Entorno

Sourcing Keys (XX): Brasil, en la cumbre de los grandes ‘hubs’

La industria brasileña del textil es la quinta mayor del mundo; la de la confección, la cuarte, y la del calzado, la tercera. No obstante, sus 207 millones de habitantes constituyen aún su principal mercado.

S. Riera

2 oct 2017 - 04:40

El aprovisionamiento se ha convertido en uno de los pilares estratégicos para el negocio de la moda. Saber dónde, cómo y cuándo producir son cuestiones decisivas para el devenir de las empresas del sector. Modaes.es aborda las claves en las políticas de compras de las compañías y pone el acento en definir los principales hubs del sourcing y en los núcleos productivos de las materias primas. Bajo el título de Sourcing Keys, se irá trazando durante varias semanas una radiografía exhaustiva de los principales ejes geográficos en los que se concentran los distintos procesos manufactureros de la cadena de valor de la moda.

 


 

Brasil, entre los grandes hubs industriales de la moda. Pese a la fuerte crisis económica e institucional del país, su industria textil, de la confección y el calzado ha continuado avanzando a paso firme. Pese a ocupar las primeras posiciones en los ránkings mundiales, el made in Brasil está lejos de tener la misma popularidad que el made in China. El sector ha crecido al calor de un mercado interior de 207 millones de habitantes, una gran extensión geográfica y protegido con elevadas tasas arancelarias.

 

A principios de siglo, emergieron los países BRIC, con Brasil al frente como la mayor economía de América Latina. El país creció con solidez suficiente para atravesar sin dificultad los primeros años de la crisis financiera mundial que golpeó a las grandes economías occidentales. En 2010, el Producto Interior Bruto (PIB) del país escaló un 7,5%. Sin embargo, un año después, avanzó sólo un 3%.

 

Coincidiendo con los efectos colaterales al boom del Mundial de Fútbol en 2014 y de los Juegos Olímpicos dos años después, Brasil se sumió en dos fuertes crisis: una vinculada a la corrupción que costó la destitución de su presidenta, Dilma Rousseff, en agosto de 2016, y otra de carácter económico, provocada por una caída en picado de los precios de las materias primas y un paquete de recortes sociales.

 

 

En 2015, el PIB del país se contrajo un 3,8% y, en 2016, un 3,46%. En estos últimos años, el país disparó también las cifras del paro, lo que tuvo una incidencia directa sobre el consumo de las familias. Con una población de más de 207 millones de habitantes, Brasil se puso en el punto de mira en muchos grupos globales de retail de moda como uno de los grandes yacimientos de consumo aún por explorar.

 

Sin embargo, uno de los retos a los que se enfrentan los operadores internacionales a la hora de abordar el mercado brasileño es su extensión geográfica y al esfuerzo de capilaridad que deben realizar para llegar al máximo de población. Otro de los retos son las altas tasas a la importación, cuyos costes terminan absorbiendo los precios finales en la distribución. En el lujo, pero también en las gamas premium, los precios llegan a ser el doble que en otros países.

 

Ante este contexto, el mercado de consumo del país está dominado por grupos locales, como Alpargatas, propietario de Havaianas, o su principal competidor, Grendene, dueño de Ipanema. Más allá del calzado se encuentra Mormaii, especializado en moda y artículos de surf; Osklen, en lujo, o AMC Textil, propietario de Colcci, de moda femenina, entre otros.

 

 

El plan de ayudas gubernamentales durante los años de crecimiento sacó de la pobreza a gran parte de la población y, de hecho, se considera que la mitad de sus habitantes son clase media. Sin embargo, las desigualdades continúan siendo fuertes y todavía hay decenas de millones de ciudadanos que viven en la pobreza. Por regiones, las más desfavorecidas son el norte, el noreste y el centro oeste del país. Por grupos sociales, los más desprotegidos continúan siendo las mujeres, los negros y las poblaciones indígenas.

