El lujo ‘saca brillo’ a sus ventas globales y prevé crecer hasta un 8% en 2018

El lujo continúa avanzando. El mercado mundial de los artículos y servicios de lujo continuará engordando en 2018. Se prevé que las ventas de este sector crezcan entre un 6% y un 8% en 2018, situándose entre 276.000 millones de euros y 281.000 millones de euros, según los datos actualizados del Worldwide Market Monitor, que elaboran la patronal italiana del lujo Altagamma y la consultora Bain&Company.

Las nuevas previsiones de crecimiento mejoran las realizadas el pasado octubre, que situaban el avance para este año en el 5%. Según el estudio, se prevé que el mercado del lujo alcance en 2025 un tamaño de 390.000 millones de euros, con un crecimiento medio anual de entre el 4% y el 5%.

Con la actualización, Altagamma y Bain&Company también han mejorado las expectativas en la rentabilidad del negocio para este año. En este sentido, se prevé un incremento de las ganancias antes de intereses, tasas, depreciaciones y amortizaciones del 10%. En las previsiones realizadas ocho meses atrás, este aumento se situó en el 7%.

El mercado mundial del lujo crecerá una media anual de entre el 4% y el 5% hasta 2025

Las ventas de accesorios, joyería y cosmética tirarán este año de las ventas del lujo, con crecimiento de entre el 6% y el 7%. También el calzado contribuirá a la expansión de este mercado en 2018 impulsado sobre todo por las sneakers y el calzado urbano de tendencia. En cuanto a las prendas, el avance será más moderado, del 4%.

Por mercados geográficos, las ventas continuarán elevándose a doble dígito en Asia, con una previsión de crecimiento para 2018 del 10%, tres puntos por encima a la realizada el pasado octubre. También se han mejorado las expectativas para el mercado Norteamericano y Europeo. En el primero, el crecimiento se sitúa ahora en el 6%, frente al 4% anterior, mientras que en el continente europeo, se estima una caída del 3%, frente al descenso del 4% previsto hace ocho meses.

El retroceso del lujo en Europa se explica por la ralentización económica en Alemania y Reino Unido, junto con el descenso del turismo asiático, que ha elevado sus viajes al continente americano.