Entorno

Despidos, fábricas paradas e impagos: el Covid-19 ‘ahoga’ a los ‘hubs’ de la moda

El miércoles, se creo un grupo de trabajo, coordinado por la OIT, para paliar el impacto de la pandemia en los países emergentes.

C. Juárez

24 abr 2020 - 04:53

Despidos, fabricas paradas e impagos: cómo el Covid-19 ‘ahoga’ a los ‘hubs’ de la moda

 

 

El coronavirus golpea a los hubs del aprovisionamiento de moda. Con la demanda congelada en occidente, las fábricas de Bangladesh, Vietnam o Camboya se enfrentan a cancelaciones masivas de pedidos, impagos y despidos, a menudo sin protección social. Las organizaciones sindicales locales y las empresas claman ayudas para evitar el cierre.

 

Sus reclamaciones obtuvieron el miércoles una primera respuesta. la Organización Internacional de Empleadores (IOE, en sus siglas en inglés), la Confederación Sindical Internacional (Ituc) e IndustriAll Global Union crearon un grupo de trabajo para movilizar recursos que garanticen la continuidad de las fábricas y el pago de los salarios. Adidas, C&A, H&M, Inditex, Marks&Spencer, Primark, Under Armour y PVH han apoyado ya la iniciativa, que estará coordinada por la Organización Internacional del Trabajo (ILO).

 

 

 

 

A principios de esta semana, Bangladesh anunció una medida para proteger el empleo en el sector, que pasa por que aquellos fabricantes que realicen despidos en mitad del brote del coronavirus no tendrán acceso al paquete financiero que el Gobierno del país facilita para el pago de los trabajadores.

 

El 47% de los trabajadores de la confección en Bangladesh no estaban percibiendo ingresos, según Bangladesh Health Watch (BHW) recogidos por Clean Clothes. El 20 de abril, el primer ministro del país, Sheikh Hasina, anunció que algunas fábricas podrían reanudar la actividad industrial siempre que se garantice la seguridad de todos los empleados. Un día después, decenas de miles de trabajadores de la confección en el país salieron a la calle para protestar por sus condiciones y exigir el pago de salarios.

 

 

 

 

En paralelo, Rubana Hug, la presidenta de la Asociación de Fabricantes y Exportadores de Ropa de Bangladesh (Bgmea), hizo un llamamiento a todas las compañías internacionales que operan en el país para que no abandonen la relación con sus proveedores durante la crisis.

 

Los pedidos cancelados del sector suponen ya una pérdida de 3.170 millones de dólares, afectando a 2,27 millones de trabajadores, según datos de más de 1.100 fábricas recogidos por Bgmea. Además, la asociación explica que casi cuatrocientas fábricas de moda han suspendido su producción ante la falta de pedidos de compradores extranjeros.

 

El pasado 22 de abril, Bgmea actualizó los datos sobre la situación del sector, desvelando que casi dos millones de trabajadores en el país han sido despedidos. Huq describió entonces la situación “abismal” e “irreal” y agregó que existen pocos recursos legales en el país para que las fábricas exijan a los retailers que cumplan con sus términos de contrato.

 

 

 

 

En India, otro de los principales hubs de aprovisionamiento de moda, medios locales subrayaron esta semana que los trabajadores de la confección del estado de Tirupur se han quedado sin ingresos durante el periodo de cierre y el Gobierno no ha tomado ninguna medida para solventar la situación, por lo que dependen de las raciones proporcionadas por los sindicatos.

 

En Gandhi Nagar, donde se concentra parte de la producción textil en el país, los trabajadores se han quedado sin apenas ingresos por la crisis del coronavirus. Sanjay Jain, vicepresidente de Ram Nagar Market Association, señaló que “los salarios de los trabajadores en marzo han sido pagados, pero será difícil pagar los de abril”.

