De convenio a convenio: del que rompió la patronal al que resquebrajó la unión sindical

Otra dura negociación en el textil. Si en 2013, el convenio provocó un cisma en la patronal, las conversaciones de 2018 han agitado la parte sindical, generando una brecha entre CCOO y UGT. El nuevo marco que regulará las relaciones laborales en el sector hasta 2020 que se firmó ayer en Madrid y no contó con la rúbrica de los representantes de CCOO, arrojando un convenio extra estatutario cuya aplicación no es obligatoria.

Hace cinco años, cuando la crisis aún azotaba España, indiferencias insalvables entre el Consejo Intertextil Español, la federación que agrupaba hasta entonces las diferentes patronales españolas del sector, y dos de sus miembros, la Agrupación Española del Género de Punto (Aegp) y la Federación Española de Empresas de la Confección (Fedecon), provocó la salida de estos.

En aquella negociación se evidenció las diferencias estructurales entre los subsectores del textil, la confección y el género de punto, y la dificultad de dar con una postura en común. Aquella ruptura hoy permanece. Las tres instituciones han acudido a la nueva negociación por separado, pero han defendido una plataforma conjunta hasta el fin. Todo ello, a pesar de que el actual contexto de recuperación económica y el nuevo Acuerdo Estatal para la Negociación Colectiva colocaba la balanza a favor de la parte sindical.

La patronal continúa dividida cinco años después, pero ha mantenido el consenso en la nueva negociación hasta el final

No obstante, en la recta final de la negociación actual y tras consensuar grandes cuestiones como las subidas salariales interanuales, CCOO se echó para atrás rompiendo la unidad con UGT. De hecho, la tensión entre ambas partes estuvo presente desde el inicio de las conversaciones ante la fuerte presión que desde el principio ejerció CCOO frente a la patronal blandiendo la amenaza de convocatoria de huelga.

La plataforma sindical con la que ambos sindicatos mayoritarios habían consensuado afrontar la negociación fue aprobada en un 80% por la parte empresarial. Sin embargo, CCOO quiso reivindicar una cuestión apuntada en el Acuerdo Estatal para la Negociación Colectiva, pero que no contemplaba la plataforma: llevar los salarios mínimos a los 14.000 euros anuales. Desde UGT se logró modificar el pacto para incluir esta propuesta, aunque con carácter voluntario por parte de las empresas.

La convocatoria en firme de una huelga sólo por parte de CCOO evidenció el cisma dentro de la parte sindical. El paro, que tuvo lugar el pasado 19 de julio, fue un baile de cifras. Mientras la patronal aseguró que sólo lo había secundado en 1% de los trabajadores, que suman un total de 136.000 personas, los cálculos de CCOO situaban el seguimiento por encima del 65%.

CCOO puso sobre la mesa desde el inicio de la negociación la amenaza de huelga

La tensión entre ambos sindicatos llegó a tal extremo que el lugar de la firma se mantuvo en secreto por temor a que los representantes de CCOO organizaran algún tipo de manifestación o protesta.

Pese al desacuerdo en la parte sindical, el convenio tira adelante para los años 2018, 2019 y 2020. Se sobrentiende que lo incorporarán las empresas asociadas a las distintas organizaciones empresariales vinculadas a la negociación, así como los comités de empresa de UGT. En el caso de los trabajadores afiliados a CCOO, podrían adherirse a él si así lo solicitaran. Por otro lado, CCOO podría adherirse al nuevo convenio más adelante. Tras la firma del lunes, el nuevo documento entraría en vigor de inmediato.

El pacto que se sellará el lunes recoge las subidas salariales pactadas del 2% en 2018 y 2019 y del 1,8% en 2020, junto con el alza del 3% anual en el salario mínimo. El nuevo convenio también recogerá 21 días ininterrumpidos de vacaciones en verano, junto con la posibilidad de cobrar las horas extras de forma económica o en descanso.