Entorno

Más inflación pero menos desigualdad: lecciones macroeconómicas de la gripe española

Un nuevo informe elaborado por Arcano analiza las consecuencias políticas y macroeconómicas que habrá desencadenado un mundo pospandemia.

Iria P. Gestal

5 nov 2020 - 04:39

Más inflación pero menos desigualdad: lecciones macroeconómicas de la gripe española

 

 

Más sector público y, con él, más inflación y menos destrucción creativa, pero también menos desigualdades. Así anticipa Arcano que será el mundo cuando la pandemia del coronavirus sea sólo un recuerdo. Para elaborar sus proyecciones, la empresa de asesoramiento financiero analiza los cambios macroeconómicos que dejó el único antecedente equiparable: la mal llamada gripe española de 1918.

 

El informe señala que un fenómeno “muy evidente” durante la pandemia está siendo la creciente influencia del sector público. Un aumento de intervencionismo puede implicar varias consecuencias relevantes.

 

Una de ellas es una aceleración inflacionaria. “Una vez se normalice la situación sanitaria, la inflación puede terminar experimentando aceleraciones notables, situarse en el rango del 2% o 3% durante varios años”, señala el documento.

 

Esto se debe a que los bancos centrales serán “especialmente tolerantes” con dicha inflación, debido a que, igual que sucedió tras la Segunda Guerra Mundial, es una de sus herramientas preferidas para reducir la elevada deuda pública en relación al Producto Interior Bruto (PIB). De hecho, Arcano anticipa un mundo de “mucha deuda, con cotas similares a las de la Segunda Guerra Mundial”.

 

 

 

 

A más poder del estado, también más intervencionismo en la gestión de las empresas. Arcano destaca que el poder público podría acabar ostentando una posición relevante entre los acreedores y accionistas de muchas empresas, ya sea por los avales estatales o por la creación de fondos de rescates. Esta mayor influencia puede, según Arcano, reducir la productividad.

 

En la misma línea, puede producirse la proliferación de empresas zombis, con bajas rentabilidades, que ni invierten ni quiebran, y que podrán subsistir gracias a las ayudas públicas y reducidos tipos de interés.

 

Pero no todo es malo: Arcano sugiere que la pandemia puede también reducir las desigualdades, aunque a corto plazo suceda todo lo contrario. “Como afirma Walter Scheidel en su libro sobre la historia de la desigualdad, The Great Leveler, desde la antigüedad sólo cuatro fuerzas han sido capaces de reducir la desigualdad de una forma sostenida: guerras, revoluciones, estados fallidos y pandemias”, apunta el informe.

 

 

 

 

Esto podría producirse por un proceso de insourcing, una potencial vuelta de la producción desplazada a países emergentes, principalmente del Sudeste Asiático, durante la última década. Si esto se diera, devolvería mayor poder negociador al empleado frente a su empleador.

 

Además, un proceso pospandémico suele conllevar muchos años de tipos reales negativos, lo que también contribuirá a disminuir la desigualdad de riqueza ya que, señala el documento, el ahorro se erosiona con la inflación.

 

Sin embargo, aunque se reduzcan las desigualdades dentro de un Estado, podrían aumentarse en relación a los países emergentes, que verán caer su PIB por primera vez en seis décadas y aumentarán la pobreza extrema por primera vez en cuarenta años.

 

 

 

 

Otro de los fenómenos que apunta Arcano es la marcha atrás del proceso de metropolización iniciado en los ochenta, es decir, la concentración de la actividad económica en una o dos grandes urbes por país.

 

La pandemia, señala el documento, ha puesto en tela de juicio este proceso porque la mortalidad es más elevada en grandes ciudades. Además, el auge del teletrabajo abre la posibilidad a que una parte de los trabajadores se traslade a zonas rurales, donde también podría producirse un repunte de la natalidad.

 

Por último, otra consecuencia será, como ya está sucediendo, el aumento de la inversión sanitaria en personal y material médico, tanto por precaución frente a futuras pandemias como por una mayor sensibilización en cuanto al riesgo que supone que se sature el sistema hospitalario. Además, las regulaciones desarrolladas por los gobiernos requerirán también mayores inversiones de prevención sanitaria por parte del sector privado.