Entorno

Conrado Parés (Textil Santanderina): “El problema del mercado del algodón es que las decisiones de la industria cada vez cuentan menos”

S. Riera

31 mar 2015 - 04:57

Conrado Parés es el responsable de la compra de algodón en Textil Santanderina, uno de los principales grupos textiles en España. El directivo es miembro de la familia Parés, propietaria de la compañía, que dirige su hermano, Juan Parés. Conrado, al frente también de Vich Industrial, asegura que cada vez hay más fondos de inversión ajenos a la industria textil que participan en el mercado de futuros de Nueva York y que intensifican el movimiento de los precios. “A corto plazo, la entrada de un fondo puede disparar el precio… y si tienes que comprar, pues mala suerte”, afirma.

 

Pregunta: Usted sostiene que el algodón hoy es más caro…

Respuesta: Hoy, sin contar gastos, sin contar el diferencial que te cobra el bróker, un kilo de algodón sale a 1,30 euros, mientras que unos meses atrás, en septiembre, se compraba a 1,08 euros. Ahora mismo, el precio del algodón es estable, pero en cambio, no lo es el dólar, la divisa en la que cotiza esta materia prima. El encarecimiento del dólar, por tanto, encarece las importaciones.

 

P.: Si Estados Unidos es el principal exportador de algodón del mundo, ¿no le perjudica la fortaleza de su divisa?

R.: De hecho, al agricultor que cobra en moneda local poco le importa que el algodón esté a sesenta centavos la libra en el índice a futuros. A él le beneficia un dólar fuerte.

 

P.: Pero hay más países productores de algodón, ¿aumentará su competencia?

R.: También hay mucho algodón cautivo, el de aquellos países que pueden frenar las exportaciones para favorecer su consumo interno, como China o India, dos de los grandes productores.

 

P.: Es decir, que no todo el algodón que se produce se comercializa a nivel global…

R.: El comercio internacional del algodón es de treinta millones de balas como máximo, mientras que los stocks mundiales, por ejemplo, se situaron en 121 millones de balas en 2013-2014 y está previsto que alcancen 109 millones de balas en 2014-2015. De China, India o Pakistán prácticamente no sale algodón. La mayor parte del algodón que se comercializa a nivel global es de Estados Unidos, Australia, África, de alguna ex república soviética o de Brasil.

 

P.: Las plantaciones de algodón están subvencionadas en la mayoría de países. ¿Esto afecta al precio final?

R.: El algodón es una materia prima que se mueve con subvenciones. En Estados Unidos, por ejemplo, tienen un precio mínimo; en Europa, se subvenciona; en China, el Gobierno impone un precio mínimo de compra… Son medidas para que el agricultor no abandone el cultivo. La subvención limita el precio final de bajada, pero no de subida.

 

P.: ¿Qué pasó en 2011, cuando el algodón se elevó a máximos históricos, hasta 120 centavos por libra, el doble del precio actual?

R.: Hubo falta de algodón de calidad, sin cierta garantía de suministro. En 1987 ya pasó algo parecido.

 

P.: ¿Y qué ha sucedido en los últimos meses, en los que ha pasado de 90 centavos por libra a 60 centavos por libra?

R.: Una de las razones es que los stocks mundiales se han incrementado de manera bárbara. En todos los países productores, excepto Estados Unidos, y básicamente China. La incertidumbre viene sobre todo de que nadie sabe qué va a hacer China y los precios descienden ante la previsión de que los acabe liberalizando.

 

P.: ¿Hasta qué punto es determinante el índice de Nueva York en el precio final del algodón?

R.: El algodón es bolsa. De cada cien contratos, menos de la mitad son de la industria y un porcentaje elevado es especulación de fondos de inversión. A corto plazo, la entrada de un fondo puede disparar el precio… y si tienes que comprar, pues mala suerte.

 

P.: ¿Hasta qué punto influyen los inversores externos a la industria en la evolución del precio de esta materia prima?

R.: El precio del algodón siempre se había movido en esta franja, pero aumentó su movimiento a la vez que entraron más actores especulativos. Antes había tendencias, no había tantos dientes de sierra como hay ahora. Cada vez se mueven más contratos, el mercado de futuros tiene mayor liquidez y atrae a más inversores.

 

P.: ¿Cree que el mercado del algodón necesitaría una mayor regulación?

R.: Ninguna. Ya está muy regulado. El único problema es que las decisiones de la industria cada vez cuentan menos. Los intereses de los inversores no son opuestos a los nuestros, pero sí que  nos perjudican, porque la industria tiene que comprar algodón todos los días, esté al precio que esté.

 

P.: De todos modos, sigue imperando la ley de la oferta y la demanda…

R.: Claro. El índice de Nueva York es también indicativo. A veces, Nueva York pude poner un precio, pero si el algodón estadounidense está sobrevendido, los agricultores suben los precios. Ocurre lo mismo que en cualquier otro mercado, cuando los precios suben, nadie vende a la espera de que suban más, y cuando los precios bajan, nadie compra, a la espera de que bajen aún más.

 

P.: ¿Se puede comprar algodón directamente al agricultor o las operaciones se realizan siempre a través de brokers?

R.: En España, todavía se puede comprar al desmotador si se quiere, pero es difícil y hay muy pocas personas que lo hagan.

 

P.: ¿No hay otros índices a futuros, además del de Nueva York?

R.: En Europa, existe el índice de Liverpool, que se basa en los cinco índices más baratos de cinco países, pero no funciona porque no tiene liquidez. En Oriente Medio también está el Far East Index, sobre los cinco orígenes más baratos. Pero el que se utiliza es el de Nueva York… aunque luego es el agricultor quien marca el precio, que también depende de las calidades. No es lo mismo un algodón de Australia, por ejemplo, sin contaminación…

 

P.: ¿El algodón orgánico también entra en este mercado?

R.: No, se mueve por canales distintos porque tiene mucha menos oferta.

 

P.: ¿Hay garantías de que el algodón que dice ser orgánico lo sea?

R.: Sí, hay varias certificaciones. Hay fiabilidad en ello.

 

P.: ¿Crece la demanda de algodón orgánico?

R.: Sí que hay cierta demanda y también hay maneras de entenderlo. Hay quien pide la certificación para garantizar la trazabilidad y utilizarlo como un elemento de márketing, y hay quien lo utiliza, pero no lo dice, sólo por contribuir a un bien para el medio.

 

P.: El resto de las materias primas de la moda, como el poliéster o la viscosa, también han disminuido precios. ¿La caída del valor del algodón arrastra a las demás?

R.: No creo. El precio va en función de la oferta y la demanda y de los costes. El poliéster, por ejemplo, ha bajado, pero también lo hecho el petróleo, su principal materia prima.

 

P.: ¿Ganan terreno las fibras sintéticas y artificiales al algodón?

R.: Históricamente, han ido creciendo. En muchos casos pueden llegar a ser una alternativa al algodón, sobre todo en textiles técnicos y ropa de hogar, pero en la moda, el algodón continúa siendo básico.