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¿Y si Gap quisiera vender Old Navy?

Gigantes como Fast Retailing, H&M o incluso operadores chinos podrían utilizar Old Navy, que copa la mitad de la facturación del grupo, para acelerar en territorio estadounidense.

Iria P. Gestal

4 mar 2019 - 04:41

¿Y si Gap quisiera vender Old Navy?

 

 

Gap viste de largo a su joya de la corona. El número cuatro de la distribución de moda ha decidido escindir Old Navy, que cotizará como una compañía independiente. La operación, aplaudida por inversores y analistas, abre la puerta a una posible venta de la compañía, que copa más de la mitad de la facturación del grupo. Sin Gap y Banana Republic en la mochila, Old Navy es un caramelo en el mayor mercado del mundo para la moda, y uno de los más complejos. Para Fast Retailing, el dueño de Uniqlo, Old Navy podría incluso ser la llave para escalar en el ránking global de la distribución de moda.

 

La acción de Gap se disparó más de un 17,9% tras el anuncio, y los analistas estiman que Old Navy podría cotizar a un precio siete veces mayor al del resto de la empresa, por ahora denominada NewCo, que integrará Gap, Banana Republic, Athleta, Intermix y Hill City.

 

La cadena superó a su hermana mayor, Gap, en 2006, y actualmente factura 7.800 millones de dólares. Las otras cinco marcas, por su parte, generan juntas un negocio de 8.700 millones de dólares.

 

Sólo en Estados Unidos, Old Navy cuenta con una red comercial de 1.066 tiendas y factura 6.570 millones de dólares. Este volumen supondría un acelerador para los titanes de la moda internacional, que todavía cuentan con una presencia relativamente pequeña en la primera potencia mundial.

 

 

 

 

Uno de sus principales competidores extranjeros es H&M, que tiene 578 tiendas en Estados Unidos y cerró 2018 con una facturación de 24.798 millones de coronas (2.645 millones de euros) en el país. La empresa encogió un 6,2% su facturación en mercado, pese a realizar 42 aperturas netas en el último ejercicio. Si optara por crecer en el país a golpe de chequera, comprando Old Navy, H&M sumaría de golpe 8.131 millones de euros en ventas y 1.644 tiendas en el país.

 

Inditex, por su parte, tiene una presencia mucho más reducida en Estados Unidos y caja suficiente para comprarse incluso todo el grupo. La compañía cuenta con en torno a cien tiendas en el país con sólo tres de sus cadenas: Zara, Massimo Dutti y Bershka, y opera online con Zara Home y Pull&Bear.

 

 

 

 

La compra de Old Navy podría ser una opción para la empresa española, que hace justo veinte años (desde que tomó el control de Stradivarius) que no opta por las adquisiciones para crecer. De hecho, este podría ser el momento idóneo, ya que Inditex se encuentra en pleno esprint en territorio estadounidense.

 

Sólo en los últimos dos años, la compañía ha aterrizado en el país con Bershka, con online y una tienda en Nueva York, y Pull&Bear, que por el momento opera únicamente a través de la Red, y ha puesto en marcha su tienda número cien en el mercado estadounidense.

 

Fast Retailing, por su parte, ya ha recorrido este camino con anterioridad, comprando Theory en 2003, Helmut Lang en 2006 y J Brand en 2012. El grupo nipón, que ha arrebatado precisamente a Gap el bronce mundial de la distribución de moda, llegó a tantear también la compra de J Crew en 2014, aunque finalmente las conversaciones no prosperaron.

 

 

 

 

Comprar Old Navy le serviría a Fast Retailing para cumplir un doble objetivo: acelerar en Estados Unidos y adelantar a H&M por facturación. Sumando los 6.358 millones de euros de la cadena estadounidense, la facturación del grupo nipón ascendería a 23.207 euros, frente a los 20.013 millones de H&M a tipos de cambio actuales.

 

Otro interesado en la cadena podría ser Bestseller, que se encuentra en plena ofensiva en el país y cuyo dueño, Anders Povlsen, ha sido muy activo con compras en los últimos años, adquiriendo participaciones principalmente en pure players como Asos.

 

Old Navy sería también una opción interesante para grupos chinos como Fosun o Shandong Ruyi, que hasta ahora han cerrado operaciones más pequeñas en retail, o incluso pure players, que vieran en la red física de Old Navy una forma de ganar presencia offline.

 

 

 

 

De ‘spin off’ a motor del grupo

Los orígenes de Old Navy se remontan a 1993, cuando Millard Drexler, entonces consejero delegado del grupo, decidió crear un espacio llamado Gap Warehouse dentro de las tiendas de la marca principal, con un posicionamiento de precio más bajo.

 

En 1994, esta área se escindió de Gap, tomó el nombre de Old Navy y comenzó su desarrollo con tiendas, de superficie mucho mayor de las del buque insignia de la compañía. Cuatro años después, la cadena facturaba ya más de mil millones de dólares y para el cambio de siglo había superado las 500 tiendas.

 

En 2005 la marca encaró un reposicionamiento para competir con cadenas como Abercrombie&Fitch o American Eagle Outfitters, que entonces reinaban entre los adolescentes estadounidenses: dejó atrás la estética industrial y las macrotiendas inspiradas en supermercados para adoptar un concepto de gama más alta, que no terminó de estar a la altura de las expectativas.

 

El nuevo vuelco en Old Navy llegó en 2012, cuando el grupo fichó al ex ejecutivo de H&M Stefan Larsson para liderar la cadena. Larsson reorganizó el equipo y llevó las ventas de la cadena a un nuevo estadio, batiendo a Gap y Banana Republic juntas. Larsson abandonó la empresa en 2015 para ponerse al frente de Ralph Lauren y fue reemplazado por Sonia Syngal, que se convertirá en la mujer número 28 en liderar una compañía de Fortune 500