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Del ‘penny’ por prenda al veto al ‘greenwashing’: Reino Unido estrecha el cerco a la moda

La autoridad de competencia del país ha establecido una lista de doce preguntas que las empresas deben responder antes de hacer una declaración en referencia a su estrategia “verde”.

I. P. G.

30 sep 2021 - 04:45

Del ‘penny’ por prenda al veto al ‘greenwashing’: Reino Unido estrecha el cerco a la moda

 

 

¿Es sostenible o sólo greenwashing? Reino Unido, el mismo país que contempló imponer un impuesto de un penique por prenda para frenar el fast fashion, ha aprobado ahora una nueva normativa para poner coto a las falsas declaraciones en materia de sostenibilidad.

 

La autoridad de competencia (CMA, en sus siglas en inglés) ha establecido un código que las empresas deben cumplir antes de decir que son, por ejemplo, ecológicas, sostenibles, verdes o que tienen poco impacto medioambiental.

 

Si una compañía no cumple, la CMA y otros órganos reguladores como el Trading Standards Services podrían emprender acciones legales. Además, la Advertising Standards Authority (ASA) también podría llevar a las empresas a juicio si esas declaraciones se realizan en publicidad.

 

“Si se determina que su declaración infringe la ley de protección del consumidor, puede verse obligado a realizar cambios en ella o hacer un pago de compensación a los consumidores que puedan haber sido perjudicados por el incumplimiento. Por lo tanto, se recomienda que busque asesoramiento legal independiente”, precisa la CMA.

 

 

 

 

Lo más relevante de la normativa es que, antes de hacer una declaración de este tipo, las compañías deben “entender cómo su producto, marca o negocio tiene un impacto en el entorno a lo largo de su ciclo de vida”, precisa la CMA. Esto incluye etapas en las que el producto no está en manos del distribuidor, como la fabricación o en su etapa posconsumo.

 

Para probar si una declaración es correcta, las empresas deberán responder afirmativamente a una lista de doce declaraciones. En primer lugar, que la declaración sea precisa y entendible por todos; que haya pruebas recientes y creíbles que muestren que es verídica y que no contenga información parcialmente incorrecta.

 

También debe, dice la CMA, “contar toda la historia de un producto o servicio” o referirse únicamente a una parte, sin dar pie a malos entendidos respecto al impacto medioambiental total que pueda tener ese producto.

 

En este sentido, si la empresa hace afirmaciones generales como que es eco-friendly, verde o sostenible, estas deben reflejar todo el ciclo de vida de la marca, producto o servicio al que se refieren y estar justificadas con pruebas.

 

 

 

 

Las empresas también deben explicar y etiquetar información sobre la durabilidad o cómo desechar un producto tras su uso, no pueden exagerar ni emplear aspectos que son requeridos por ley como beneficios medioambientales.

 

Reino Unido es uno de los países europeos que más activamente ha regulado para frenar el impacto medioambiental de la moda, particularmente el fast fashion. El país, hogar de pioneros de la moda ultrarrápida como Boohoo, tiene sobre la meas medidas como legislar para impulsar el reciclaje de tejidos, apoyar las compañías con un modelo de negocio sostenible o promover la relocalización.