Entorno

La desaceleración llama a la puerta: oleada de rebajas para la economía española

Después de tres años creciendo por encima del 3%, tanto instituciones nacionales como internacionales recortan las previsiones relativas al crecimiento económico de España para este año y para 2019.

Berta Seijo / Iria P. Gestal

12 nov 2018 - 04:45

 

 

 

 

Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco de España e incluso el Gobierno. La Comisión Europea ha sido el último organismo en sumarse a una oleada de rebajas de las previsiones para la economía española. Entidades nacionales e internacionales coinciden en que este año el país cerrará el ejercicio con un crecimiento por debajo del 3%. Tras tres años de ciclo expansivo, la desaceleración llama a la puerta de la economía española.

 

El pasado viernes, Bruselas rebajó dos décimas sus previsiones para el próximo bienio, alejándolas todavía más de la cota del 3%. En concreto, del 2,8% al 2,6% en 2018 y del 2,4% al 2,2% en 2019, lastradas por la subida de las pensiones, el aumento de la paga de los funcionarios y, en menor medida, la bajada del Irpf a las rentas más bajas.

 

La Comisión ha seguido así la estela de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco de España o el Banco Central Europeo (BCE), que también han recortado las previsiones relativas al crecimiento económico del país para 2018, 2019 y 2020.

 

 

 

 

A principios de octubre, la institución presidida por Christine Lagarde redujo en una décima su previsión de crecimiento de la economía española para este año, cuando estimó que la riqueza del país se elevaría un 2,7%. Por otro lado, el organismo mantuvo intacto el pronóstico para 2019, que se sitúa en el 2,2%.


La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) es otra de las entidades que han apuntado a que el crecimiento en el país comienza a mostrar síntomas de fatiga, algo también detectado en el resto de las mayores economías de la zona euro, así como el conjunto de economías avanzadas. Según se desprende de la última lectura del índice compuesto de indicadores líderes (CLI, por sus siglas en inglés) la nota de España cayó hasta 98,94 puntos en agosto, frente los 99,25 puntos registrados en julio.

 

Standard&Poor’s (S&P), por su parte, estima un crecimiento del 2,7% para este año, una décima menos que la previsión anterior. En cambio, S&P ha mejorado sus previsiones para 2019 en una décima, pasando de pronosticar un crecimiento del 2,3% al 2,4% y manteniendo así a España como la gran economía europea que más crecerá en los próximos dos años.

 

 

 

 

 

No sólo los organismos internacionales anticipan una desaceleración de la economía española. A finales de septiembre, el Banco de España pronosticó que el Producto Interior Bruto (PIB) crecerá un 2,6% este año, una décima menos, y se desacelere al 2,2% en 2019 y al 2% en 2020 como consecuencia del “empeoramiento” de la evolución de los mercados exteriores y por el encarecimiento del petróleo.

 

Por otro lado, el Gobierno de Pedro Sánchez también ha rebajado sus estimaciones, aunque es un poco más optimista. Según anunció el Ejecutivo socialista a principios de otoño, el PIB registrará un avance del 2,6% en 2018, y del 2,3% en 2019.


 

La economía baja una marcha en todo el mundo

La desaceleración de la economía española se enmarca en un contexto de ralentización de toda la economía global. En sus proyecciones de octubre, el FMI revisó a la baja sus previsiones de crecimiento para el PIB mundial hasta el 3,7% para 2018 y 2019, lo que supuso una rebaja de 0,2 puntos porcentuales frente a la previsión de abril. El organismo hace un llamamiento a poner en marcha políticas para fomentar un crecimiento fuerte e inclusivo, y alerta de las consecuencias de más desequilibrios y de la guerra comercial.

 

La presidenta del FMI, Christine Lagarde, llevaba cerca de un año insistiendo en que “el tiempo de reparar el tejado es cuando brilla el sol”. El pasado octubre, durante la apertura de un encuentro en Indonesia, Lagarde alertó de que las nubes estaban llegando, aunque no está lloviendo todavía.

 

También la Organización Mundial del Comercio (OMC) ve esos primeros nubarrones en el horizonte. La entidad rebajó en septiembre su previsión de crecimiento para el comercio global hasta el 3,9%, cinco décimas por debajo de los cálculos de abril.

 

 

 

 

La OMC achaca el freno a las tensiones comerciales crecientes y a las difíciles condiciones de los mercados. Los economistas de la organización apuntan que también influyen las políticas monetarias más restrictivas y la volatilidad financiera.

 

La organización prevé que el PIB mundial crezca un 2,9%, mientras que este año el aumento será del 3,1%. “Los indicadores muestran una pérdida de momentum, incluyendo los pedidos de exportación y las políticas económicas inciertas”, señala la OMC en su informe.