Entorno

La industria textil de Camboya exige una nueva legislación para poner fin a las huelgas

Modaes

19 ene 2016 - 04:50

La industria textil de Camboya quiere poner fin a las huelgas. La patronal del país (Camfeba) ha exigido al Gobierno del país a que legisle para restringir los paros, que consideran “ilegales”, en el sector manufacturero. Los empresarios de la industria camboyana de la confección sostienen que las leyes del país son demasiado indulgentes con los sindicatos.

 

Los representantes de las empresas industriales del país han pasado siete puntos al Gobierno, entre los que le piden que tenga una mayor capacidad para suspender el registro de organizaciones sindicales o que un sindicato tenga el apoyo de un mínimo de una quinta parte de la plantilla para tener representatividad en una compañía, según Reuters.

 

Este movimiento se produce después de que el pasado diciembre, Camboya regresara a la huelga a las puertas de aplicar una nueva alza salarial que aprobaron patronal y sindicatos del textil con la intermediación del Gobierno del país y que situó el salario mínimo en 140 dólares. Tras este acuerdo, los trabajadores volvieron a paralizar la producción para exigir una nueva subida.

 

El pasado octubre, el Gobierno del país aumentó el sueldo mínimo un 9,4%, situándolo en 140 dólares después de una semana de tensas negociaciones entre la patronal y los sindicatos locales. El alza salarial pactada, que empezará a aplicarse en 2016, dista todavía de la subida propuesta por los representantes de los trabajadores, de 160 dólares mensuales. No obstante, el incremento alcanzado fue significativo si se tiene en cuenta que tres años atrás el salario mínimo en Camboya estaba fijado en 80 dólares mensuales.

 

La tensión por los salarios en Camboya se remonta a bastantes años atrás. En 2013, al fin, el Gobierno del país accedió por primera vez a elevar el sueldo, situándolo en 2014 en cien dólares. Aquella alza provocó fuertes disturbios por parte de los trabajadores, que la consideraron insuficiente, y que obligaron al Ejecutivo a subirlo de nuevo hasta los 128 dólares actuales.

 

La intervención del ejército en las protestas de los trabajadores provocó la muerte de al menos cuatro personas y más de una veintena de heridos. Aquellos hechos impulsaron a los grandes grupos de distribución de moda que se aprovisionan en el país a tomar cartas en el asunto y presionar al Gobierno para que volviera a aumentar el salario mínimo hasta que cubriera las necesidades básicas de una familia.

 

La industria de la confección en Camboya es la principal actividad manufacturera en exportadora del país. Se calcula que el país tiene más de 700 fábricas de confección, que emplean alrededor de 700.000 trabajadores. 

 

Por otro lado, y ante el temor de las consecuencias de una revuelta, los gigantes de la distribución también han tomado partido en el conflicto laboral de Camboya. Un total de quince grupos, entre los que se encuentran Inditex, H&M, Primark o Esprit, participan ya en la plataforma ACT (siglas de acción, colaboración y transformación), en la que también están representados industriales de Camboya y representantes de los sindicatos, y que tiene como fin alcanzar una negociación colectiva sectorial.