Entorno

La moda se descuelga de la recuperación: es el sector que menos acelera en España desde mayo

El crecimiento del gasto en el sector ha aumentado en sólo diez puntos porcentuales desde que se levantó el segundo estado de alarma. Sólo la joyería y los bienes esenciales evolucionan peor que la moda.

Iria P. Gestal

17 nov 2021 - 05:00

La moda se descuelga de la recuperación: es el sector que menos acelera en España desde mayo

 

 

Igual que hubo sectores que esquivaron el golpe del Covid-19, tampoco la ola de la recuperación lo arrastra todo. La moda es la categoría que menos ha capitalizado la demanda embalsada desde que terminó el segundo estado de alarma, y eso pese a partir de una base comparable extraordinariamente baja, según estimaciones realizadas por CaixaBank Research a partir de los pagos con tarjeta realizados en España.

 

Entre mayo y septiembre de 2021, el gasto en prendas de vestir en España aumentó sólo diez puntos más que entre enero y abril de 2021, cuando estaba todavía afectado por las restricciones.

 

Es la tercera categoría dentro de los denominados bienes duraderos que se ha recuperado más lentamente, sólo por detrás de las joyerías (con poco más de dos puntos porcentuales de diferencia).

 

En su conjunto, los bienes duraderos (que incluyen también muebles, tecnología, deporte y zapatos, entre otros) son los que menos han capitalizado la demanda embalsada, pese a ser grandes perjudicados durante la crisis del Covid-19.

 

 

 

 

Sólo anotan un peor resultado los bienes de primera necesidad, que han registrado un retroceso (excepto en los hogares con menores rentas). En cambio, el turismo, el transporte y, sobre todo, el ocio y la restauración han liderado la recuperación.

 

No es la primera vez que ocurre: en la anterior crisis, la moda también tardó más en salir del bache y nunca volvió a recuperar los niveles agregados de 2006. Entonces, se debió a un cambio estructural: los servicios y la tecnología arrebataron parte del hueco de la moda en el bolsillo de los españoles.

 

En esta ocasión, CaixaBank lo atribuye a varios factores, tanto en la oferta como en la demanda, que son comunes a todos los bienes duraderos. En primer lugar, los analistas aluden a la “gran capacidad de adaptación del sector a los canales de venta online”, lo que hizo que su contracción durante la pandemia fuera más suave que, por ejemplo, la anotada por turismo o restauración.

 

Otro factor es la disrupción en las cadenas globales de suministro. “En el sector de los bienes duraderos, donde el producto final es muchas veces fruto de una larga cadena de producción, esta situación resulta especialmente relevante”, apunta el informe.

 

Al desajuste entre oferta y demanda y la crisis en el transporte marítimo se suma, subraya CaixaBank, a las disrupciones en China. “Las nuevas directrices marcadas por Pekín respecto a la contención del consumo de energía para mantener los precios a raya y cumplir con los objetivos medioambientales han provocado que un número importante de empresas se hayan visto obligadas a reducir o incluso parar durante algunos días su producción”, recuerda el informe.

 

“Junto con el tensionamiento de las cadenas de suministro mencionado anteriormente, ambas problemáticas pueden suponer un riesgo a la baja en el mercado de bienes duraderos en lo que queda del cuarto trimestre de 2021”, añade.

 

 

Jóvenes y ‘seniors’ tiran de la recuperación

La recuperación no sólo está siendo diferente por sectores, también difiere entre generaciones y niveles de renta. Los menores de treinta y los mayores de sesenta se han lanzado al gasto en sectores como el ocio, la restauración o el turismo, pero los adultos entre 30 años y 59 años no se han desprendido aún de la incertidumbre y el consumo está repuntando de forma más moderada.  

 

Los adultos de mediana edad aún detectan otras fuentes de riesgo, como la escasez de suministros o el aumento de los precios energéticos. Además, este grupo demográfico acumula un mayor nivel de deuda, por lo que puede estar moderando su consumo por precaución.

 

En concreto, el consumo de los jóvenes de entre 16 años y 29 años aumentará un 18% este año respecto 2019, mientras que, en tiempos previos a la pandemia, entre 2018 y 2019, el alza interanual del consumo fue del 2%. En el caso de los mayores de sesenta años, el incremento que se prevé este año es del 12%, mientras que entre 2018 y 2019 el consumo en este grupo de edad aumentó un 4%.

 

En el caso de los adultos de entre 30 años y 59 años, se estima que, a cierre de 2021, el consumo haya aumentado casi un 6% respecto 2019, apenas unos puntos básicos más que entre 2018 y 2019, cuando el incremento del consumo fue del 5%.

 

 

 

 

Analizando el total de la población, la entidad apunta que “la demanda embalsada durante los meses más duros de la pandemia está permitiendo un fuerte ritmo de crecimiento en todos los grupos de población, desde los que tienen un menor nivel de renta, hasta las personas con unos ingresos superiores”.

 

Por ello, el consumo ya supera los registros previos a la pandemia tanto a nivel agregado como entre todos los niveles de renta. Aunque el rebote en el gasto no es homogéneo y se prevé que entre las personas con menor renta el aumento sea “más vigoroso”, mientras que entre las personas de menor renta el alza sea menor.

 

Aun así, la entidad apunta que entre las personas con mayor nivel adquisitivo el gasto es mayor, por lo que, aunque el porcentaje de aumento de consumo sea más limitado, la contribución al crecimiento agregado del consumo es muy importante.  

 

En concreto, para 2021 se prevé que el 20% de los hogares con menores ingresos realice alrededor del 10% del consumo agregado en España, mientras que el 20% de la población con mayores ingresos realizará más del 30% del total.

 

CaixaBank apunta que, debido al gran volumen de ahorro acumulado durante la pandemia, la recuperación del consumo tiene todavía mucho margen por recorrer, especialmente entre los grupos de mayor renta, siempre que los problemas logísticos en las cadenas de valor globales se vayan solucionando y los niveles de inflación se normalicen.