Entorno

Del ‘one penny’ a la ley del reciclaje: las ‘ecotasas’ de la moda

La semana pasada, Francia anunció que prohibirá a las compañías del sector de la moda destruir artículos no vendidos. El Gobierno francés sigue los pasos de Reino Unido o la ciudad de Nueva York.

C. J.

5 feb 2020 - 04:50

Del ‘one penny’ a la ley del reciclaje: las ‘ecotasas’ de la moda

 

 

Igual que comunidades autónomas, ayuntamientos o países enteros llevan años aplicando pequeños impuestos a los turistas para preservar el medio ambiente, poco a las administraciones públicas de todo el mundo comienzan a moverse para amortiguar el impacto del consumo de moda. Francia es el último país en sumarse a una lista de gobiernos que amenazan con introducir o introducen de forma efectiva impuestos o medidas restrictivas para las empresas del sector de la moda.

 

Ni Kiabi, Pimkie, ni Hermès ni Dior podrán deshacerse a partir de ahora del exceso del stock de cada temporada quemando las prendas. Francia ha sido uno de los países pioneros en poner en marcha una ley que regula qué sucede con las prendas que no se venden. 

 

Después de llegar a un acuerdo con la cámara alta del Senado francés, la Asamblea Nacional aprobó hace unos días la ley anti-basura. La ley, pionera a escala global, obliga a las compañías de diseño, lujo, artículos eléctricos, productos de higiene y cosméticos, entre otros sectores, a reutilizar, redistribuir o reciclar los productos que no se hayan vendido.

 

 

 

 

Esta nueva normativa sigue los pasos de una anterior para regular la alimentación. En 2016, Francia se convirtió en el primer país del mundo en prohibir a los supermercados tirar o destruir comida en buen estado y donarla a organizaciones benéficas. De lo contrario, podrían ser multadas con hasta 75.000 euros o dos años de cárcel.

 

En 2019, Francia inició la tramitación de una ley para prohibir la destrucción de bienes no perecederos, entre ellos ropa. La norma, que parte de una idea de 2018 del primer ministro Edouard Philippe (que introdujo cincuenta propuestas para poner en práctica iniciativas de economía circular), entra ahora en vigor. El objetivo del gobierno galo es impulsar la circularidad, ya que según los cálculos de la administración se tiran o destruyen en el país 650 millones de euros en productos no perecederos.

 

 

 

 

Reino Unido también ha dado pasos en este sentido, aunque no han fructificado. El Gobierno británico tanteó la introducción de una ley para combatir el impacto medioambiental de la industria de la moda. En febrero de 2019, el Parlamento británico realizó una propuesta, derivada de un informe del Comité de Auditoría Medioambiental de la Cámara Baja del país que resolvía que el fast fashion es “explotador” e “insostenible”, para cargar cada prenda de moda con un penique.

 

Además, el Parlamento propuso también que se implementaran reformas fiscales favorables para compensar a las empresas que diseñen productos con un menor impacto medioambiental y que favorezcan la reutilización, la reparación de las prendas y su reciclaje.

 

Sin embargo, el pasado verano, el gobierno británico rechazó esta medida. El Ejecutivo explicó que por el momento sólo incentivará que la industria de la moda en el país participe en el Sustainable Clothing Action Plan.

 

 

 

 

Nueva York, por su parte, también cuenta con una medida que insta a las empresas al reciclaje. La ciudad estadounidense obliga a reciclar a aquellas compañías que generen más de un 10% de residuos textiles. Sin embargo, las compañías de la ciudad no están obligadas a declarar sobre sus residuos y el Departamento de Sanidad de la ciudad no se encarga de recoger la basura de las empresas, lo que dificulta la medición.

 

En España, Más País, el grupo político impulsado por Íñigo Errejón, contaba en su programa para las últimas elecciones generales con medidas que penalizan la destrucción de residuos. En concreto, el partido se comprometía a llegar a 2030 generando cero residuos mediante la aprobación, entre otros, de un impuesto directo sobre el vertido y la incineración a partir de 80 euros por tonelada.

 

 

 

 

La Unión Europea también ha elaborado una serie de recomendaciones para la gestión de residuos de las empresas del sector. El reciclaje, la reutilización para el mercado de segunda mano y el uso de tecnología para separar fibras y producir nuevas prendas son algunas de las sugerencias del organismo para impulsar una economía más circular.

 

También la Organización de las Naciones Unidas (ONU) puso en marcha un proyecto para alentar al sector privado, los gobiernos y las organizaciones no gubernamentales a impulsar acciones en la industria de la moda que reduzcan su impacto en el medio ambiente. El organismo puso en marcha la Alianza de Naciones Unidas sobre Moda Sostenible para reformar la industria y establecer nuevos objetivos eco