Entorno

La fábrica del mundo se apaga: los cortes de luz en China amenazan la campaña de Navidad

La actividad industrial del país está en mínimos desde el estallido de la pandemia, causando retrasos en las entregas, subida de costes y afectación en otros polos que dependen del gigante asiático para el aprovisionamiento de materias primas.

Iria P. Gestal

25 oct 2021 - 05:00

La fábrica del mundo se apaga: los cortes de luz en China añaden más presión a la campaña de Navidad

 

 

Una señal de neón parpadea en una fábrica de Xianjing. En Europa, el móvil de un directivo se ilumina con el aviso de un nuevo mensaje: “el pedido no llegará a tiempo”. China encadena ya más de dos meses de cortes de luz, escasez de electricidad y subida de costes de la energía que han motivado paros en las fábricas y retrasos en las entregas y que añaden más tensión a una cadena de valor al borde del colapso a las puerta de la Navidad.


Aunque las industrias más intensivas en energía como el aluminio son las más afectadas, el problema es global. En septiembre, la actividad en las fábricas chinas se redujo a su mínimo desde febrero de 2020, cuando tuvieron que cerrar para frenar el avance del Covid-19, según datos del Gobierno.


Goldman Sachs estima que el 44% de la actividad industrial del país se ha visto afectada por la escasez energética, lo que le ha llevado a reducir su previsión de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) chino hasta el 7,8% este año. Moody’s y Nomura también se han sumado a las rebajas en sus previsiones, anticipando un impacto al menos hasta 2022.


En el caso de la moda, la disrupción de China no afecta sólo a la confección en el país, sino también a la fabricación en otros polos que dependen del gigante asiático para la obtención de materias primas o tejidos: en 2020, China concentró el 31,6% de las exportaciones mundiales de ropa y el 43,5% de las textiles (una cuota extraordinariamente alta por la demanda de mascarillas).

 

 

 

 

El origen de la crisis se encuentra justo al principio de la cadena de valor de la energía, en las minas de carbón, de donde proceden dos tercios de la energía de china. Junto a las minas nacionales, Mongolia y Australia son los principales proveedores de carbón del país.


En Mongolia, una campaña anticorrupción en el sector minero ha ralentizado la demanda desde el año pasado. En Australia, el suministro de carbón a China se ha visto afectado por las sanciones impuestas por Pekín después de que Camberra reclamara el año pasado una investigación sobre el origen del coronavirus.


Y las minas de Shanxi y Shaanxi, de donde procede la mayoría de la producción local de carbón, fueron obligadas a cerrar para evitar la imagen de cielos negros durante la celebración del centenario del Partido Comunista y los juegos nacionales de septiembre.


La escasez de la demanda, sumado a un incremento drástico de la oferta coincidiendo con la reactivación global de la economía, ha motivado un aumento de precios del carbón, pero las productoras y comercializadoras de energía no pueden trasladar ese incremento, porque están limitadas por ley, por lo que ralentizan la producción.

Un tercer factor es el ambicioso objetivo fijado por el Gobierno de ser neutro en emisiones de carbono en 2060, a lo que se suma un primer deadline el año que viene, cuando el país aspira a que los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín sean ya carbon neutral


 

 

 

Para tratar de atajar el problema, las autoridades chinas han permitido elevar los precios un 20%, el doble de lo actual, y la distribuidora pública de energía, State Grid, se comprometió a finales de septiembre a garantizar el suministro, aunque las disrupciones se han mantenido desde entonces..


También se han introducido limitaciones a la actividad de las fábricas para tratar de evitar cortes de luz, y algunas sólo pueden operar uno o dos días a la semana, según explica una fuente local a Fibre2Fashion, que anticipa subidas de precios industriales de entre el 30% y el 40%.


La reducción de horas de trabajo también motiva que las fábricas prioricen los mayores pedidos, más rentables, y a menudo las interrupciones se avisan con sólo un día de antelación o menos.


“Las empresas se enteran en plena noche por SMS, así que nunca sabes si vas a poder producir de un turno al siguiente”, criticaba Bernhard Weber, vicepresidente de la Cámara Europea en Najing, en declaraciones a Reuters. La única excepción es la ciudad de Wuxi, donde las autoridades locales emiten cuotas mensuales, lo que permite algo más de planificación.