Entorno

La gran mentira de la moda: ni la segunda industria más contaminante ni 20.000 litros de agua por una camiseta

El sector es a menudo objeto de fake news que, de tanto repetirlas, han terminado por parecer verdad: ni una camiseta requiere 20.000 litros de agua, ni el algodón consume una cuarta parte de los pesticidas del mundo.

Iria P. Gestal

14 oct 2021 - 05:00

La gran mentira de la moda: ni la segunda industria más contaminante ni 20.000 litros de agua por una camiseta

 

 

Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. Esta frase, atribuida a Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler, bien podría aplicarse a menudo a la desinformación en el sector de la moda. Ni es la segunda industria más contaminante del mundo, ni una camiseta requiere 20.000 litros de agua, ni el textil es responsable del 20% de la contaminación hídrica en el mundo. Todas estas afirmaciones se han repetido como mantras en prensa, escuelas, redes sociales e incluso instituciones públicas, pero no por ello son ciertas.

 

Que la industria de la moda tiene un problema con su impacto medioambiental y social es innegable. La producción mundial de ropa ha crecido más que la población en los últimos años, la globalización de las cadenas de suministro ha derivado en numerosas ocasiones en casos de explotación e inseguridad laboral y sus principales materias primas son el poliéster (que proviene del petróleo) y el algodón (a menudo intensivo en agua).

 

Pero la popularidad del sector en los ámbitos sociales y de la comunicación (es más sencillo explicar el impacto de una camiseta que el de, por ejemplo, la industria de los componentes) y, sobre todo, la creciente conciencia tanto fuera como dentro del sector por la sostenibilidad, han motivado que a menudo circulen afirmaciones incompletas, verdades a medias o directamente falsas.

 

 

 

 

Quizás la más popular es la que asegura que la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo. En 2017, la revista online Racked (ya desaparecida) fue la primera en tratar de buscar el origen de esta afirmación y ponerle datos, sin éxito. En primer lugar, porque la industria tiene una cadena de valor tan larga, diseminada y compleja (de los campos de algodón a la tienda, pasando por la hilatura, donde también se produce para otros sectores como la automoción) que definir su impacto medioambiental es un trabajo titánico que nadie ha abordado todavía.

 

Quien más cerca ha estado de poner cifras al impacto del sector con un enfoque holístico es la Susatinable Apparel Coalition, impulsora del índice Higg con el que las empresas pueden medir su impacto medioambiental. Su entonces consejero delegado, Jason Kibbey, también desmintió en 2018 al New York Times que fuera la segunda industria más contaminante del mundo.

 

El creciente interés sobre la sostenibilidad ha motivado que estas afirmaciones se repliquen todavía con mayor viralidad. En un informe publicado recientemente por Transformers Foundation, una entidad sin ánimo de lucro dedicada al denim sostenible, la fundación aborda otros cuatro grandes mitos sobre el sector, relacionados en concreto con el algodón.

 

Aunque Transformers Foundation está vinculada a la industria del denim (fue fundada por Andrew Olah, impulsor de la feria de denim Kingpins), subraya que en el informe se ha recurrido siempre a fuentes primarias, con datos revisados por pares (peer-reviewed) cuando es posible y comprobados por expertos independientes que no trabajan para ninguna asociación de la industria, incluyendo la propia Transformers.

 

 

 

 

El primero de los mitos que aborda el informe es que producir un kilo de fibra de algodón (equivalente a una camiseta) consume 20.000 litros de agua. La primera referencia a esta afirmación data de 1999, en el informe The Impact of Cotton on Fresh Water Resources and Ecosystems, elaborado por World Wildlife Fund (WWF), y hasta el año pasado figuraba también en una infografía en la web de la organización.

 

Según los datos más recientes del Comité Asesor del Algodón (Icac, en sus siglas en inglés), correspondientes a 2020 y recogidos en el informe de Transformers Foundation, el algodón requiere una media de 1.931 litros de agua de riego (la denominada agua azul) para producir un kilogramo de fibra. En todo el mundo, se emplean además unos 6.003 litros de agua de lluvia (agua verde) para producir la misma cantidad.

 

El dato está por debajo de los famosos 20.000 litros, pero además el informe alerta del riesgo de emplear datos globales en un sector con tantas diferencias locales como el del algodón: en Estados Unidos, por ejemplo, apenas se usan 234 litros de agua azul por kilo.

 

Otras de las grandes mentiras sobre el algodón es que concentra el 25% del uso global de pesticidas. El informe sitúa el origen de esta información en datos obsoletos de la década de los ochenta o noventa. El primer registro concreto se encuentra en un informe de 1995 realizado por una consultora británica para compañías de la industria agroquímica, que apuntaba que el algodón concentraba el 10% de las ventas de pesticidas y el 22,5% de las de insecticidas, pero esas cifras han ido deformándose hasta llegar al 25% actual.

 

 

 

 

Según un informe del Icac de 2019, el algodón concentra el 4,71% de las ventas totales de pesticidas y el 10,24% de las de insecticidas, pero el documento de Transfomers Foundation también alerta del riesgo de emplear este tipo de información. “Los datos de ventas no son un indicador del uso de pesticidas, de qué tipo de pesticidas se emplean y en qué condiciones, ni de su impacto”, apunta.

 

Por último, otra de las falsas afirmaciones sobre la segunda materia prima más usada del sector es que el algodón orgánico emplea un 91% menos de agua que el convencional, publicada por primera vez en un informe elaborado por Textile Exchange.

 

El documento compara dos análisis de ciclo de vida sobre algodón orgánico (que se define como aquel que se cultiva sin el uso de químicos sintéticos, pesticidas sintéticos y semillas genéticamente modificadas) y convencional.

 

Pero en la comparativa del uso de agua se obvia que mientras los campos de algodón orgánico emplean mayoritariamente agua de lluvia, los convencionales emplean irrigación. Textile Exchange ha confirmado a los autores del informe que ha retirado el dato dl 19% de la próxima versión de su página web.

 

“Ahora sabemos que no se debe utilizar la comparación de estudios científicos de análisis de ciclo de vida para hacer afirmaciones amplias sobre las categorías de materiales, dadas las diferencias en los parámetros regionales y otros supuestos utilizados en cada estudio”, asegura Beth Jensen, directora de la estrategia Climate+ de Textile Exchange.

 

La única forma en que una marca puede afirmar que ahorra agua es trabajando para reducir el agua dentro de su propia cadena de suministro (de lo contrario, se está cambiando un problema por otro), subraya el informe. “A medida que las regulaciones se endurecen sobre el greenwashing, también se desaconseja que las marcas realicen comparaciones, además de centrarse en un solo aspecto del ciclo de vida del producto, como agua o pesticidas, para proporcionar a los consumidores la impresión de que un producto es sostenible”, apuntan.