Entorno

La producción de moda en España, cluster a cluster

S. Riera/ C. De Angelis

9 dic 2013 - 04:54

El textil es catalán; la confección, gallega; el calzado, de Alicante; y la marroquinería, de la pequeña localidad gaditana de Ubrique. La industria de la moda en España se estructura en una serie de núcleos de producción muy especializados. A pesar del barrido de empresas y talleres que provocó la deslocalización en la última década, el país conserva todavía sus enclaves tradicionales para la fabricación de artículos de moda.

 

En el campo del textil, Sabadell (Barcelona) continúa siendo el clúster más importante del sector en España; Mataró e Igualada (Barcelona) siguen encabezando el género de punto; y Galicia, sede de empresas como Inditex o Sociedad Textil Lonia, aglutina gran número de compañías del sector. En el calzado, la localidad de Elche (Alicante) concentra la mayor parte de la actividad, con el permiso de Arnedo (La Rioja) y Almansa (Albacete). Y en el segmento de la marroquinería, Ubrique recupera fuerzas con el regreso de pedidos internacionales y la creación de marcas propias.

 

La creación de estos clústers tiene cierta base histórica, según la tradición económica que ha desarrollado cada uno de los territorios. El clúster funciona porque en todas estas áreas coinciden las diferentes fases de la cadena de valor de cada sector. En España existen más zonas en las que se producen artículos de moda, pero no articulan todo el peso de una industria.

 

Modaes.es elabora una serie especial, patrocinada por Marcelo Vilá, para abordar en profundidad el fenómeno Made in Spain con el objetivo de analizar las cuestiones fundamentales que sobrevuelan esta tendencia. ¿Qué está pasando en los mercados internacionales? ¿Los datos macroeconómicos reflejan ya una reindustrialización en España? ¿Qué pros y qué contras tiene la producción en proximidad? ¿Existe una regulación eficiente? Y, ¿qué opinan sobre ello los consumidores y las empresas?

 

 

 

 

MATARÓ

 Mataró, a 30 kilómetros al norte de Barcelona, es uno de los enclaves tradicionales del género de punto. La localidad catalana empezó a especializarse en este campo en el último tercio del siglo XIX, aunque la actividad textil en la ciudad es anterior. Las primeras agrupaciones gremiales de sedería o tejeduría se remontan al siglo XVIII. A principios del siglo XX, Mataró, junto a las poblaciones colindantes de Calella y Canet de Mar, producían el 60% del punto que se consumía en toda Cataluña y representaban uno de los principales núcleos fabriles de España.

 

El proceso de deslocalización de la industria y la llegada masiva de producto asiático con la desaparición de las cuotas al comercio textil global provocaron el cierre de gran número de empresas y de talleres. A pesar de ello, Mataró continúa siendo uno de los principales enclaves españolas del género de punto, donde conviven empresas tradicionales con nuevos negocios orientados al aprovisionamiento.

 

En el segmento del íntimo, Vilaseca, propietaria de las enseñas Avet y Set, mantiene su actividad productiva en el lugar; en cambio, DB Apparel, con marcas como Wonderbra, Playtex, Dim o Abanderado, cerró en 2010 la planta de Mataró, la última que mantenía en España. Punto Roma, Comdipunt (Shana) o Bóboli tienen también su sede en la localidad, así como proveedores de grandes grupos de distribución, como Happy Punto o Hi Tex.

 

SABADELL

Sabadell, junto a Terrassa, eran dos de las localidades catalanas que concentraban gran parte de la producción textil de Cataluña y de España. En las últimas décadas, Terrassa ha ido abandonando la industria textil orientada a la moda para centrarse en ámbitos más técnicos y de mayor valor añadido. Sabadell, en cambio, a pesar de haber perdido la mayor parte de su grueso productivo, continúa siendo epicentro de algunos de los más importantes tejedores del país.

 

La actividad textil en la ciudad se remonta al siglo XVI. Su patronal, el Gremio de Fabricantes de Sabadell, tiene sus orígenes en 1559 y es una de las más antiguas de España. En la actualidad, las instalaciones de la patronal sabadellense del textil acogen la sede de la Confederación de la Industria Textil (Texfor).

 

La ciudad, cercana a Barcelona, se especializó a mediados del siglo XIX en la lana y todavía hoy conserva gran prestigio en este segmento. Sabadell continúa siendo sede de tejedores como el Grupo Dobert, Tejidos Bombardó o Lanitex, entre otras. Artextil, de la familia García-Planas y una de las empresas de larga tradición en la industria textil lanera de Sabadell, ha adaptado el modelo de negocio a los nuevos tiempos reorientándose hacia el diseño y la consultoría, siempre en el ámbito textil. También son de esta ciudad la compañía de sastrería Gorina o la marca Yerse.

