Entorno

La industria de la moda apuntala las bases de una nueva era en el aprovisionamiento global

S. Riera

11 ago 2014 - 05:57

La industria de la moda está en un punto de no retorno. Los gigantes de la distribución tratan de reconducir las peores consecuencias de la deslocalización de la producción y se erigen como locomotoras para una nueva era del aprovisionamiento de moda. La presión mediática y social obliga a grandes grupos como Inditex, H&M, Nike o Adidas a mejorar las condiciones de su cadena de suministro para evitar que sus marcas sigan vinculándose a casos de explotación laboral o de contaminación.

 

La fuerte contaminación del aire en China, los ríos azul índigo de la región de Xintang, los conflictos laborales en Bangladesh o Camboya o la tragedia del Rana Plaza son algunos de los episodios que han acelerado el interés de los gigantes de la moda por corregir los efectos negativos de la globalización industrial. La repercusión global que tienen estos incidentes presiona a que sean solucionados cuanto antes.

 

Ejemplo de ello ha sido el fabricante de calzado chino Yue Yuen International, proveedor de enseñas como Puma o Nike. Esta semana, la compañía, que en abril fue protagonista de una multitudinaria huelga, ha anunciado que ha realizado una reserva de 112 millones de dólares para mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores. Por otro lado, la gran distribución ha tratado de compensar el millar de muertos del Rana Plaza, en Bangladesh, con la creación de dos grandes organizaciones empresariales y sindicales para mejorar la seguridad en las fábricas del país.

 

Son dos ejemplos de las nuevas características que adquiere la cadena de suministro del futuro y que implica la mejora de las condiciones laborales, el fin de la mano de obra infantil, la regulación del uso de sustancias químicas o el aumento de la transparencia en la cadena de valor, según indica el nuevo Organic Cotton Market Research, publicado por Textile Exchange.

 

Tendencias globales, como la irrupción de las redes sociales, el aumento de la clase media en China, la escasez del agua y su calidad, así como un mayor intercambio global de ideas y una reducción de las desigualdades sociales, entre otras, han tenido un impacto directo sobre el suministro en el textil.

 

En este sentido, la industria de la moda se ha implicado con mayor celeridad y compromiso con los conflictos, ha derivado parte de la producción de China a otros países, ha desarrollado sistemas para reducir el uso de agua en el proceso productivo, ha tratado de reducir el uso de sustancias químicas contaminantes, ha incrementado el control sobre toda la cadena de aprovisionamiento y ha empezado a distribuir sus productos en países en vías de desarrollo.

 

La transformación de la cadena de suministro ha alcanzado también el campo de las fibras e incluso el de la producción agraria. La vigilancia que ejercen los grandes grupos sobre los distintos procesos productivos alcanza también a las plantaciones de algodón. En este sentido, las empresas reclaman cada vez una mayor información sobre sus proveedores y empieza a ser habitual la exigencia de estándares que garanticen el uso de materiales y procesos sostenibles.