Entorno

Hong Kong, punto de inflexión: “se busca” diseño local para combatir la ‘logomania’ occidental

En el bochornoso y húmedo septiembre hongkonés, el cielo siempre amenaza tormenta. Mientras, en la calle, el negocio de la moda de la región semiautónoma china vive su particular tifón que está transformando por completo el sector. 

I. P. Gestal/ Hong Kong

13 sep 2016 - 04:45

 

En el bochornoso y húmedo septiembre hongkonés, el cielo siempre amenaza tormenta. Mientras, en la calle, el negocio de la moda de la región semiautónoma china vive su particular tifón que está transformando por completo el sector. De una panacea para el lujo a una oportunidad para la moda premium, de eje para el aprovisionamiento a hub del diseño en Asia, de abrir la puerta del continente a las marcas occidentales a hacer lo propio con las firmas chinas que afrontan por fin su abordaje al mercado internacional. Los cambios que ha experimentado China en los últimos años han dado una vuelta de tuerca al negocio de la moda de Hong Kong, que se enfrenta a su propia trasformación para buscar de nuevo su sitio en el sector.

 

Los cambios abarcan más allá del sector de la moda. El pasado 4 de septiembre, la región celebró sus primeras elecciones tras la Revolución de los Paraguas, que en 2014 paralizo el centro financiero de la ciudad durante dos meses reclamando más democracia y autonomía. Los comicios se saldaron con una participación de récord (las urnas se mantuvieron abiertas hasta la madrugada para acoger la oleada de votantes) y la entrada en el Parlamento de diputados que defienden abiertamente la independencia de la región.

 

En el negocio de la moda, la transformación que atraviesa Hong Kong también está estrechamente ligada al gigante asiático. Desde la entrada de China en la OMC (Organización Internacional del Comercio), Hong Kong, con mayores facilidades para la inversión y una menor brecha cultural con occidente, se convirtió en un eje clave en el aprovisionamiento en el país.

 

 

Pero, en los últimos años, el aumento de los costes en el gigante asiático ha trasladado parte de la producción a otros países del Sudeste Asiático como Myanmar o Vietnam, adonde se ha desplazado también gran parte de la inversión hongkonesa, al tiempo que China ha ido abriendo progresivamente sus fronteras comerciales, con lo que Hong Kong comenzó a perder valor como intermediario.

 

 

Este cambio de escenario, sumado al aumento de las marcas locales en China y Hong Kong, ha motivado a la región a dar un cambio de rumbo y reivindicar su rol no sólo como eje estratégico en el aprovisionamiento, sino también como hub del diseño.  

En esta línea, la feria de aprovisionamiento Hong Kong Fashion Week también comenzó a virar el timón hace un par de años, dando cada vez mayor protagonismo a las marcas. Ahora, el organizador, Hong Kong Trade Development Center, ha decidido reforzar su apuesta por esta vía de negocio escindiéndola en una feria diferenciada, Centrestage, que celebró la semana pasada su primera edición.

 

 

La internacionalización, asignatura pendiente

China lleva años gestando su propia cartera de marcas, pero la internacionalización fuera de Asia Pacífico es todavía su gran reto pendiente.  Ahora, Hong Kong quiere convertirse en un trampolín para que grupos como Koyo, Ilovechoc, Lulucheung o Jarel Zhang comiencen a sonar también en Europa.

 

 

Una de las companias que está apostando de manera más decidida  por la internacionalización es JNBY, que contaba con uno de los mayores stands en Centrestage. El grupo, fundado en 1994, cuenta con oficinas en Hong Kong y Hangzhou, donde tiene su propia fábrica, y factura en torno a 3.000 millones de yuanes (400 millones de euros). Hasta ahora, la compañía ha centrado su expansión en su mercado local, donde suma más de 1.000 tiendas (404 propias y el resto franquiciadas), y tiene una presencia reducida en el extranjero con puntos de venta multimarca en Rusia, Japón, Corea del Sur, Lituania y, de manera más residual, en Estados Unidos y Canadá.

