Entorno

De la clandestinidad al Acuerdo Marco de Inditex: Isidor Boix se despide del sindicalismo tras sesenta años en primera línea

El sindicalista abandonará la actividad sindical cuando culminen los actos de celebración del décimo aniversario del acuerdo marco de Inditex tras una extensísima trayectoria. La coordinación del acuerdo la asumirá ahora Víctor Garrido.

I. P. Gestal/ S. Riera

23 feb 2017 - 04:45

De la clandestinidad al Acuerdo Marco de Inditex: Isidor Boix se despide del sindicalismo tras sesenta años en primera línea

 

 

Isidor Boix cuelga las botas. El sindicalista se despide de seis décadas en las que ha pasado de ser perseguido por Franco a acceder a las principales fábricas de moda en el mundo como coordinador del sindicato internacional IndustriAll para la aplicación del Acuerdo Marco con Inditex. El décimo aniversario de ese acuerdo supondrá precisamente su salida definitiva de la actividad sindical. Le sustituirá como coordinador Víctor Garrido, secretario de acción sindical internacional de Comisiones Obreras (CCOO) Industria.

 

La defensa de Boix de los derechos de los trabajadores se remonta a 1969, en la lucha desde la clandestinidad. Boix llevaba vinculado al sindicalismo desde nueve años antes, cuando se vinculó a diversas organizaciones estudiantiles, entonces clandestinas, en la universidad.

 

En la década de los sesenta, y huyendo de la persecución por parte de la policía franquista, Boix se exilió a la entonces República Democrática Alemana, donde permaneció durante dos años hasta 1964.

 

 

 

A su regreso, el sindicalista comenzó su vinculación con el movimiento obrero como secretario de organización de Barcelona y responsable del núcleo del movimiento obrero del PSUC. En esta época, en orden de busca y captura por la brigada político-social de Franco, Boix ejerció también como responsable de la célula comunista de empresas como Seat, Hispano Olivetti o la Térmica del Besós. Durante los siguientes años, trabajó también como asesor de convenios colectivos para compañías como Metal de Barcelona, La Vanguardia o Catalana de Gas. Tras una breve etapa en la UGT, Boix se afilió en 1982 a Comisiones Obreras (CCOO), en el que continúa militando hoy.

 

Su relación con la industria textil dio comienzo en 1989, cuando empezó a trabajar para la Federación de Industrias Textil-Piel, Químicas y Afines de Comisiones Obreras (Fiteqa-CCOO), primero en acción sindical y negociación colectiva y, más tarde, también en el campo de la responsabilidad social corporativa (RSC).

 

Boix dio el salto internacional en los Juegos Olímpicos de Atenas, cuando analizó por primera vez la actividad de las empresas que compraban en terceros países para plantearles tener en cuenta los derechos de los trabajadores de sus proveedores. Entonces se sembró también la semilla del que Boix destaca como uno de los “momentos clave” de su carrera: el Acuerdo Marco Global con Inditex.

 

 

 

 

En 2002, el sindicato global IndustriALL tuvo su primer contacto con Inditex con motivo de la campaña Juego Limpio durante los Juegos Olímpicos. Aquel primer acercamiento sirvió para conocer el trabajo de seguimiento de las acciones de RSC que realizaba entonces la ONG Entreculturas para el grupo gallego.

 

En los cinco años siguiente, la Federación Internacional de Trabajadores del Textil, Vestuario y Cuero (uno de los miembros fundadores de IndustriAll) empezó a visitar las fábricas de Inditex para comprobar que se aplicaba el código de conducta que la compañía tenía desde 2001.

 

Pero, tras el hundimiento de la fábrica Spectrum, en Bangladesh, y los conflictos sindicales en las factorías Topy Top, en Perú, y River Rich, en Camboya, el pacto se precipitó, y el Acuerdo Marcó se firmó finalmente en 2007.

 

 

 

 

Fue el primer documento de estas características en la industria de la moda y sentó un precedente en el sector, que más tarde seguirían otros grupos como H&M o Tchibo. El pacto significó una conquista sindical, ya que les permitió introducirse en la cadena de suministro del mayor grupo de distribución de moda del mundo, aunque contribuyó también a garantizarle su control.

 

Unos años después, en 2012, se amplió  y se dio acceso por primera vez a las organizaciones sindicales locales a visitar y realizar seguimiento de las instalaciones de los proveedores del gigante gallego, que suman más de 6.000 fábricas en todo el mundo y 1,5 millones de trabajadores.