 

Brasil es uno de los pocos países del mundo con una industria textil que abarca toda la cadena de valor, con grandes compañías operando en los distintos procesos de la cadena de valor. Algunas de ellas, incluso, mantienen estructuras completamente verticalizadas. El país es uno de los grandes productores de algodón y su industria textil cuenta además con una larga tradición, cuyos orígenes se remontan a la primera mitad del siglo XIX.

 

La industria brasileña del textil y de la confección suma 30.000 empresas y 1,6 millones de trabajadores. En su conjunto, el sector factura 55.400 millones de dólares, según los últimos datos disponibles de 2014 y publicados por la patronal sectorial del país Brazilian Textile and Apparel Industry Association (Abit).

 

 

El país es el quinto mayor productor mundial de tejidos y el cuarto de prendas de vestir. Sólo la confección de prendas, una industria que se concentra sobre todo en el sur y el sudeste del país, emplea a 1,3 millones de personas, el 70% de las cuales son mujeres. Este sector genera al año alrededor de 53,400 millones de dólares. Este subsector de la industria textil cuenta en el mercado brasileño con 26.688 empresas, el 80% de las cuales son pymes. Se calcula que Brasil produce al año alrededor de 5.500 millones de prendas, con grandes volúmenes en baño, prendas vaqueras y ropa de hogar.

 

El textil es una de las industrias estratégicas del país. Desde el año 2000, el Ejecutivo brasileño ha venido apoyando las exportaciones del sector a través de la agencia de comercio exterior Apex. En la actualidad, Apex da apoyo al sector a través del programa TexBrasil, cuya principal partida se destina en apoyar la presencia de las empresas en ferias extranjeras. Los mercados objetivo de la industria brasileña de la moda son Estados Unidos, China y Japón, además de algunos países europeos y latinoamericanos.

 

 

‘Hub’ del calzado

 La industria brasileña del calzado es también una de las mayores del mundo por detrás de China e India. El gigante asiático concentra el 55,3% de la producción mundial de calzado; India, el 13,2%, y Brasil, el 4,6%. Completan el top five de esta clasificación Vietnam, con el 4,5% del total, e Indonesia, con el 3,6%.

 

Por otro lado, Brasil es también el cuarto mayor mercado mundial de consumo de calzado, por detrás de China, India y Estados Unidos. Completan los cinco primeros puestos en el ránking Japón e Indonesia, según datos correspondientes a 2015. Sin embargo, entre los mayores exportadores, la industria brasileña de calzado retrocede hasta el puesto número once, por detrás de España y Reino Unido.

 

 

El país cuenta con cercas de 8.000 empresas y 300.000 trabajadores vinculados al calzado. En 2016, la producción del sector ascendió a 954 millones de pares, un 1,3% más que en el año anterior, según datos de Abicalçados, la patronal del calzado del país. A diferencia del textil y la confección, la industria del calzado cuenta con una mayor fuerza exportadora.

 

El año pasado, el sector vendió en el exterior 126 millones de pares por valor de 999 millones de dólares a más de 150 países. El principal destino del calzado brasileño es Estados Unidos; donde concentra el 22,2% de sus ventas; seguido de Argentina, con el 11,2% del total; de Francia, con el 5,6%; Paraguai, con el 4,8%, y Bolivia, con el 4,6%.

En sentido contrario, Brasil ha perdido interés como mercado de consumo para el calzado.

 

En 2016, las importaciones del país se contrajeron un 2,8%, hasta 343,7 millones de dólares. Los principales proveedores de calzado del mercado brasileño son Vietnam, que concentra el 45,7% de las compras; China, con el 25,6% del total; Indonesia, con el 17,8%, e India y Paraguai, con un 1,5% en ambos casos.

 

Por tipos de producto, el 46,6% de la fabricación de calzado en el país es de plástico y caucho; el 27,4%, es sintético; el 19,9%, de piel, y el 4,5%, de textil. Por otro lado, el 67,8% de los zapatos fabricados en Brasil son para el público femenino; el 22,2%, para hombre y, el 10% restante, para el público infantil. Respecto a su uso, el 45,4% del calzado made in Brasil son chanclas; el 40,2%, calzado casual, y el 7,8%, deportivo.