Entorno

2019, el año en que Camboya vio peligrar su papel como ‘hub’ de la producción textil

Durante 2019, se incrementaron las tensiones entre la Unión Europea y el país asiático sobre la eliminación del arancel cero, después de que Bruselas determinara que Camboya llevó a cabo prácticas contra los derechos humanos.

C. Juárez

24 dic 2019 - 04:51

2019, el año en que Camboya vio peligrar su papel como ‘hub’ de la producción textil

 

 

Un negocio de 10.000 millones de euros, el 75% de las exportaciones del país. Estas cifras reflejan la importancia de la industria textil para Camboya y, a la vez, la relevancia del país en el mapa global del aprovisionamiento. Sin embargo, el país podría perder ahora su papel protagonista en el sourcing mundial ante la amenaza de la Unión Europea de retirar los beneficios arancelarios.

 

A finales de 2018, las autoridades europeas anunciaron su intención de retirar el acceso del país asiático al programa de preferencias comerciales Everything But Arms (EBA), tras conocerse las conclusiones de una delegación de Bruselas que determinó que el actual partido del gobierno ilegalizó al de la oposición justo antes de celebrar elecciones. El Ejecutivo europeo amenazó con esta sanción con el objetivo de corregir prácticas que vulneraban los derechos humanos e instó a los países miembros a realizar una votación en el consejo de ministros.

 

Tras esta medida, las tensiones entre Camboya y la Unión Europea se han intensificado en 2019. En enero, la Comisión Europea dio luz verde a la suspensión del arancel cero a Camboya después de que los países miembros dieran su aprobación. Entonces, Bruselas abrió un periodo de seis meses de monitoreo intensivo y evaluación de la situación en el país. A finales de año, el Ejecutivo emitió un informe preliminar al gobierno de Camboya en el que daba el plazo de un mes para obtener respuesta y tomar una decisión sobre eliminar o no las preferencias arancelarias en el país.

 

 

 

 

Las presiones que ha recibido Camboya para poner fin a la vulneración de los derechos humanos y evitar las sanciones de la Comisión Europea también han estado respaldadas por varios grupos del sector de la moda. Nike, Adidas, Gap, Levi Strauss, Esprit, PVH o VF, entre otros, dirigieron una misiva en mayo de 2019 al Gobierno del país asiático alertando a Hun Sen, primer ministro camboyano, sobre el daño que podría representar para la industria local del textil la suspensión de los beneficios arancelarios de Europa.

 

China también tomó posiciones en la disputa. El Ejecutivo de Pekín tendió la mano a Camboya, ofreciéndole su ayuda en el caso de que la Unión Europea le diera la espalda. En medio de los conflictos, el país asiático subió el salario mínimo un 4,4%, hasta situarlo en 190 dólares. Este aumento que entrará en vigor en enero de 2020, es la segunda en el país en pocos meses.

 

 

Tratado con Vietnam

Otro de los hitos que han marcado el mapa del aprovisionamiento textil ha sido la firma del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Vietnam. En julio, la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, y el ministro de Industria y Comercio de Vietnam, Tran Tuan Anh, firmaron el acuerdo en Hanói, capital del país asiático. El pacto, además de eliminar de manera progresiva el 99% de los aranceles, incorpora también medidas para la defensa de los derechos laborales y del medio ambiente. El acuerdo es el tratado de libre comercio más ambicioso que sella la Unión Europea con una economía en vías de desarrollo y que parte del compromiso de ambas partes para una liberalización comercial y una integración “abierta, justa y reguladora”.

 

 

 

 

Además, Vietnam también ha aprobado una subida salarial en 2019, la tercera en tres años. A través del Consejo Nacional para el Salario, el Ejecutivo del país aprobó un aumento del 5,3%. De media, los trabajadores en Vietnam ingresan al mes a 4,6 millones de dongs, el equivalente a 200 dólares.

 

En paralelo, en noviembre de 2019, el Ministerio de Industria y Comercio de Vietnam anunció que el país no ha alcanzado sus objetivos para desarrollar la industria de la moda, el textil y la confección, que se marcó en 2010. Entre los objetivos se encontraba el desarrollo de tierras de cultivo, recursos humanos y producción.

 

Bangladesh, por su parte, reactivó en el último año el Accord on Fire and Building Safety, creado tras la catástrofe del Rana Plaza. La Bangladesh Garment Manufacturers and Exporters Association (Bgmea) constituyó la plataforma Readymade Sustainability Council (RSC), que sustituye al hasta ahora Accord on Fire and Building Safety, para monotorizar la implantación de medidas de seguridad en las fábricas del país. El RSC cuenta además con el apoyo de los grupos europeos de distribución, que constituían el grueso de las compañías alineadas bajo el Accord.

 

 

 

 

La nueva plataforma se ha creado tras la polémica sobre la viabilidad del Accord, después de que en 2018 concluyera su periodo de actuación y se decidiera posponer su actividad por dos años más hasta traspasar sus competencias al Gobierno. Sin embargo, el Ejecutivo bengalí llevó a los tribunales la organización para forzar su cierre y asumir sus operaciones.

 

Por otro lado, en octubre de 2019 el país asiático anunció una reducción de sus impuestos en origen a la exportación de productos, incluidos prendas de vestir, del 0,7% al 0,6%. Además, con el objetivo de atraer más inversión y crear más puestos de trabajo, el Ejecutivo bengalí también recortó el impuesto de sociedades de los fabricantes de ropa, del 15% al 12%.