Entorno

Camboya: Europa pone ‘en jaque’ importaciones de ropa por 3.420 millones

La Comisión Europea ha iniciado el proceso para retirar el acceso del país asiático al programa de preferencias comerciales Todo menos armas (EBA, en sus siglas en inglés), pero queda aún el visto bueno de los países miembros.

S. Riera

18 oct 2018 - 04:58

Camboya: Europa pone ‘en jaque’ importaciones de ropa por 3.420 millones

 

 

Europa amenaza la mitad de las exportaciones textiles de Camboya. Sin embargo, por ahora sólo es una amenaza. La Comisión Europa inició hace diez días el proceso para retirar el acceso del país asiático al programa de preferencias comerciales Todo menos armas (EBA, en sus siglas en inglés). Sin embargo, esta operación podría dilatarse en el tiempo, e incluso descafeinarse, frente a la votación de los estados miembros.

 

En todo caso, parte del daño de la amenaza ya está hecho. A pesar de que todavía estén vigentes las ventajas arancelarias con Camboya y sea difícil de prever cuándo se aplicará la sanción, el anuncio realizado por la Comisión Europea tiene un impacto inmediato en los sectores exportadores y, en concreto, el de la confección de prendas.

 

“Quitar las ventajas siempre genera inconvenientes”, sentencia Gabriel Farías, experto en sourcing para la industria de la moda. En este caso, el impacto a corto plazo radica en la paralización de inversiones futuras, es decir, de aquellas empresas que tenían pensado poner en marcha una factoría o que contemplaban empezar a aprovisionarse en el país.  

 

 

 

 

“Los grupos que ya operan en el país, tal vez disminuyan el volumen una vez se apliquen las sanciones, pero es raro que dejen de aprovisionarse en él”, asegura Farías. “Quién ha levantado una fábrica en el país piensa en el largo plazo y, seguramente, continuará”, apunta.

 

El experto señala que la gran ventaja de ir a Camboya es su coste productivo y que su industria textil es muy sensible a un elemento como el de los aranceles. Países de su entorno, como Bangladesh, también se benefician de ellas.

 

En 2017, las compras europeas de prendas de vestir a Camboya ascendieron a 3.422,9 millones de euros. En los últimos cinco años, los países de la Unión Europa han duplicado sus importaciones a este país asiático, que en este periodo se ha convertido en uno de los hubs estratégicos para la industria de la moda.

 

 

 

 

De hecho, Camboya es ya el quinto mayor proveedor de ropa de la Unión Europea, por detrás de China, Bangladesh, Turquía e India, según datos del Icex. Entre 2012 y 2017, las ventas de prendas confeccionadas del país asiático a Europa han crecido a doble dígito.

 

En el caso de España, las importaciones de ropa procedentes de Camboya se han multiplicado por cuatro en el último quinquenio, hasta 591,4 millones de euros en 2017. El país ocupa ya la octava posición en el ránking de los principales proveedores de prendas de vestir de la moda española, por detrás de Portugal y por delante de Pakistán.

 

 

Proceso de largo recorrido

La retirada de un país del sistema GSP de preferencias arancelarias por parte de la Comisión Europea no es habitual, pero ha habido precedentes. En la mayoría de los casos, el Ejecutivo europeo amenaza con esta sanción con miras a corregir alguna práctica que considera que vulnera los derechos humanos, explican expertos cercanos al Gobierno comunitario.

 

Sin embargo, en el caso de Camboya, el motivo por el que la Comisión Europa ha decidido imponer la sanción (unas elecciones al Gobierno del país que considera injustas), ya ha pasado. De este modo, la retirada de los beneficios comerciales a la economía camboyana en términos jurídicos ya está en marcha y difícilmente tiene marcha atrás.

 

Pero para que prospere, al proceso le falta superar la votación de los países miembros en un consejo de ministros. Y aquí lo jurídico topa con lo político. En esta votación intervienen los intereses que cada una de las naciones de la Unión Europea mantiene con Camboya.

 

En el caso de llegar a superar este bache, sería el Parlamento Europeo el que tendría que dar aún la última palabra. Y aquí todo indica que se daría luz verde porque la cámara baja europea acostumbra a ser favorable a este tipo de sanciones. Sin embargo, todo este recorrido podría demorarse meses.