Entorno

2018, el año en que la industria perdió el motor de las exportaciones

Tras perder el tren de la relocalización, la industria había continuado apoyándose hasta ahora en las exportaciones para afianzar su crecimiento. Sin embargo, la ralentización del comercio global empezó a hacer mella y a añadir inestabilidad a su evolución. En 2018, el textil, la confección y el calzado empezaron a teñir de rojo sus indicadores.

S. Riera

24 dic 2018 - 05:00

2018, el año en que la industria perdió el motor de las exportaciones

 

 

Las exportaciones han sido la tabla de salvación de la industria de la moda en España. La tendencia alcista que las caracterizó en el último periodo fue compensando el débil avance del consumo interno, pero en 2018 se produjo un cambio de paradigma. Por primera vez en años, el textil, la confección, la piel y el calzado aflojaron su ritmo exportador (llegando incluso a contraerlo), añadiendo mayor inestabilidad e incertidumbre al sector, que volvió a registrar otro año de dientes de sierra después de quedar fuera del nuevo mapa del aprovisionamiento en proximidad. La caída del motor de las exportaciones provocó una fuerte sacudida al resto de indicadores, que han ido tiñéndose de rojo a medida que el año avanzó.

 

El proteccionismo empiezó a hacer mella en 2018 y las perspectivas globales para el comercio internacional van a la baja. La Organización Mundial del Comercio (OMC) rebajó en septiembre de 2018 su previsión de crecimiento de los intercambios comerciales para 2018 del 4,4% inicial al 3,9%. Para 2019, la OMC también disminuyó el porcentaje, del 4% al 3,7%. El organismo internacional achacó entonces la ralentización a las tensiones comerciales y a las difíciles condiciones de los mercados. Los economistas de la organización también señalaron las políticas monetarias más restrictivas y la volatilidad financiera como otros elementos que están penalizando el crecimiento del comercio global.

 

 

 

 

En este contexto, la moda española tropezó también en sus principales clientes, como Francia, Italia, Alemania y Portugal, donde su avance a lo largo de 2018 fue flojo. El buen comportamiento de su actividad en otros mercados, como el británico, el polaco o el chino, en cambio, compensó la debilidad de los otros.

 

Las exportaciones españolas de moda arrancaron el año con un espejismo. En enero, las ventas exteriores del sector se dispararon un 20,7%, una alza histórica en el sector que venía precedida por un final de 2017 de ascensos a doble dígito, con subidas del 10,2% en noviembre y del 12,12 en diciembre. De hecho, las exportaciones de moda cerraron 2017 con un alza del 7,4%, la mayor los últimos años y en la que se consolidó un empuje que venía produciéndose desde la crisis.

 

Pero a partir de febrero, la tendencia tomó un rumbo radicalmente diferente. En el segundo mes de 2018, las exportaciones dieron un primer toque de atención, con una caída del 0,1%, la primera que el sector registraba en nueve meses. En marzo, sin embargo, volvieron a descender, esta vez, con un retroceso del 5,8%, el mayor de los últimos cinco años. También era la primera vez en mucho tiempo que las ventas españolas de moda al exterior registraban dos meses consecutivos de bajadas.

 

 

 

 

En abril, el sector remontó el vuelo en el exterior con un avance del 9,1%, que no supo sostener en los meses consecutivos, cuando volvió a contraer sus exportaciones, con descensos del 0,8% y del 1% en mayo y junio. En verano, hubo una tregua, con avances de en torno al 3%, que se desvaneció en septiembre, con una caída del 5,75%. En octubre, la actividad exportadora del sector volvió a remontar, con un aumento del 2,8%, según los últimos datos disponibles del Instituto de Comercio Exterior (Icex).

 

En el acumulado de enero a octubre, el último mes del año del que hay datos disponibles, la moda ha situado sus exportaciones en 20.886,4 millones de euros, marcando un ascenso del 2,2% respecto al mismo periodo del año anterior. Se trata de la subida más moderada registrada en los diez primeros meses del año en el último quinquenio.

 

Las importaciones han ido a la par que las exportaciones en 2018. Entre enero y octubre, las compras españolas de moda crecieron sólo un 0,9%, frente al avance del 3,8% registrado en el mismo periodo del año anterior. De hecho, la ralentización de las importaciones españolas del sector ha ido acentuándose en los últimos años. En el conjunto de 2017, las compras españolas crecieron un 3,1% lejos del alza del 11,8% de 2014 o del 10,5% de 2015.