 

“Ha llegado el momento de la moda asiática”, afirma Lydia Tan, responsable de desarrollo internacional de JNBY. “Hasta ahora, nos ha frenado sobre todo la enorme inversión que se requiere para dar el salto a Europa; en el caso de las marcas de lujo francesas que vienen aquí, es distinto, porque sabían antes de entrar que era un mercado enorme con consumidores ávidos de sus marcas; en nuestro caso, debemos ir poco a poco abriéndonos camino, porque el público no nos conoce”, explica Tan.

 

 

Ilovechoc, con sede en Hangzhou, también acudió a Centrestage con la vista puesta en los mercados internacionales, si bien su prioridad pasa por abordar primero el Sudeste Asiático. “Hemos acudido a la semana de la moda de China, Seúl, Taipéi y realizado algunos eventos en Canadá, pero creemos que por ahora todavía no estamos preparados para dar el salto definitivo a Occidente”, asegura Zoe Wang, directora comercial de Change Life Garments, el grupo propietario de Ilovechoc.

 

Otro de los ejes de Centrestage fue la promoción de jóvenes talentos del diseño de la región, con creativos como Simon Gao (de Pekín), Ko Taeyong (de Seúl), Mim Mak (de Hong Kong), y Pongsak Suprratccheep y Thita Kamonnetsawak (de Bangkok). “Hong Kong siempre ha sido una de las mecas de la vanguardia en Asia; de alguna forma, siempre nos hemos fijado en la región para saber cuáles eran las tendencias, y tiene sentido que ahora sea Hong Kong quien agrupe y promocione también el diseño de toda la región”, explica Gao.

 

 

 

 

El retail, hacia un ‘nuevo normal’

Mientras el negocio de la moda en Hong Kong afronta su transformación de eje del aprovisionamiento a hub del diseño, también el retail vive su propia revolución. Después de años creciendo a doble dígito, la implantación de las normativas anticorrupción por parte del Gobierno de Xi Jinping, la fortaleza del yuan y la flexibilización de los visados para viajar de China continental a otros países impactaron duramente en el negocio minorista de la región.

 

El desplome de las ventas, los alquileres y un descenso en la llegada de turistas en 2015 fue un golpe duro para la región, pero, lejos de salir del mapa de los operadores internacionales, Hong Kong lideró en 2015 la entrada de nuevos retailers, según el informe How global is the business of retail? elaborado por la consultora CBRE.

 

Con la crisis del año pasado, lejos de resignarse, el mercado se ha reorganizado como un cubo de Rubick para volver a la senda del crecimiento y responder mejor al nuevo escenario. El lujo ha renegociado sus alquileres desorbitados y racionalizado su red comercial en la región, dejando espacio para la entrada de marcas premium que no dependen tanto de unos turistas chinos que cada vez son menos.

 

 

 

 

Follie Follie, Calzedonia, J. Crew, Lululemon, Adidas y Nike son algunas de las marcas que han expandido su red comercial en Hong Kong en lo que va de año. La cadena griega se instaló en el barrio de Central en mayo, mientras que Calzedonia, Adidas y J. Crew clavaron su bandera en Causeway Bay y Nike abrió en Tsim Sha Tsui. Sandro y Maje (propiedad desde este ano del grupo chino Shandong Ruyi) también han continuado ganando terreno, reforzando su comunicación y ampliando su red comercial con nuevas tiendas en el centro de la ciudad.

 

 

Los resultados de esta transformación comienzan a verse también en los indicadores macroeconómicos que, si bien siguen a la baja, han moderado su caída respecto al año pasado. En el segundo trimestre de 2016, las ventas minoristas se contrajeron un 10,9%, frente al descenso del 12,5% del mismo periodo del año anterior. El retroceso en el sector de la moda lo continúa liderando la joyería, con una caída del 21,2%, frente al descenso del 5,9% en las ventas de ropa, según datos del Census&Statistics Department de la región administrativa especial.

 

También los alquileres comerciales han frenado la caída (Causeway Bay, Tsim Sha Tsui, Central y Mongkok registraron descensos de entre el 3% y el 5%) y, según estimaciones de Cushman&Wakefield, continuarán moderando el descenso en el segundo semestre del año.