 

El jueves, los trabajadores de la confección en Surat salieron a la calle para protestar contra la situación de las empresas. De hecho, en algunas provincias como Gujarat, Punjab o Rajasthan se han aumentado el límite de horas de trabajo permitidas en las fábricas acogiéndose a la Ley de Fábricas de 1948, que permite que los empleados trabajen durante más de doce horas diarias sin necesidad de aumentar la remuneración.

 

Ayer, la Asociación de Fabricantes y Exportadores de Ropa (Gema) realizó un llamamiento a las empresas y al Gobierno para que pague los salarios de los trabajadores del sector durante abril y mayo.

 

 

 

 

En Camboya, los fabricantes obligaron el pasado lunes a los trabajadores a tomar vacaciones durante las festividades del Año Nuevo Khmer, la referencia del calendario budista. Sin embargo, tras la vuelta al trabajo tendrán que ser puestos en cuarentena obligatoria y no recibirán salario. A día 22, cerca de 30.000 trabajadores de la confección en el país se encuentran en cuarentena.

 

En paralelo, la entrada de inversión extranjera en el país se ha desplomado, según The Economist, lo que representa un gran riesgo para el país. China era uno de los principales inversores en la industria de la confección en el país después de que Europa retirara los beneficios arancelarios.

 

En Vietnam, los fabricantes también han tomado medidas ante el avance de la pandemia. Vinatex, una de las principales compañías del sector en el país con más de doscientas fábricas y 100.000 trabajadores, comunicó que tendrá que recortar el 50% del empleo en mayo si la situación persiste.

 

 

 

 

En Myanmar, por su parte, el Gobierno decretó el cierre de todas las fábricas desde el 20 al 30 de abril para realizar inspección por parte del ministerio de salud y trabajo del país. El martes, la Federación de Trabajadores de la Confección de Myanmar (Fgwm) se unió al gobierno para emprender medidas legales contra los propietarios de fábricas textiles que reabrieron sus instalaciones antes de pasar por la inspección.

 

“Hemos hecho una lista de aquellos propietarios que no obedecieron las reglas oficiales, y continuaremos ayudar al gobierno a tomar medidas contra ellos”, señaló Ma Moe Sandar Myint, representante de la asociación, añadiendo que más de ochenta fábricas en el país se saltaron la ley.

 

Además de la situación de ilegalidad de muchos fabricantes, numerosas empresas del sector no han pagado el salario a sus empleados respaldando que el Gobierno no especificó si los fabricantes tienen que remunerar a sus trabajadores durante el periodo de cierre.

 

 

 

 

Sri Lanka es una de las regiones donde ya se han relajado las medidas de contención ante el avance del coronavirus. El pasado lunes, el Gobierno del país anunció la reapertura de algunas instalaciones especializadas en el textil con condiciones para preservar la seguridad, como la limitación de trabajadores.

 

Con todo, los fabricantes aseguraron que han tenido que reducir drásticamente sus plantillas ante la situación, añadiendo que sólo pueden emplear al 30% de sus trabajadores ante la falta de recursos ya que numerosos retailers cancelaron sus pedidos.

 

Rehan Lakhani, presidente de la Asociación de Exportaciones de Ropa de Sri Lanka, explicó que una de las principales complicaciones a las que se enfrenta la industria local es la cancelación de productos de temporada que no se adaptarían a la siguiente. Rehan instó al gobierno de Sri Lanka a ofrecer incentivos para permitir que esta industria sobreviva a los efectos del Covid-19. 

 

 

 

 

En Pakistán, por su parte, algunos trabajadores del textil también han salido a la calle durante la última semana para protestar sobre su salario. El lunes, los empleados de las fábricas de Ruaf recibieron su salario tras manifestarse.

 

En Indonesia, el 22 de abril el decretó el cierre de la actividad industrial no esencial. Sin embargo, algunos fabricantes textiles podrán mantener su actividad si reciben una licencia por parte del Gobierno del país e implementen medidas para preservar la salud de sus empleados.

 

“El sector manufacturero es el mayor contribuyente a la económica de Indonesia, que supone el 19%, hay que mantener el motor económico en funcionamiento”, explicó el Gobierno ante la situación.