Las importaciones del sector registraron caídas del 9,1% en marzo; del 5% en mayo; del 5,2% en junio, y del 1,4% en septiembre.

 

 

Traspié en los principales destinos

La pérdida de impulso en las exportaciones se debe en parte a su ralentización en sus principales mercados. Los tres mayores destinos de las ventas exteriores del sector: Francia, Italia y Portugal frenaron en seco sus compras. En los diez primeros meses de 2018, las exportaciones españolas de moda al mercado francés avanzaron un 1,8%. En este mismo periodo, el año pasado crecieron un 5,9%. Las ventas a Italia entre enero y octubre de 2018 subieron un 0,4% frente al ascenso del 12,2% registrado en los diez primeros meses de 2017. Portugal, por su parte, redujo en un 0,7% sus compras a España en este periodo, mientras que un año atrás las había elevado cerca de un 10%.

 

Las exportaciones españolas del sector a Marruecos y Estados Unidos, su sexto y séptimo mayor mercado, también bajaron una marcha en los diez primeros meses del año, dejando atrás alzas a doble dígito. Así, a pesar de que hasta octubre las ventas a territorio marroquí crecieron un 5,5%, el alza quedó lejos del 10,7% registrado en el mismo periodo de 2017. En el caso de Estados Unidos, el avance del 5,2% de 2018 también tomó distancia de la subida del 13,4% de un año atrás.

 

 

 

 

En sentido contrario, Reino Unido, Polonia y China fueron los que han tirado de las exportaciones españolas de moda en 2018. A las puertas del Brexit, las ventas del sector al mercado británico subieron un 8,4% hasta octubre, mientras que al mercado polaco y al chino marcaron avances a doble dígito, del 10,6% y del 12,4%, respectivamente.

 

Más allá del top ten de los principales destinos de la moda española, otros de sus clientes estrella también han pichado en 2018. Es el caso de México o Emiratos Árabes Unidos, donde las ventas españolas del sector crecieron en los diez primeros meses del año sólo un 0,1% en ambos casos. En otros mercados, como el turco, el belga o el ruso, la moda española llegó a contraer su comercio hasta octubre, con descensos del 3,3%, del 2,7% o del 0,1%, respectivamente, respecto al mismo periodo del año anterior.

 

 

Cambio de proveedores

Por otro lado, en las importaciones, en 2018 se produjo un cambio de fichas importante entre los proveedores en proximidad. La industria española de la moda disparó las compras a Turquía que, entre enero y octubre, registraron un incremento del 11%. De hecho, el país se consolida como el segundo proveedor de España de artículos textiles, de confección, piel y calzado, por detrás de China y por delante de Bangladesh. Y eso pese a que la industria bengalí también elevó sus ventas de moda a España en los diez primeros meses del año a doble dígito, con un alza del 10,4%.

 

En sentido contrario, España disminuyó sus importaciones de moda a China, con un descenso del 5% hasta octubre. No obstante, este continúa siendo de lejos el principal proveedor de textil, prendas de vestir, complementos y calzado de España.

 

 

 

 

En cercanía, el mercado español redujo sus compras a dos de sus proveedores clave: Italia y Portugal. Entre enero y octubre, las importaciones españolas de moda procedentes de Italia se contrajeron un 4,1%, mientras que las de Portugal se hundieron un 14,4%. En este sentido, la industria portuguesa de la moda pasó de ser el sexto proveedor de España a ser el noveno, por detrás de India y por delante de Camboya, que por primera vez entró en el top ten de los proveedores españoles del sector.

 

La industria camboyana disparó sus ventas a España en los diez primeros meses del año un 18,7% respecto al mismo periodo del año anterior. Myanmar, por su parte, también se ha posicionado como nuevo polo productivo para el sector en España tras elevar sus exportaciones al país un 82,3% y ocupa ya el puesto 17 entre los principales proveedores.

 

Industria, otro año de dientes de sierra

La ralentización del comercio exterior y el freno del comercio repercutieron en el resto de indicadores macroeconómicos que toman el puso a la industria. El sector manufacturero de la moda en España, que dejó escapar la última oleada de relocalización industrial en proximidad, registró otro año de dientes de sierra, pero en esta ocasión, marcando una clara tendencia bajista.

