Entorno

Boix (CCOO): “Defendemos que se mantenga la producción en Bangladesh porque genera riqueza”

S. Riera

20 may 2013 - 04:51

Isidor Boix dirige el departamento de RSC en la federación textil de CCOO y es el coordinador del sindicato internacional IndustriAll Global Union para la aplicación del Acuerdo Marco con Inditex. El representante sindical considera que si los grandes grupos de distribución de moda abandonasen Bangladesh, le harían un flaco favor a su economía y a su desarrollo.

 

Un total de 32 empresas ha suscrito el acuerdo para la mejora de la seguridad en las instalaciones de las fábricas textiles de Bangladesh, que han impulsado los sindicatos globales IndustriAll y UNI, con la participación de varias ONGs y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). De entre las compañías firmantes, se encuentran las españolas Inditex, Mango y El Corte Inglés, además de otros grandes operadores como H&M, C&A, Carrefour, Primark, Benetton, Marks&Spencer o Esprit.

 

El compromiso alcanzado se ha suscrito a raíz de los incidentes que vienen sucediéndose en la industria textil de Bangladesh y, en particular, de la tragedia que se vivió el pasado 24 de abril con el derrumbe de un edificio que albergaba cinco fábricas textiles y en el que fallecieron más de 1.100 personas.

 

Pregunta: ¿Cómo se está viviendo en Bangladesh la catástrofe del edificio del Rana Plaza?

 Respuesta: El hecho en sí es más espectacular de los que se producen con frecuencia en la industria textil. Este tipo de accidentes, desgraciadamente, son habituales. Lo más horrible de este suceso es la cifra de fallecidos. Es el peor accidente en la historia industrial. A raíz de este suceso, ha habido manifestaciones, que se han mezclado con un clima de tensión política y social presente en los últimos meses.

 

P.: ¿A qué se comprometen las empresas de moda cuando firman el acuerdo para la seguridad en las fábricas de confección en Bangladesh?

 R.: El proceso de redacción ha sido muy complejo, porque no ha habido una estructura empresarial única, que diera una respuesta unificada. Cada compañía va por libre. Ahora el reto es desarrollarlo. Por el momento, está el compromiso de una aportación económica, de la creación de un órgano compuesto por empresas y sindicatos, y del nombramiento de un inspector de seguridad y un asesor en formación. También contempla compromisos más detallados, como que los trabajadores continuarán percibiendo su salario a pesar de paralizarse la actividad productiva por la mejora de las instalaciones.

 

P.: ¿Por qué es importante este acuerdo?

 R.: En primer lugar porque lo suscriben empresas que son competidoras y a las que es difícil alinearl en un mismo objetivo. Y en segundo lugar porque motiva al Gobierno a emprender cambios, como la comisión que ha creado para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores de la industria textil.

 

P.: ¿Por qué ha habido compañías, como Gap o Wal-Mart, que se han negado a suscribirlo?

 R.: Wal-Mart se ha escudado diciendo que la legislación americana ya contempla condiciones particulares en el arbitraje de conflictos. En cuanto a Gap, desconozco cómo ha justificado su negativa. Es grave que no haya participado en el acuerdo porque es un gigante que compra muchísimo en la zona.

 

P.: ¿Ha echado en falta la firma de algún grupo?

 R.: De los españoles, en particular. Cortefiel, Punt Roma, Blanco, Desigual, Mayoral o Adolfo Domínguez. Empresas medianas que casi seguro que compran en Bangladesh. Les hemos enviado el texto del acuerdo y una circular pidiéndoles su adhesión.

 

P.: El acuerdo firmado con los gigantes de la distribución de moda, ¿implica al Gobierno del país?

 R.: El acuerdo parte del que firmaron en enero el Gobierno de Bangladesh, la patronal textil y los sindicatos locales. El plan de ejecución del acuerdo firmado con los grandes grupos de distribución pasa por negociarlo con los agentes bengalíes para coordinarlo.

 

P.: ¿Cómo mejorará la industria textil del país este acuerdo?

 R.: Los fondos que aportarán las compañías no alcanzan la transformación de la estructura industrial del país. Se abre la puerta a que algunas marcas contribuyan a mejorar las instalaciones de sus proveedores.

 

P.: ¿Estas mejoras encarecerán la producción en Bangladesh?

 R.: Seguramente sí, aunque no de una manera apreciable. El coste del salario de un obrero bengalí en el precio de una camiseta son céntimos. En Vietnam, por ejemplo, el salario es más elevado que en Bangladesh, pero China ha apostado fuerte por deslocalizar su producción porque el país ofrece otras condiciones que compensan un mayor coste de la mano de obra. De hecho, lo que ha ocurrido en Bangladesh también tiene un coste para los grupos de moda.

 

P.: ¿Cree que la catástrofe vivida en Bangladesh y  la polémica suscitada en todo el mundo puede condicionar la decisión de compra de los consumidores?

 R.: Este es un tema que está latente. Cuando hay un accidente de estas características, la emoción que suscita en un primer momento sugiere que el consumidor, en vez de comprar una marca, compre otra. Pero en este caso ocurre que todas las grandes enseñas están en Bangladesh.

 

P.: Tras el siniestro, ¿considera que la gente puede dejar de comprar las prendas con etiqueta Made in Bangladesh?

 R.: La opinión social pesa y las marcas lo tienen en cuenta. De hecho, si no hubiera sucedido esta catástrofe, no se hubiera alcanzado este acuerdo.

 

P.: De ser así, ¿podría provocar que los grupos occidentales dejaran de producir en Bangladesh y trasladasen su producción a otros países de la zona?

 R.: Sería hacer un mal favor a Bangladesh. La industria textil del país emplea entre tres y cuatro millones de personas y el 80% de su producción se exporta. Es la primera industria del país. La idea del boicot no la asumimos desde los sindicatos.

 

P.: ¿Hasta qué punto el desarrollo económico y social del país depende de que los grandes grupos de moda mantengan su actividad en el país?

 R.: Abandonar el país no es una salida viable para su economía. Defendemos que se mantenga la producción en Bangladesh porque esta industria genera riqueza. Por otro lado, los grandes grupos también tienen margen para elevar los precios.

 

P.: ¿Considera que las medidas que contemplan los grupos de distribución en sus memorias de sostenibilidad y RSC repercuten en la mejora de la industria de los países en vías de desarrollo?

 R.: Parte de estas memorias son afirmación de principios, pero sí contemplan procedimientos para realizar auditorías. A los grandes grupos también les interesa controlar, aunque sea un mínimo, las fábricas con las que trabajan.

 

P.: Camboya, Vietnam, Indonesia y Tailandia también están absorbiendo parte de la producción que deriva de China por el encarecimiento de su producción textil. ¿Tragedias como la que se ha vivido en Bangladesh pueden suceder en estos países?

 R.: No sólo pueden suceder, sino que las hay, aunque no con la intensidad de esta última. Bangladesh, y sobre todo la zona de Daca, cuenta con grandes extensiones pantanosas, que hacen difícil la edificación. Por otro lado, hay un elevado nivel de corrupción que pasa por alto inspecciones y controles de seguridad.