 

IGUALADA

Igualada, también en la provincia de Barcelona, es otro de los epicentros históricos del textil en Cataluña y en España. Los orígenes de actividad fabril en esta localidad se sitúan en el siglo XVII, aunque el desarrollo de la industria textil no se da hasta el siglo XIX, especializándose en el algodón y en el género de punto. Por otro lado, Igualada fue también un importante clúster en el sector de los curtidos, aunque con el tiempo la ciudad ha ido abandonando este ámbito, del que quedan muy pocas empresas.

 

Del mismo modo que ha ocurrido en el resto de clústers textiles en España, Igualada no escapó de los efectos de la globalización del comercio textil y la deslocalización de la producción. En la última década, la ciudad ha sufrido el cierre de gran número de empresas y de talleres. Actualmente, la población catalana trata de liderar la reindustrialización textil en Cataluña para poder mantener la actividad.

 

Punto Blanco, Sita Murt, Buff o Escorpion son algunas de las empresas que continúan operando desde Igualada. La ciudad fue también origen de Vivesa, hoy VFB Lingerie Europe, propietaria de enseñas de íntimo como Gemma y Belcor. En 2010, la empresa abandonó su histórica sede en Igualada para trasladarse a L’Hospitalet de Llobregat.

 

 

 

 

A CORUÑA

El desarrollo de la industria textil en A Coruña tiene un nombre: Inditex. La compañía, con sede en la localidad de Arteixo, es la mayor distribuidora de moda del mundo. La empresa se gesta en uno de los principales clústers de la confección en España, que empezó a estructurarse en la década de los sesenta y que alcanzó su momento de esplendor en los ochenta.

 

A pesar de ello, los orígenes de la actividad textil en A Coruña se remontan a finales del siglo XIX con la aparición de las primeras fábricas de hilatura y de tejidos, aunque su peso en la industria local fue reducido. Aun así, estas empresas pioneras pusieron la primera piedra de la posterior actividad confeccionista.

 

A partir de la década de los noventa, la industria de la provincia constata que el futuro del negocio está en el diseño y en la distribución e inicia su modernización con un primer proceso de deslocalización. Además del gigante Inditex, otras empresas de moda con sede en la provincia de A Coruña son Caramelo, Florentino, Roberto Verino, Jealfer, Pili Carrera o Viriato.

 

ORENSE

El resto de la industria textil en Galicia queda diseminada en las otras tres provincias: Lugo, Orense y Pontevedra, que se coordinan bajo el paraguas de la misma patronal, la Asociación de Industrias de Punto y Confección. Esta agrupación empresarial forma parte de Euroclustex, junto con la patronal del textil y la confección de Portugal, que concentra su actividad industrial en la región fronteriza de Oporto.

 

Orense es sede de algunas de las principales compañías de moda del país, como Adolfo Domínguez y Sociedad Textil Lonia. Vigo, por su parte, es la provincia gallega que concentra un mayor número de empresas del sector, con nombres como Bimba&Lola, Patricia Avendaño o Selmark. La localidad de Lalín (Pontevedra) fue escenario hace unos años de dos importantes cierres, el de Toypes y el de Montoto, dos referentes del textil gallego.

 

INCA

La población mallorquina de Inca, que suma poco más de 30.000 habitantes, tiene una larga tradición en la industria del calzado y ha visto crecer a la que es hoy la mayor empresa del sector en España: Camper.

 

Inca comenzó a destacar en la manufactura de la piel en el siglo XIV y sus artesanos se segregaron del gremio centralizado de Palma de Mallorca a partir del siglo XVII. La llegada del tren en el XIX fortaleció a la industrialización de la ciudad mallorquina, que actualmente aloja el primer Museo del Calzado y de la Piel de las Baleares.

 

Las empresas familiares son predominantes en el tejido industrial de este clúster del calzado de piel, que ha logrado constituir marcas asociadas con la calidad y reconocidas en el ámbito internacional.

 

Camper, fundada en 1975 por parte de la familia Fluxà, de larga tradición en la industria del calzado, es la mayor empresa del sector, con presencia en más de 2.800 puntos de venta en todo el mundo y una facturación de más de 200 millones de euros. Lottusse también es propiedad también de los Fluxà: la empresa prevé alcanzar una facturación de 27 millones de euros este año y desarrollar un ambicioso plan de expansión internacional.

 

Barrats 1890, Farrutx, Yanko o George’s son otras de las marcas de calzado nacidas en la localidad mallorquina. En algunos casos, estas enseñas han atraído al capital internacional: en 2011, por ejemplo, el fondo suizo Alpstar Capital se hizo con Farrutx, ahora en fase de liquitación.