 

La producción textil registró una evolución de altibajos a lo largo del año, con subidas que llegaron al 11,1% en abril y descensos de entre el 2% y el 3,7% en meses como marzo, junio o septiembre. En el décimo mes del año, el Índice de Producción Industrial (IPI) del sector cerró en plano, con un débil repunte del 0,4%, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

 

 

 

 

En el caso de la producción en la confección, la evolución también ha sido desigual, aunque con un claro predominio de las caídas. Si bien el textil cerró a la baja cinco de los diez meses de los que hay datos disponibles, la confección ha continuado en línea con el año anterior, alternando repuntes moderados y desplomes a doble dígito. El calzado, por su parte, registró a lo largo del año una tendencia también bajista aunque con caídas más moderadas que en el caso del textil y de la confección.

 

La cifra de negocio del sector empezó a arrojar sus primeros descensos en diciembre de 2017 en todas las subcategorías y mantuvo esta línea en los diez primeros meses del año. El textil y la confección fueron los que arrojaron una evolución más irregular, con altibajos más bruscos. Sin embargo, ha sido la confección la que marcó peores resultados en su facturación con descensos en cinco de los diez primeros meses de 2018.

 

El Índice de la Cifra de Negocios (ICN) de la fabricación de prendas de vestir arrancó el año en negativo, con un primer trimestre en negativo, que culminó con un descenso del 9,9% en marzo. En abril se recuperó, con un alza del 10,6% para volver a contraerse en los dos meses siguientes, con descensos del 2,3% y del 5,5%. Estos altibajos se mantuvieron el resto de meses, con una subida del 6% en julio, descensos del 8% y del 0,5% en agosto y septiembre, y de nuevo un respiro en octubre, con un alza del 7,3%.

 

 

 

 

En el caso del textil, la evolución de los ingresos del sector empezó al alza, con subidas del 7,6% en enero y del 0,3% en febrero; cayó en marzo, con una bajada del 7,1%, para recuperarse en abril y mayo, con avances del 10,6% y del 1,5%; tropezó de nuevo en junio, con un descenso del 0,5%, y se contrajo aún más en agosto y septiembre, con bajadas del 1,3% y del 8,9%. El calzado, por su parte, marcó una evolución más sostenida, aunque también registró picos de subida, con la escalada registrada en abril del 21,2%, y de bajada, con caídas del 7,1% en enero y marzo.

 

Esta dinámica tuvo un impacto directo en la creación de empleo, que fue perdiendo gas a lo largo del año. De hecho, siguió en la tónica bajista de 2017, cuando ya se dejaron atrás los incrementos del 3% de años anteriores. Así, si bien la industria española de la moda arrancó el año creando empleo a un ritmo de entre el 2% y el 2,5%, empezó a moderar la subida de manera brusca en verano, con ascensos más débiles, de en torno al 1%. En noviembre, según los últimos datos facilitados por la Seguridad Social, el avance fue de sólo el 0,3%.

 

Por subsectores, el calzado y la confección fueron los primeros en dar síntomas de agotamiento en la creación de empleo después de tres años de avances. El calzado encogió su plantilla en julio, agosto y noviembre, mientras que la confección lo hizo en octubre y en noviembre.

 

En este sentido, los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) evidenciaron aún más el parón de la industria española de la moda. En primavera se rompió por primera vez la racha de cuatro años de crecimiento interrumpido de ocupación en el textil, la confección y el calzado. Esta caída venía precedida por dos trimestres de paulatina desaceleración del crecimiento. Entre octubre y diciembre de 2017, el empleo había aminorado su ascenso hasta un solo dígito, elevándose un 7% respecto al mismo periodo del año anterior. En los cuatro trimestres anteriores, el número de ocupados se había incrementado a doble dígito.

 

 

 

 

En el primer trimestre de 2018, la desaceleración del aumento del empleo en el textil, la confección y el calzado se hizo aún más palpable. El sector cerró el periodo con 174.300 trabajadores, sólo un 2,9% más, su ascenso más bajo desde 2015. En el segundo trimestres, el número de ocupados disminuyó un 6% y, en el tercer trimestre, se desplomó un 13,8%, hasta 148.100 personas. En términos absolutos, el descenso fue en 26.700 ocupados menos.

