Entorno

Europa declara la guerra al ‘fast fashion’: cómo Bruselas quiere cambiar la moda antes de 2030

La estrategia de textiles se apalancará sobre diferentes normativas que regularán requisitos de diseño, la creación de un pasaporte digital o el control del uso de términos como “sostenible”.

Iria P. Gestal

31 mar 2022 - 05:00

Perchas

 

 

Europa imagina un mundo sin fast fashion. En la breve presentación de la Estrategia para el textil, la Comisión Europea alude hasta seis veces a este término, que opone constantemente a la circularidad. Se encuentra, incluso, en la propia visión de la estrategia, en la que ambiciona que, para 2030, “el fast fashion habrá pasado de moda”.

 

Bruselas se apoyará en una batería de normativas (algunas nuevas, otras ya existentes), para, entre otras cosas, regular requisitos de diseño, controlar el uso de términos como “sostenible” o las rebajas fiscales para servicios como la reparación.

 

La Estrategia contempla también, entre otras medidas, la creación de un pasaporte digital de todos los productos en el que se incluya información sobre la circularidad; la armonización de las normas de responsabilidad ampliada del productor y la prohibición de destrucción de los productos no vendidos o devueltos.

 

 

 

 

¿Qué es ‘fast fashion’ para la UE?


La Comisión argumenta que la tendencia de usar las prendas durante cada vez menos tiempo “antes de tirarlas” contribuye a los patrones “más insostenibles de sobreproducción y sobreconsumo”.

 

Este fenómeno que, según la Comisión, es “conocido como fast fashion”, “motiva a los consumidores a que sigan comprando ropa de menor calidad a un menor precio en respuesta a las últimas tendencias”.

 

Para argumentar esta tendencia, el documento cita un estudio del Joint Research Centre (JRC), el centro de investigación de la comisión, que recoge que entre 1996 y 2018 los precios de la ropa en la Unión Europa han caído más de un 30% en relación a la inflación, mientras que el gasto medio de las familias en ropa ha aumentado.

 

“Esto indica que estas tendencias no han permitido a los ciudadanos beneficiarse de las oportunidades de ahorro de coste”, sentencia. Otro dato que da el documento es que la producción mundial de productos textiles casi se duplicó entre 2000 y 2015, y apunta que se espera que aumente un 63% hasta 2030.

 

En el apartado de preguntas y respuestas, la Comisión apunta además otro elocuente dato, que sustituye a la vieja (y no probada) afirmación de que la moda es el segundo sector más contaminante del mundo.

 

 

 

 

La entidad dice que “el consumo europeo de los productos textiles (incluyendo su uso en mobiliario, equipos médicos, edificios o vehículos) es el cuarto con más impacto en el medio ambiente y el cambio climático, por detrás de los alimentos, la vivienda y la movilidad”.

Es además el tercero en cuanto a consumo de agua y suelo, y el quinto por el uso de materias primas y emisiones de gases de efecto invernadero.

 

Otro factor que cita la Comisión para argumentar la estrategia es la “vulnerabilidad” de la supply chain. La agresión militar “sin provocación y sin justificación” de Rusia a Ucrania, con su impacto en la subida de precios de la energía, el aprovisionamiento de materias primas y el impacto en la exportación es, según Bruselas “otro recordatorio de las vulnerabilidades de las cadenas de valor globales”.

 

 

La visión

 

La visión de la Comisión Europea es que, en 2030, los productos textiles que se comercialicen en el mercado común serán “duraderos y reciclables, hechos en gran medida con fibras recicladas”.

 

“Los consumidores se beneficiarán durante más tiempo de textiles asequibles de alta calidad, el fast fashion habrá pasado de moda y los servicios de reutilización y reparación, rentables económicamente, estarán disponibles ampliamente”, prosigue, y añade que habrá “suficiente capacidad para innovar en el reciclaje de fibra a fibra, con la incineración y el desecho en vertederos reducido al mínimo”.

 

La Comisión defiende que abordará tanto la oferta como la demanda para alcanzar este objetivo. La herramienta vertebradora de la Estrategia será la denominada “ruta de transición para el ecosistema textil”, un documento de trabajo que se encuentra actualmente en fase de consulta.

 

También precisa que “se facilitará apoyo financiero para la transición del sector” en el marco de las asociaciones europeas de Horizonte Europa, el programa Life y el programa Europa Digital para el desarrollo de expertos cualificados.

 

El negocio del textil y de la confección engloba en la Unión Europea más de 160.000 compañías y emplea a 1,5 millones de personas, generando una facturación de más de 162.000 millones de euros en 2019, según datos de Euratex.

 

En 2020, la industria de la confección se contrajo un 18,1% por la pandemia, mientras el textil, con un descenso del 9,2%, logró contener la caída gracias a la producción de mascarillas y otro material sanitario.