Entorno

El presidente del CIE acepta el doble convenio para garantizar la continuidad de la patronal

C. De Angelis

11 mar 2014 - 04:57

El Consejo Intertextil Español (CIE) ha planteado formalmente a los sindicatos la negociación de dos convenios colectivos para el sector del textil y la confección. La propuesta ha sido realizada por el presidente de la patronal, Alejandro Laquidain, como estrategia para apaciguar los ánimos en el seno de la entidad, cuyo enfrentamiento interno amenaza su continuidad, y para encarar su refundación, con la creación de nuevos estatutos y la designación de un nuevo presidente.

 

En el transcurso de una reunión de la mesa negociadora del convenio general de la industria textil y de la confección, a cuya acta ha tenido acceso Modaes.es, Laquidain expresó a los sindicatos la voluntad de parte del CIE de impulsar el doble convenio. En particular, el presidente del CIE expuso que la Federación de Empresas de Confección (Fedecon) y la Agrupación Española del Género de Punto (Aegp) plantean la necesidad de que la negociación se divida en dos.

 

La decisión de Laquidain supone una ruptura no sólo de treinta años de negociación colectiva en las industrias del textil y la confección, que siempre han contado con un único convenio colectivo, sino también una cesión por parte del presidente del CIE y los representantes del textil de cabecera a las reivindicaciones de las entidades disidentes en el consejo.

 

Fuentes cercanas al proceso aseguran que Laquidain acepta que el CIE deje de ser portavoz en la negociación de un convenio global para la industria del textil y la confección a cambio de sentar las bases para la continuidad de una confederación fortalecida. Esta hoja de ruta, que se plantea actualmente como única salida posible ante la guerra del CIE, pasaría en primer lugar por la salida del propio Laquidain de la presidencia.

 

El empresario, enzarzado en un amargo enfrentamiento con el presidente de la Aegp, Joan Canals, renunciaría según estas fuentes a postularse para la reelección, consciente que de que la situación creada a raíz de la negociación del último convenio, cerrada a mediados del pasado año, hace recomendable una renovación en la cúpula de la entidad.

 

No obstante, la voluntad de Laquidain pasa porque Aegp y Fedecon, que han llegado a solicitar la disolución del CIE y a amenazar con llevar a los juzgados la negociación del convenio, desbloqueen un proceso de refundación del CIE para garantizar su continuidad.

 

Dicha renovación pasaría por la aprobación de un presupuesto para la entidad, que ha sido rechazado por la junta en media decena de ocasiones, y por la aprobación de nuevos estatutos que faciliten la gobernabilidad del consejo, cuya actual normativa interna obliga a obtener la unanimidad de sus siete entidades miembro para la aprobación de casi cualquier iniciativa.

 

Por último, la hoja de ruta planteada por Laquidain pasaría también por la elección de un nuevo presidente. La junta del CIE ha comenzado a analizar opciones, si bien no ha trascendido el nombre de ningún candidato oficial por parte de ninguna entidad.

 

Fuentes cercanas a Laquidain destacan que el presidente del CIE no cree en la necesidad ni la conveniencia de negociar dos convenios por separado, una posibilidad que además enerva a los sindicatos, y que confían en que su cesión en este punto debería resultar determinante para que se avance en la deseada paz en el seno de la entidad.

 

Rechazo sindical

 La posibilidad de negociar dos convenios por separado, uno para el textil y otro para la confección, cuenta sin embargo con el rechazo frontal de los sindicatos. En dicha acta de reunión, CCOO y UGT plantearon en este sentido su negativa unánime a la propuesta planteada por el presidente de CIE.

 

Por un lado, los sindicatos no creen que se den circunstancias concretas que justifiquen la negociación del convenio por separado y temen que separar la negociación afectaría a los derechos de los trabajadores.

 

Los sindicatos también prometen una respuesta contundente ante la posibilidad de que la parte patronal quiera utilizar la pretendida bifurcación de la negociación como una vía para bloquear las conversaciones iniciadas el pasado enero.