 

En cuanto a los precios industriales, de las tres subcategorías de la industria de la moda, la de la piel y el calzado es la que mantuvo a lo largo del año el mayor encarecimiento de los precios industriales. El sector registró subidas de en torno al 0,5% entre enero y octubre, marcando el mayor ascenso en junio, con un ascenso del 0,8%.

 

La evolución del textil fue más irregular. El sector mantuvo, en general, una tendencia inflacionista, pero con altibajos más marcados, como el descenso del 0,4% registrado en febrero o la subida del 0,4% de abril. En el caso de la confección, la evolución fue claramente deflacionista, arrancando el año con un incremento del Índice de Precios Industriales (Ipri) del 0,9% y, a partir de ahí, fue bajando el ritmo, hasta iniciar una etapa de abaratamiento a partir de julio, con retrocesos de hasta el 0,4% en noviembre.

 

En cuanto a los precios de las exportaciones, la primera mitad de año fue deflacionista para todas subcategorías de la industria de la moda. Después de verano, se inició una tímida remontada. La confección fue el sector con cambios más bruscos, pasando de registrar caídas en Índice de Precios de las Exportaciones (Iprix) del 1,9% en enero o del 1,8% en abril, a ascensos del 1,4% en agosto.

 

En el caso del textil, el Iprix fue encadenando descensos de entre el 1% y el 0,6% hasta junio. A partir de entonces, el sector remontó precios y encadenó varios meses de subidas. El calzado, por su parte, no inició el repunte hasta septiembre y fue el sector con menos oscilaciones. En el inicio del año, el sector mantuvo descensos en torno al 0,6%, que fue moderano hasta el 0,2% en verano.

 

 

 

 

 

Nuevo convenio sin CCOO

Con este esenario, el sector se sentó a negociar el nuevo convenio. Y de nuevo, la negociación del convenio fue dura, con convocatoria de huelga y con manifestaciones. La tensión puso sobre la mesa la presión sindical por reivindicar derechos laborales una vez la industria textil y de la confección se ha estabilizado, dejando atrás décadas de crisis, de cierres de empresas y de despidos masivos. Sin embargo, los propios datos macroeconómicos muestran que, aunque el sector haya dejado de adelgazar, tampoco termina de encauzar una senda clara de crecimiento y esta incertidumbre forzó también a la moderación en la negociación. En este sentido, la dificultad por alcanzar el pacto también evidenció las diferencias de criterio entre los dos grandes bloques sindicales en España, UGT y CCOO.

 

Y es que, si bien en el convenio de 2014 se resquebrajó el Consejo Intertextil Español, el acuerdo alcanzado en 2018 ha supuesto la ruptura de la unidad sindical. El nuevo convenio sectorial, que servirá de marco legal para las relaciones laborales en el textil y la confección hasta 2021, se firmó a principios de septiembre sin la presencia de los representantes de CCOO.

 

El detonador que hizo saltar por los aires la negociación fue una reivindicación de última hora de CCOO: la inclusión de llegar a un salario mínimo de 14.000 euros anuales. Este fue uno de los puntos que se pactaron en el último Acuerdo Estatal de Negociación Colectiva, que se firmó en junio. Sobre la mesa de negociación del convenio textil había un incremento anual del 3% en los salarios más bajos, con el que se llegaba a rozar la cota de los 14.000 euros en 2021. Finalmente, se acordó llegar a esta cifra. Sin embargo, CCOO rompió la baraja por esta causa, desmarcándose de la negociación.

 

 

 

 

Una vez firmado el acuerdo, CCOO intentó reabrir la negociación sin éxito en el marco del Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (Sima), denunciándolo al final ante la Audiencia Nacional. Deberán ser ahora los tribunales los que decidan sobre la legalidad o no del acuerdo y cómo proceder al respecto.

 

Por el momento, todos los actores que firmaron el nuevo pacto sectorial han cerrado filas en su defensa. El documento recoge alzas salariales del 2% para 2018 y 2019, y del 1,8% para 2020. Por otro lado, el convenio contempla también la posibilidad de que el trabajador cobre las horas extraordinarias con días de descanso, así como el compromiso del sector en cuestiones de responsabilidad social corporativa, incluyendo la no discriminación laboral en cualquiera de sus ámbitos.

