Entorno

2014, el año en el que el precio del algodón volvió a mínimos de 2009

S. Riera

22 dic 2014 - 04:48

 

El año 2014 estuvo marcado por el precio del algodón. Esta materia prima, clave en la industria de la moda, vivió un año marcado por la incertidumbre. Ante un contexto de descenso generalizado en los precios de las materias primas, el algodón sucumbió además a un giro en la política de acumulación de stocks de China, el principal importador y consumidor de este producto a nivel mundial. La contracción del valor del algodón también arrastró a la baja el del resto de materias primas textiles, como el poliéster, la viscosa o el nylon, entre otros.

 

Por ahora, la industria de la moda todavía no ha notado los efectos del descenso del algodón. Por el momento, tan solo es el textil de cabecera que está sufriendo los primeros efectos de una evolución deflacionista, que provoca una mayor presión sobre los productores de hilatura y de tejeduría. Según fuentes del sector, los grupos de distribución exigen ver traducido este descenso en sus compras e incluso están retrasando sus pedidos a la espera de que el valor descienda todavía más.

 

En el caso de que los grandes retailers se beneficien de la caída del precio del algodón en sus compras, sin duda verán mejorados sus márgenes. Del mismo modo que en 2011, cuando esta materia prima alcanzó sus máximos históricos (hasta superar los 120 centavos por libra), los gigantes de la moda vieron perjudicados sus márgenes operativos, ahora se espera que el viento les sople a su favor.

 

¿Cómo se han movido las piezas del mercado mundial del algodón y qué factores han provocado esta bajada? China es determinante en la evolución del precio del algodón. El Gobierno de Pekín lleva desde 2011 arrojando incertidumbre en el mercado global de esta materia prima. El Ejecutivo chino inició hace tres años una política de engrose de las reservas nacionales de algodón: a través de esta estrategia, el país trataba de ayudar a los agricultores locales comprándoles el algodón a un precio por encima del mercado.

 

Esta medida dejó en cierta medida desabastecido el mercado industrial del textil, que dinamizó las importaciones y, por tanto, impulsó el comercio internacional y mantuvo los precios al alza, aunque sin superar la barrera de los cien centavos de dólar por libra.

 

Pero a finales de 2013, China decidió poner fin a esta estrategia. Antes de entrar en 2014, el Ejecutivo de Pekín también llevó a cabo varias subastas de parte de sus reservas de algodón para favorecer la industria textil local. La venta de las reservas chinas de algodón impulsó un cambio de tendencia en la evolución de los precios, que iniciaron su retroceso y activaron una tendencia deflacionista.

 

 

 

 

Con sólo este movimiento, el Comité Consultivo Internacional del Algodón (Icac, en sus siglas en inglés) avanzó que las importaciones chinas de algodón descenderían en la temporada 2013-2014 un 40% respecto a la anterior. Las previsiones auguraban un fuerte freno del comercio mundial del algodón a pesar de que el precio de las importaciones chinas eran más baratos que el de los stocks incluso después de sumarle un 40% en aranceles.

 

Aquel primer freno en el comercio internacional de esta materia prima trajo consigo la primera revisión a la baja del precio por parte del Icac, que ya avanzó que el valor medio del algodón para la temporada 2013-2014 se situaría en 88 centavos por libra, lejos de los 118 centavos por libra previstos al inicio de la campaña.

 

A principios de año, el algodón marcó algunas escaladas que no acabaron de consolidarse. China volvió a presionar a la baja el precio con una nueva política de subvenciones sólo para la región algodonera de Xinjiang, una nueva venta de stocks y la revisión de las cuotas a la importación de algodón, fijándolas a los máximos que estable la Organización Mundial del Comercio (OMC). El gigante asiático redujo así sus importaciones en una tercera parte con el objetivo de incentivar la producción local.

 

Ante este nuevo escenario, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos auguró en mayo que los intercambios globales de esta materia prima para la nueva campaña 2014-2015 se reducirían un 10% en relación a la anterior y que alcanzarían niveles de 2010-2011. El mercado estadounidense, el principal exportador mundial de algodón, ya preveía un descenso de sus ventas al exterior en torno al 7% hasta niveles de 2000-2001.

 

En julio, el precio del algodón rozó al del poliéster. El valor de esta materia prima cayó a 80 centavos por libra y se situó a tan solo siete centavos de diferencia del poliéster, en 73 centavos por libra. Desde que el algodón entrara en esta fase deflacionista arrastró con él al resto de materias primas textiles, como el poliéster, que ha ido alcanzando valores mínimos a lo largo del ejercicio, incluso por debajo de la línea de los sesenta euros por libra.

 

A mediados de años ya se consolidó la tendencia a la baja del algodón y fue entonces cuando desde el Icac ya se contempló, por un lado, un incremento mundial del consumo, y por otro lado, un descenso de la producción, acompañado por un refuerzo en las políticas públicas de subvenciones agrícolas y un incremento de las reservas nacionales. Sin embargo, en agosto, el Gobierno estadounidense estimó que en la temporada 2014-2015, que justo había empezado, se aumentaría la producción y la superficie cultivada.

