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¿Y si El Corte Inglés sale a bolsa? Presión a corto en plena transformación

En plena guerra interna, el grupo de grandes almacenes se enfrenta ahora a una decisión que le sometería a las exigencias cortoplacistas del mercado mientras aborda a una transformación estratégica y a largo plazo de su negocio.

I. P. Gestal / P. Riaño

31 may 2018 - 05:00

¿Y si El Corte Inglés sale a bolsa? Presión a corto en plena transformación

 

 

En noviembre de 2011, el gurú de Apple Ron Johnson tomó las riendas de JC Penney con el plan de un giro de 180 grados a los históricos grandes almacenes estadounidenses. El proyecto era ambicioso y la bolsa aplaudió su incorporación, pero no fue tan paciente con su visión, que suponía dejar a sus viejos clientes para captar nuevos, sacrificando las ventas por el camino. Sólo seis meses después de entrar, Johnson abandonó el grupo, que tardó años en recuperarse en bolsa. Siete años después, El Corte Inglés tiene sobre la mesa una posible salida a bolsa, también inmerso en una transformación. ¿Es el momento adecuado cuando el Apocalipsis Retail amenaza con llegar a Europa?

 

Este camino, que supondría la profesionalización de la compañía, es el que propone Dimas Gimeno, presidente por ahora de El Corte Inglés, respaldado por algunos accionistas como el qatarí Al Thani. En el consejo que el grupo celebró ayer la propuesta no se debatió, aunque es probable que vuelva a abordarse en reuniones sucesivas con el apoyo de todos consejeros.

 

Como otros muchos grupos internacionales, El Corte Inglés se encuentra inmerso en la que es probablemente la mayor transformación de su historia, con el añadido de una guerra interna abierta que podría culminar con la salida de su presidente.

 

 

 

 

La irrupción de Amazon, la sobredimensión de su red comercial física (con casi un centenar de centros en toda España) y los cambios en los hábitos de consumo están obligando al titán español a reinventarse a toda velocidad y experimentar con nuevos formatos comerciales y herramientas tecnológicas para no perder el tren. Pero la bolsa no tolera el prueba-error.

 

“El sector de los grandes almacenes está cuestionado en el mundo entero,así que es un momento inadecuado para salir a bolsa”, argumenta Gerhard Van der Vorst, responsable de Gordon Brothers en España.

 

“El Corte Inglés no tiene clara su visión de futuro, no gana dinero y le sobran al menos cuarenta tiendas; es un momento absolutamente inadecuado para salir a bolsa”, defienden fuentes del sector.

 

En Estados Unidos, cuna del Apocalipsis Retail y donde muchos de los titanes de los grandes almacenes están cotizados, algunos, como Nordstrom, han querido dar un paso atrás para tener más flexibilidad para experimentar sin la presión de rendir ante los inversores cada trimestre. La familia Nordstrom trató de sacar la empresa de bolsa, pero el comité no lo aprobó porque estimó que la oferta era demasiado baja. Era la pescadilla que se muerde la cola: si los Nordstrom pujaban más alto, suponía endeudarse más y dejar al grupo con menos pulmón para encarar la reestructuración.

 

 

 

 

Cecilia de la Hoz, socia del área de transacciones de EY, considera que, estar en un sector en transformación no es un problema per sé, aunque sí es fundamental tener definido cuál será el camino. “La bolsa se ha acostumbrado ya a la moda, que es un sector en plena transformación, aunque sí que es importante, a la hora de la salida, explicar bien la historia: a dónde quieres ir y cómo lo vas a hacer”, señala la experta.

 

A la dificultad de transformarse a los tiempos que requiere la bolsa y la necesidad de tener un plan definido antes de salir se suma la necesaria limpieza interna. Para De la Hoz, el primer paso para que una compañía familiar dé el salto a bolsa es “poner orden dentro de la casa”. “La principal barrera a la que se encuentra una empresa familiar es que tiene un estilo de gestión que consideraban muy privado y muy discreto y de repente han de ponerse en primera línea y responder cada trimestre”, dice.

 

Dimas Gimeno ya manifestó el año pasado su intención de “comenzar a operar con una empresa cotizada” y se tomaron medidas para mejorar el buen gobierno como la creación de una comisión de retribuciones, otra de auditoría y una ejecutiva.

 

Pero aunque la estructura cuadre con la de las empresas cotizadas, El Corte Inglés todavía tiene mucho camino por recorrer de puertas para dentro. “Tienen que sanear mucho la empresa, tomar decisiones difíciles y decidir qué quieren ser, porque si lo que quiere es ser El Corte Inglés de Castellana o Plaza Cataluña de esos no caben noventa en España”, apuntan fuentes del sector.