 

 

Nuevas caras en la patronal

En medio de este conflicto, el Consejo Intertextil Español, la patronal que representa la Confederación de la Industria Textil (Texfor) y la agrupación valenciana de empresarios del textil, Ateval, cambió de presidente y, por primera vez en su historia, colocó al frente a un representante de Ateval. Càndid Penalba, un empresario del textil hogar valenciano y con cierta carrera política, tomó ambos cargos.

 

El movimiento de fichas en 2018 en el CIE fue radical. De hecho, Penalba asumió su presidencia seis meses después de haberse puesto al frente de Ateval. El empresario relevó también a Alejandro Laquidain en el consejo de Euratex, donde pasó a ser el portavoz de la industria española de textil. De hecho, una de sus primeras acciones como presidente del CIE fue la organización de la convención anual de la patronal europea, Euratex, en Ontinyent (Valencia). El encuentro tuvo lugar a finales de octubre y acudieron a él unas 300 personas.

En el evento hubo también una manifestación organizada por CCOO para presionar en el convenio. Era la primera vez que el evento se realizaba en España y sirvió para poner en valor ante Europa la fortaleza del tejido industrial del sector. Entre las personalidades que acudieron al evento estuvo el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, así como miembros del Parlamento Europeo y de la Comisión Europea.

 

 

 

 

En Texfor, por su parte, se nombró nuevo presidente a Josep Moré en sustitución de Francesc Llonch, quien puso fin al periodo de cohesión de la organización y sentó las bases para su futuro. Moré es a su vez presidente de la Federación Nacional de Acabadores, Estampadores y Tintoreros Textiles (Fnaett).

 

Asepri, la patronal valenciana de productos para la infancia, también renovó su presidencia y colocó al frente gallega de moda infantil Paz Rodríguez. El ejecutivo sustituyó en el cargo a Javier Rodrigo, director general de Alas de Ícaro (Barcarola), quien ocupó la presidencia durante los dos últimos años. En Cataluña, Modacc también nombró nuevo presidente a Pep Generó, actual consejero delegado de Diktons. Generó, que procede de una de las sagas textiles catalanas, dejó hace unos años la empresa familiar para pilotar otros proyectos.

 

Por otro lado, la Mesa de la Moda, uno de los lobbies del sector que había tomado forma en los últimos años, quedó paralizada con el cambio de Gobierno. La llegada del nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez a La Moncloa ha dejado por ahora en stand by este proyecto que se puso en marcha en 2013 con el objetivo de aglutinar las diferentes agrupaciones empresariales del sector, desde la industria al diseño y el comercio. Uno de los hitos que logró esta plataforma en este periodo fue la creación de los Premios Nacionales de la Moda. Este año volvieron a convocarse bajo el nombre de Premios Nacionales de la Industria de la moda, galardonando a Dolores Promesas, Camper y Reliquiae, entre otras empresas.

 

 

La industria de la moda, de nuevo en la agenda política

En diciembre, coincidiendo con la entrega de los últimos Premios Nacionales de la Industria de la Moda, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, aseguró que el Gobierno ultima la agenda industrial para el textil y la confección. Esta será una de las quince agendas sectoriales que se incluirán en la futura ley de Industria. El Ejecutivo de Pedro Sánchez quiere incluir la agenda industrial en la agenda política con miras a activar el peso de la industria en España.

 

En el caso concreto del textil, el Ejecutivo de Mariano Rajoy, inició ya un redactado de una agenda industrial nacional para realizar un diagnóstico de la situación manufacturera del país y elaborar un paquete de medidas de apoyo y reactivación. Dentro de aquel documento se incluyeron ya anexos sectoriales, entre los cuales se encontraba la moda.

 

 

 

 

Entre los aspectos que entonces se pusieron sobre la mesa estaban los desafíos de la digitalización, la internacionalización, el tamaño de las empresas o el relevo generacional, entre otros.

 

Ahora, el nuevo marco normativo en el que trabaja en Ejecutivo español tiene como objetivo incrementar la competitividad, la sostenibilidad y la innovación del tejido industrial del país. Desde el Gobierno de Sánchez se trabaja también en un anteproyecto de Ley del Cambio Climático, que contemplará una partida de 2.000 millones de euros para financiar la modernización de las fábricas. Por otro lado, otras de las líneas de actuación pasan por apoyar la internacionalización y apuntalar pactos bilaterales para fomentar operaciones corporativas de compraventa. La nueva normativa para fomentar la industria que prepara el Gobierno contempla también paquetes de ayudas y subvenciones.