Entorno

Hong Kong, reajuste estratégico en la moda veinte años después de su regreso a China

La antigua colonia británica ha dejado atrás su etapa como enclave estratégico para el comercio global de moda, siendo punto de unión con la industria china y por su categoría de puerto franco.

S. Riera

4 jul 2017 - 04:55

 

Hong Kong redefine su lugar en el negocio de la moda. Hace veinte años que sonó por última vez el Dios salve a la reina en este territorio situado al sur de China, dejando de ser colonia británica para regresar a su Madre Patria después de más de 150 años. Para el sector, esta región fue durante varias décadas un enclave estratégico para el comercio mundial de prendas de vestir y calzado, convirtiéndose en uno de los pilares de la deslocalización industrial.

 

Sin Hong Kong, el traslado de la producción a China hubiera sido, como mínimo, más lento y más complejo. Durante décadas, el sistema y la cultura política y económica del territorio estuvo a las antípodas del de China y en ellas se apoyaron las compañías internacionales a la caza de intermediarios para empezar a trasladar al gigante asiático su aprovisionamiento.

 

Por otro lado, el peso británico en Hong Kong lo convirtió en una de las economías más abiertas y liberalizadas del mundo, en un puerto franco con tasas arancelarias sólo para algunas partidas, como el alcohol, el tabaco, los hidrocarburos o el metanol. Durante las décadas de los ochenta y los noventa, esta categoría también favoreció el comercio global de mercancía procedente de China que utilizaba el sello made in Hong Kong para beneficiarse de sus acuerdos comerciales con Occidente.

 

Veinte años después, sin embargo, los grandes grupos internacionales de la moda han prescindido de los intermediarios de Hong Kong para sus operaciones de aprovisionamiento. A lo largo de estas dos últimas décadas, las compañías occidentales han establecido contactos directos con proveedores chinos o bien han abierto sus propias filiales en el país.

 

Por otro lado, la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio en 2001 también supuso una redefinición de las reglas de los intercambios comerciales con el país asiático que debilitaron la posición privilegiada de Hong Kong como intermediario. Aun así, algunos de los gigantes globales del aprovisionamiento actuales, como Li&Fung, son de la región.

 

 

 

 

El impacto de estas medidas fue inmediato. Las importaciones españolas de artículos de moda de Hong Kong han pasado de 183,1 millones de euros en el año 2000 a 43,3 millones de euros en 2016. La evolución es la misma en el conjunto de la Unión Europea. Las compras comunitarias de productos textiles, prendas, calzado y accesorios procedentes de Hong Kong se han desplomado en los últimos 16 años, pasando de 4.808,8 millones de euros en 2000 a 2.624,6 millones de euros en 2016, según datos del Icex.

 

Tanto en España como en el resto de la Unión Europea, el vínculo que el negocio de la moda mantenía con Hong Kong como socio para el aprovisionamiento aceleró su desapego en 2005, una vez se liberalizó el comercio mundial del textil y del calzado. Por otro lado, el encarecimiento de los costes laborales en China y el traslado de parte de su producción low cost hacia otros países del sudeste asiático acentuó aún más la pérdida de competitividad del territorio hongkonés en las redes globales de compras textiles.

 

 

Hong Kong como mercado de consumo

Pese a perder fuelle como enclave para el aprovisionamiento, Hong Kong tomó fuerza como mercado de consumo. Tras integrarse en China, la región se convirtió en un destino turístico clave para las primeras masas de los nuevos turistas locales. El despegue de la clase media en China y el atractivo de Hong Kong como ciudad de compras catapultaron el comercio de lujo en la ciudad.

 

Por otro lado, la región ostenta uno de los mayores PIB per cápita del mundo, en niveles similares a los de Estados Unidos o Suiza, y cuenta con una elevada tasa de concentración de multimillonarios. El sector servicios representa en la actualidad más del 90% de la riqueza del territorio. Hong Kong continúa defendiendo su legado como epicentro financiero, compitiendo con Shanghái.

 

Como mercado de consumo, Hong Kong ha sido un fuerte polo de atracción de marcas internacionales. Durante un largo periodo de tiempo, la región ha sido un Dorado para el segmento del lujo, aunque en los últimos años, con la reciente tensión política y los nuevos flujos turísticos de los ciudadanos chinos, ha perdido gas. De hecho, pese a que Causeway Bay continúa siendo la segunda calle con los alquileres comerciales más caros del mundo, cada vez se aleja más de las rentas de la Quinta Avenida de Nueva York, que lidera el ránking con comodidad, según un informe de Cushman&Wakefield.

 

 

 

 

No obstante, la reordenación de las marcas de lujo en el territorio ha liberalizado espacio comercial, en el que se han instalado grupos de moda fast fashion. En este sentido, Inditex puso en marcha en 2014 una macrotienda de Zara de más de 5.000 metros cuadrados en la ciudad, donde ya tiene más de una docena de establecimientos.

 

En este sentido, las exportaciones españolas de artículos de moda a Hong Kong han crecido un 71% entre los años 2000 y 2016, hasta 340,6 millones de euros en el último ejercicio. En el conjunto de la Unión Europea, la evolución ha sido similar, pasando de exportar productos textiles y de moda por valor de 4.797,5 millones de euros en el 2000 a 10.358 millones de euros dieciséis años después.