 

 

 

 

ELCHE

Elche es uno de los principales polos productivos de la industria del calzado en el conjunto de España. Empresas como XTI, Cuplé, Mustang, Kelme, Pikolinos, Pura López, Magrit, Wonders o Rebeca Sanver, entre muchas otras, tienen su sede en la ciudad alicantina, en la que la industria del calzado es con diferencia el primer generador de empleo.

 

Junto a Elche, las localidades de Elda, Petrer y Villena forman el llamado Valle del Vinapoló, en el que además de decenas de marcas tiene su sede Tempe, empresa que diseña, fabrica y distribuye todo el calzado del gigante gallego Inditex.

 

Los orígenes del clúster del calzado de Elche están en la industria alpargatera del siglo XIX, cuando los artesanos usaban lonas para los empeines y suela de cuerda para la fabricación de este tipo de calzado. A partir de 1880, la introducción del yute propició el crecimiento del número de talleres alpargateros y la creación de las primeras fábricas de calzado, que experimentaron su época dorada a partir de los años sesenta del siglo XX.

 

Tal y como sucede con el conjunto del calzado español, y a diferencia de lo ocurrido en gran parte de la industria de la confección, numerosas empresas ilicitanas de calzado han logrado hacerse un hueco en los mercados internacionales. Por otro lado, Elche también es la población elegida para la instalación en España de diversas filiales españolas de industrias internacionales de calzado.

 

ARNEDO

Arnedo, en La Rioja, es otro de los polos productivos de la industria del calzado en España. Situada en la parte más oriental de la comunidad autónoma y con una población de 14.500 habitantes, Arnedo se presenta a sí misma como “ciudad del calzado” y combina la actividad industrial con la comercial, a través de grandes naves donde se puede adquirir las marcas locales a precios reducidos.

 

Callaghan, Chirucas o Victoria son tres de las marcas con denominación de origen Arnedo u otras localidades de La Rioja, como Calahorra, donde tiene la sede Calzados Nuevo Milenio, matriz de la última enseña.

 

Al menos desde mediados del siglo XIX se producían alpargatas en Arnedo de forma artesanal, hasta que el empresario Faustino Muro Rubio, en sus orígenes fabricante de alpargatas, instauró por primera vez en la localidad la industria de calzado en piel en 1909.

 

Entre 1931 y 1932, tuvo lugar lo que se conoce como los Sucesos de Arnedo, con el despido de los obreros de una fábrica de calzado y la muerte de once personas por disparos de la Guardia Civil. Estos acontecimientos acabaron convirtiendo a la localidad riojana en un símbolo para el movimiento anarquista y la izquierda radical.

 

La importancia del calzado para la localidad también queda reflejada en la existencia, desde 2007, del Centro Tecnológico del Calzado de La Rioja y de un Museo del Calzado.

 

 

 

 

ALMANSA

La localidad albacetense de Almansa forma otro de los polos productivos de la industria del calzado en España. Empresas como Magnanni, fundada en 1954 y liderada actualmente por la segunda generación de la familia Blanco, o Sendra Boots, fundada en 1913 por Andrés Sendra, son dos de las marcas más conocidas de la población.

 

Los orígenes de la industria del calzado en Almansa se remontan al siglo XIX, cuando se puso en marcha la fábrica Calzados Coloma, en la que Aniceto Coloma fue pionero en la implantación de sistemas de automatización en el sector.

 

Con 25.374 habitantes, Almansa es la población con un menor peso entre los principales clústers del calzado en el territorio español. Cuenta, además, con mayor diversificación económica, con lo que el calzado también es menos importante para la población de lo que sí es, por ejemplo, en Elche, Inca o Arnedo.

 

UBRIQUE

Ubrique está especializada en la producción de bolsos en piel y marroquinería. En esta localidad gaditana, el 80% de la población trabaja en el sector de la piel. El sector ha vivido dos épocas de esplendor, una primera en la década de los sesenta, aprovechando la recuperación económica que vivió el país, y una segunda en los ochenta, con la llegada de pedidos de grandes marcas internacionales.

 

A finales de la década de los noventa, los grandes operadores abandonaron sus proveedores gaditanos para llevar su producción a otros países con costes laborales más bajos. En la actualidad, muchas de aquellas enseñas han regresado a Ubrique en busca del sello europeo.

 

En esta última década, algunas de las empresas que se han mantenido han tratado de lanzar sus propias marcas de bolsos. Es el caso de El Potro, Carla Sade, Carlos Naranjo o Don Puro.