Entorno

EEUU y Europa reactivan la negociación de libre comercio con el textil en la agenda

Washington y Bruselas han iniciado de nuevo contactos para sentarse de nuevo a negociar en 2019. No obstante, la Comisión Europea tiene en contra al Parlamento, que la semana pasada votó en contra de estas negociaciones.

Silvia Riera

19 mar 2019 - 04:48

EEUU y Europa reactivan la negociación de libre comercio con el textil en el punto de mira

 

 

El textil vuelve a estar en el foco de las negociaciones de Estados Unidos y Europa para un tratado de libre comercio. Dos años después de que Donald Trump alcanzara la Casa Blanca y eliminase de un plumazo años de conversaciones entre ambas partes para alcanzar un pacto de máximos (el que se conoció como Ttip), se reactivan los contactos para sentarse de nuevo a negociar en 2019.

 

La industria del textil y la confección vuelve a estar en la agenda de esta negociación. Tal y como ocurrió en las conversaciones anteriores, el principal escollo para un acuerdo en el libre comercio de este sector es la armonización de las normativas de ambas regiones. De por sí, la legislación estadounidense para la importación es en la actualidad mucho más exigente y compleja que la europea.

 

No obstante, fuentes cercanas a la negociación explican que la incertidumbre sobrevuela esta reactivación de las conversaciones para un pacto de libre comercio entre ambas regiones después de que el Parlamento Europeo votara la semana pasada en contra de las negociaciones tal y como se habían planteado. A pesar de no ser vinculante, el voto sí representa un revés político frente a la Comisión Europea.

 

Por otro lado, expertos en comercio internacional en la industria textil sostienen que las diferencias entre Washinghton y Bruselas en ciertos sectores económicos estratégicos, como el del automóvil o la alimentación, están tan alejadas, que se vislumbra un díficil acuerdo.

 

A pesar de todo, la industria textil europea ha empezado a tomar cartas en el asunto a través de la patronal del sector, Euratex, que ha empezado a revistar las pautas de la anterior negociación con la Administración Obama. Entonces, uno de los principales escollos radicó radica en la normativa referente al origen de la mercancía. En el caso del textil, la confección y el calzado, las reglas de origen preferenciales para obtener beneficios arancelarios, son diferentes entre Estados Unidos y la Unión Europa.

 

 

 

 

El Gobierno estadounidense, por ejemplo, exige una triple transformación, en una normativa conocida como yarn forward (del hilo hacia delante). Es decir, las empresas de un país que tenga un tratado de libre comercio con Estados Unidos se beneficiarán del arancel cero siempre y cuando los tres últimos procesos manufactureros significativos se hayan realizado en aquel territorio.

 

De este modo, en el caso de las prendas, las empresas europeas de moda que quisieran exportar a Estados Unidos bajo el arancel cero deberían demostrar que la hilatura, la tejeduría y la confección se han realizado en la Unión Europea. En cambio, la normativa europea es más laxa en este sentido y sólo exige dos transformaciones y, en el caso del calzado, sólo una, el ensamblaje de las piezas.

 

En los últimos años, Estados Unidos ha sido uno de los motores de las exportaciones españolas de moda. Mientras el conjunto de las ventas del sector en el extranjero creció cerca de un 30% entre 2013 y 2018, en Estados Unidos se disparó casi un 80%, pasando de vender por valor de 596,6 millones de euros a 1.072,1 millones de euros.

 

Las importaciones españolas de moda procedente de Estados Unidos avanzaron a un ritmo mucho menor. Entre 2013 y 2018 se elevaron un 32%, pasando de 133,6 millones de euros a 176,3 millones de euros.