Entorno

Marruecos: las condiciones laborales en la ‘fábrica’ de Inditex y Mango

Silvia Riera

5 feb 2013 - 04:51

Una mujer marroquí que trabaja en la industria de la confección marroquí tiene 25 años y cobra 11,7 dírhams (1,04 euros) por hora. Este sería el perfil medio de un empleado en la producción de prendas en Marruecos, uno de los diez principales países proveedores de la moda española. Inditex cuenta con 262 centros de producción en Marruecos. Mango, por su parte, confecciona en el país del Norte de África el 11% de su producción, por detrás de China (40%), Vietnam (17%) y Turquía (11%).

 

Isidor Boix, secretario de Acción Sindical Internacional en CCOO, ha elaborado el estudio Marruecos 2013, proveedores de marcas textiles españolas en Tánger. Boix realizó el análisis entre noviembre de 2012 y enero de 2013, a partir de visitas a catorce centros de producción de proveedores de Inditex, Mango y El Corte Inglés, que actualmente son las tres principales empresas españolas en volumen de compra en el país norteafricano.

 

Las empresas analizadas en el informe ocupan entre 250 y mil trabajadores, excepto un fabricante que alcanza los dos mil empleados. Todas ellas orientan su negocio a la exportación y trabajan para varias marcas internacionales, como Next o Walmart, además de las españolas. Todas ellas son de propiedad y gestión familiar.

 

La jornada ordinaria de trabajo es de 44 horas semanales, que pueden distribuirse de manera irregular, hasta un máximo de diez horas al día. A partir de las diez horas diarias, se computan como horas extra y se retribuyen con un complemento del 25%, siempre que se superen las 191 horas mensuales.

 

Algunos de los inconvenientes de este modelo de producción, como los plazos de entrega, los retrasos en la recepción de la materia prima, las averías o la urgencia de un nuevo pedido, entre otros, pueden forzar la actividad regular y obligar a plantear horas extraordinarias. Estas puntas de trabajo también se solucionan con la subcontratación a otras fábricas de la totalidad o de una parte del pedido.

 

El salario mínimo de la industria marroquí de la confección es de 11,7 dírhams (1,04 euros) por hora y se sitúa algo por debajo del mínimo garantizado del país, que es de 12,24 dírhams (1,09 euros) por hora. En dos de las empresas estudiadas, el salario base en las cadenas de producción es algo superior, de entre trece dírhams (1,16 euros) por hora hasta catorce dírhams (1,25 euros) por hora.

 

El sueldo mensual bruto de los trabajadores en las cadenas de producción se sitúa entre los 195 euros y los 240 euros. Para los empleados de oficina, la retribución neta asciende entre los 350 euros a los 530 euros mensuales, y alcanza los 1.400 euros en el personal directivo. El salario máximo de un director general de una de estas plantas es de 1.800 euros.

 

Las plantillas de estos centros de producción están compuestas por mujeres, entre un 60% y un 80%, de entre 16 y 50 y pocos años. La edad media se sitúa en los 25 años. El 80% de las mujeres trabajadoras son solteras, con lo que se da una tendencia a abandonar el puesto de trabajo al casarse. Son plantillas con una elevada rotación de personal.ç

 

Doce de las catorce empresas cuenta con salas de rezos, una para hombres y otra para mujeres. En diez de estas fábricas tienen previstas dos pausas al día, de quince minutos cada una, para acudir a rezar. Entre el 10% y el 30% de la plantilla practica el rezo a diario. En las otras dos plantas, se permite a los trabajadores acudan a estas salas cuando lo consideren oportuno.

 

Control sobre la subcontratación

Inditex, Mango y El Corte Inglés, igual que la mayoría de empresas globalizadas, tiene prohibida la subcontratación no controlada de la producción. Todas estas compañías cuentan con protocolos de actuación para sus proveedores.

 

Una de las empresas estudiadas ha incorporado un sistema informatizado de seguimiento para la producción que subcontrata para que su cliente pueda saber en todo momento dónde se producen sus prendas.

 

Existen sistemas de control para detectar una posible subcontratación, como la relación entre el volumen y el plazo de entrega contratado, la capacidad de producción de la empresa y los pedidos en curso, y controles in situ por parte de técnicos de los mismos clientes.