Entorno

María-Carmen Guisán: “Si se controla la pandemia, dentro de un año se habrá recuperado todo”

La economista, la primera doctora en Economía de Galicia y la primera catedrática en Economía de la región, sostiene que “no nos podemos permitir tener una producción industrial que es la tercera parte de Alemania”.

Iria P. Gestal

18 ene 2021 - 04:57

María-Carmen Guisán: “Si se controla la pandemia, dentro de un año se habrá recuperado todo”

 

 

Industria, comercio, empleo o políticas públicas. María-Carmen Guisán lleva toda una vida dedicada a la investigación como catedrática en Economía de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y habla de cualquier asunto con el mismo entusiasmo que si acabara de empezar. Confinada (voluntariamente) en su casa en Galicia, la economista reflexiona sobre el futuro de la economía tras el golpe del Covid-19, el rol de la Unión Europea y, sobre todo, por qué un país como España necesita más industria.

 

 

Accede ya a la Revista Modaes.es número 37
‘Drivers’ para la recuperación

 

 

Siempre que se repasa la trayectoria de María-Carmen Guisán (A Coruña, 1947) se repite el mismo adjetivo: pionera. La economista, la primera doctora en Economía de Galicia y la primera catedrática en Economía de la región, ha dedicado su carrera a la investigación y a la academia, centrándose en temas como el desarrollo económico mundial, el empleo y el desarrollo de Europa y los modelos macroeconométricos. En 1970 se incorporó como profesora de la recientemente creada facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y desde 2017 es profesora ad honorem.

 

En su diagnóstico de la economía española, Guisán apunta a tres desafíos: los incentivos al trabajo, el tejido empresarial y las políticas de inmigración. “No digo que todos los parados sean voluntarios, el paro es una desgracia para la mayoría de la gente, pero no hay incentivos suficientes para que trabajar sea más atractivo que parar; la mochila austriaca podría ser una opción”, propone.

 

Otro de los factores es el elevado peso de las microempresas en el tejido empresarial que, en una crisis como la actual, no resisten.

 

 

 

 

Por último, la inmigración. “En otros países mejor organizados, las políticas favorecen la inmigración legal en función de las perspectivas de empleo que haya, aquí no se ha planificado”.

La profesora no es partidaria de subir el salario mínimo interprofesional (SMI), en la agenda del actual Gobierno. “El SMI subirá cuando puedan subir todos los salarios y, sobre todo, el salario medio -opina-; si subes los salarios y no aumentas la producción, lo único que subes son los precios”.

 

En cambio, entre las reformas estructurales que defiende con mayor vehemencia se encuentra la de impulsar la industria en España. “No nos podemos permitir tener una producción industrial que es la tercera parte de Alemania -sostiene-; ya antes de la pandemia este era el gran reto de España, que lleva sin prestarle atención a su industria desde 1980”.

 

Guisán recuerda que en la crisis financiera España perdió un 27% de su producción industrial. “Imagínese que hubieran venido unos enemigos a romper una de cada cuatro fábricas, saldría cada día en un comunicado”, señala. En su opinión, un avance de la industria engorda el conjunto de la economía, porque beneficia también al sector servicios. “Los servicios son los que más empleo crean, pero que crezcan no depende sólo de que tengamos un turismo fluido sino de que los propios ciudadanos tengan capacidad económica -opina-; y sin industria no la van a tener”. “La industria tiene un efecto formidable sobre el sector servicios: crea empleo, riqueza y progreso y España no puede desaprovechar eso”, insiste.

 

¿Qué peso sería el adecuado? Para Guisán, ese planteamiento es incorrecto. “Lo importante es la cantidad per cápita: al crecer la industria per cápita también crecen los sectores no industriales per cápita, es decir, la tarta entera aumenta”, explica. “Si conseguimos duplicar la producción industrial se duplicará el dinero disponible para servicios”, resume.

 

 

 

 

Contra una globalización “excesiva”

Este planteamiento entronca con su opinión sobre la globalización. “Excesiva se queda corto; la globalización ha sido salvaje”, resume. “No estoy en contra de la globalización, pero hay que ver qué queremos globalizar: que todo el mundo tenga una vida digna, sí; pero cargar a las empresas aquí de impuestos y regulación y permitir que la mercancía de fuera venga fácilmente es competencia desleal”, opina.

 

La idea de que los países en vías de desarrollo producen y nosotros nos quedamos con los servicios supone estructurar el mundo en castas y yo no estoy de acuerdo -apunta-; esos países también tendrán gente inteligente y capaz de diseñar algo bueno, dejémosles que tengan empresas de alta y baja tecnología, igual que aquí”.

 

Para la economista, la pandemia ha evidenciado que Europa necesita una industria esencial para no depender siempre del exterior. “Toda esta crisis ha venido por no tener mascarillas”, resume, recordando que “Finlandia también tuvo que luchar para proteger su agricultura, porque le decían que era ineficiente, pero es una cuestión de seguridad”.

 

Pese a todos estos problemas estructurales, Guisán es optimista respecto al futuro económico inmediato. “Crisis no es el término adecuado; la economía se está recuperando y lo normal es que lo siga haciendo correctamente: si se controla la pandemia, dentro de un año se habrá recuperado todo”, anticipa.