 

El objetivo desde entonces fue, por tanto, trabajar para reducir la oferta y tratar de reactivar los precios al alza. El descenso de las compras de China no se estaba viendo compensado por el incremento de las importaciones de otros países con una fuerte industria textil, como India, Pakistán o Turquía. Para la nueva campaña, que arrancó en julio, Estados Unidos calculó que el freno de las importaciones de China reduciría el comercio global del algodón un 11% respecto a 2013-2014.

 

En cuanto a la reducción de la oferta, China fue también el primer país en tratar de tratar de disminuir su producción de algodón. El gigante asiático calculó para la temporada en curso un recorte del 8,7% en la producción en relación a la campaña anterior, lo que catapultaría a la India como el principal productor de algodón del mundo.

 

Caída histórica

En septiembre, la caída de precios había llegado hasta tal punto que el ICE Futures de Nueva York registró el nivel más bajo de los últimos cinco años. Los contratos a futuros para diciembre cayeron a 60,83 centavos por libra, el precio más bajo desde octubre de 2009, cuando se situaron en 60,67 centavos por libra.

 

Ante un escenario de deflación, los países productores reactivaron las subvenciones para dar oxígeno a sus productores locales. También fue China el primer país en dar un paso en este sentido. El gigante asiático amplió las ayudas a otras regiones productivas más allá de Xianjing, donde las había concentrado a principios de año. Los siguientes en activar las subvenciones fueron India y Pakistán.

 

Por otro lado, China continuó recortando las importaciones. Sólo en septiembre, el gigante asiático disminuyó las compras de algodón un 39% respecto al mismo mes del año anterior. Esta política siguió repercutiendo en el mercado global. Estados Unidos redujo en este mes sus exportaciones a niveles de 2000-2001. Las estimaciones del Icac para la temporada en curso son que el comercio internacional del algodón descienda un 11%.

 

Ante un contexto cada vez más difícil, fueron otros los países que se sumaron a China y redujeron su producción de algodón. Otros de los grandes productores, como Brasil, Australia y las regiones algodoneras de África, avanzaron un descenso de la superficie cultivable ante las expectativas de una sobreproducción en la campaña 2014-2015. Los cultivos de algodón se reducirán en la temporada en curso un 12% respecto a 2013-2014, con el objetivo de alcanzar la superficie de cinco años atrás.

En diciembre, Estados Unidos también revisó a la baja la producción de algodón del país para 2014-2015. El Gobierno de Barak Obama determinó que cerrará la campaña con 15,9 millones de balas, un 23% menos que en 2013-2014.

 

Efectos sobre el resto de materias primas

Los vaivenes del precio del algodón tuvieron en 2014 múltiples efectos colaterales. Uno de ellos fue sobre Lenzing, el mayor productor mundial de viscosa. En 2011, la compañía austriaca alcanzó resultados históricos. El encarecimiento que entonces vivió el algodón derivó en una mayor demanda hacia otras fibras sintéticas, a las que también impulsó al alza su valor. Como resultado, Lenzing alcanzó tres años atrás una cifra de negocio de 2.140 millones de euros, un 21,2% más que en 2010.

 

Tras aquel crecimiento, la empresa se embarcó en una serie de inversiones estratégicas para incrementar la producción de viscosa, una de las cuales fue la construcción de su mayor planta de Tencel en Austria, que empezaría a estar operativa a mediados de 2014. Tal y como estaba previsto, el grupo textil puso en marcha la nueva fábrica este año, pero con un escenario radicalmente opuesto.

 

A finales de 2013, Lenzing anunció un plan para optimizar costes, que incluía un recorte en personal de 600 puestos de trabajo, el 15% de su plantilla, para hacer frente a la caída de las ventas. En 2013, la empresa facturó 1.910 millones de euros y redujo su resultado neto a 50 millones de euros. Las previsiones del grupo para este año distan de ser mejores. La compañía anunció en noviembre 250 despidos más para 2015 ante una nueva caída de la cifra de negocios. Lenzing asegura que, en volumen, está vendiendo más, pero a un precio cada vez más bajo.

 

 

Disminución de la producción de algodón orgánico

A pesar de que los grandes grupos de la moda se han comprometido a impulsar la fabricación de sus prendas en algodón orgánico, la producción de esta materia prima a través de procesos más sostenibles no termina de arrancar. En 2014, Textile Exchange publicó un estudio sobre la evolución de la producción en algodón orgánico en el que revelaba que en la temporada 2012-2013 (la última de la que se tienen cifras) descendió un 21% respecto a la campaña anterior.

 

El principal reto del algodón orgánico es la lenta recuperación de la inversión y la obtención de ganancias por parte de los agricultores. El perfil de los productores acostumbra a ser el de pequeños propietarios de terreno, situados en países pobres o en vías de desarrollo, que quedan fuera del comercio internacional y que tienen dificultad de acceso a las cartas de crédito para la exportación.

 

La mayoría de estos pequeños productores, que se encuentran en países subdesarrollados o en vías de desarrollo, deben asumir un proceso de formación para aprender los procesos del cultivo orgánico, además del riesgo que conlleva este tipo de plantaciones respecto a las plagas. Todos estos factores dificultan el paso de los cultivos tradicionales a los orgánicos.