivo, a pesar de que el país cuenta con una rigurosa legislación al respecto. En el país, todavía hay partes del proceso productivo del calzado, como el cosido, que se deriva al trabajo domiciliario en puntas productivas.

 

“El trabajo a domicilio constituye una cuestión siempre importante al examinar las cadenas de suministro ya que es, puede ser, su terminal y está en la frontera de la economía formal con la informal sin estar claro en general a qué lado de tal frontera se sitúa”, expone el informe Portugal 2017 aproximación sindical a las cadenas de suministro de ropa y calzado de Mango y El Corte Inglés, de CCOO.

 

La organización sindical subraya que fabricar en casa, se presta, en todos los países en los que todavía persiste, a importantes irregularidades por la indefensión de los trabajadores. En el análisis de los proveedores de Mango y El Corte Inglés en Portugal, uno de los empresarios locales encuestado confesó que cubría parte de su fabricación, hasta un 15%, con trabajo domiciliario, pero aseguró que cubría con toda la normativa legal.