Entorno

America First: los riesgos de la guerra comercial para el textil

El experto en la industria textil reflexiona sobre la situación actual de la relación entre Estados Unidos y China en plena guerra comercial.

TRIBUNA: VÍCTOR FABREGAT

26 jun 2019 - 04:51

America First: los riesgos de la guerra comercial para el textil

 

 

La administración norteamericana, con su presidente al frente, está en plena guerra comercial con China. Parece que las continuas infracciones del país asiático sobre la propiedad intelectual o la piratería tecnológica han colmado la paciencia de Donald Trump, que ha utilizado los aranceles o derechos de aduana para proteger la economía americana de la excesiva “competencia desleal” de China, que se refleja en el importante déficit comercial con el país asiático, 450.000 millones de dólares en 2018.

 

Esta guerra empezó en agosto de 2018, cuando la administración Trump aplicó aranceles adicionales a productos chinos por valor de 16.000 millones. Desde entonces se han sucedido diversos avatares y actualmente están afectados productos chinos por valor de 239.000 millones recogidos en tres listas.

 

En mayo de este año, los productos gravados con un arancel adicional del 10% de la lista 3 han subido el mismo hasta el 25%. Al mismo tiempo, se ha anunciado que se está tramitando una nueva lista (la cuarta) de productos sujetos  a un arancel extra del 25% por un valor de 300.00 millones y que podría ser aprobada a mediados de julio.

 

 

 

 

Los productos textiles (fibras, hilados y tejidos) están incluidos en la lista 3 con un arancel extra del 25%, mientras que los de vestuario (confección, punto y calzado) se hallan amenazados al estar en la lista 4, con lo que toda la cadena textil quedaría afectada. Recordemos que Estados Unidos importó artículos de vestuario por valor de 114.000 millones en 2018, de los cuales 43.500 millones eran de origen chino.

 

 

¿Quién va a pagar esto?

Naturalmente, un alza de aranceles del 25% incide en los precios con que las manufacturas chinas entran en Estados Unidos. Los primeros análisis realizados, como el del Fondo Monetario Internacional (FMI), señalan que el impacto inmediato del alza de precios se ha trasladado al consumidor o bien ha sido soportado por los importadores a costa de reducir sus márgenes.

 

Los efectos en las empresas son variados, afectando más negativamente a las que dependen de las importaciones chinas mientras ha mejorado la competitividad de los proveedores exteriores de otros orígenes en especial de los países que tienen acuerdos de libre cambio con Estados Unidos, como puede ser México, que ha aumentado sus exportaciones a Estados Unidos mientras China frenaba las suyas.

 

A corto plazo, es difícil esperar cambios en las corrientes comerciales tradicionales pues, como bien han indicado las empresas de calzado americanas, no pueden trasladar “rápidamente” su producción de China a otros países ya que se requieren años de planificación para tomar decisiones de abastecimiento.

 

 

 

 

Espadas en alto

Según el FMI, los efectos macroeconómicos han sido limitados hasta ahora, pero la implantación de mayores aranceles a la totalidad de los intercambios entre ambos países puede restar 0,3 puntos del crecimiento del PIB mundial y tener efectos colaterales en otros países como los emergentes.

 

Todos observan a los protagonistas y analizan sus movimientos. Hasta ahora las miradas se centran en la próxima reunión de los países del G-20, las economías más potentes del mundo, a finales de junio en Osaka (Japón). En este marco se espera un contacto entre los mandatarios concernidos: Trump y Xi que puede ser crucial para desinflamar la actual tensión.

 

El presidente americano ya señaló que decidiría activar los nuevos aranceles según los resultados de la reunión, mientras que por parte de China se declara: “que no quiere librar una guerra comercial, pero no nos asusta librarla”.

Esperemos que los ánimos se serenen y se pueda llegar a un equilibrio, pero este conflicto sólo está en sus inicios y todos estamos implicados, ya que ambos contendientes representan casi un 40% del PIB mundial.

 

Víctor Fabregat es exdirector del Centro de Información Textil y de la Confección (Cityc).