Empresa

Viaje a los orígenes de Desigual

15 dic 2010 - 00:00

P. Riaño.- Más de veinticinco años han pasado ya desde que Thomas Meyer realizara una cazadora a partir de trozos de pantalones vaqueros usados. El emprendedor suizo no podía ni imaginar en aquel momento que esta original pieza de ropa sería el germen de Desigual, una compañía que cerrará 2010 con una facturación de 450 millones de euros y más de doscientas tiendas monomarca y franquicias.

Desigual, el último fenómeno de la moda española, inició su trayectoria en 1983, cuando Meyer creó la primera prenda de su imperio de la ropa divertida. Un año más tarde, el suizo buscó una marca para estampar en sus prendas. De una idea de la cineasta Isabel Coixet nació Desigual, que se acompañó del lema “no es lo mismo”.

 

Tras presentar su primera colección, la enseña abrió su primer punto de venta, ubicado en Ibiza. En 1986, año en que abrió sus puertas el establecimiento, la plantilla de Desigual estaba formada por cuarenta personas. Hoy en día, la empresa suma cerca de 2.000 trabajadores y se prepara para instalar una nueva sede en Barcelona para dar respuesta a su desarrollo.

 

Pero no todo fueron éxitos en los orígenes de la compañía. El rápido crecimiento tomó desprevenida a la empresa, que en 1988 se vio obligada a presentar suspensión de pagos, el actual concurso de acreedores. Meyer tomó entonces la primera decisión clave en la historia de Desigual: continuar adelante con la marca.

 

Con la colección Feel you sexy, lanzada en 1991, vieron la luz los primeros estampados realizados por Meyer, que se han convertido en la seña más característica de Desigual. Con aquella colección comenzó la reestructuración comercial y financiera de la empresa.

El segundo momento clave para Desigual tuvo lugar en 1992. Meyer conoció entonces a Manel Adell, un ex directivo de empresas como Agrolimen, Bang & Olufsen y Schweppes. Los dos cruzaron el Atlántico en un velero, junto a once personas más. Diez años después, Adell se incorporaría a la compañía para liderar el crecimiento.

 

A mediados de los noventa, la compañía inició el salto al mercado exterior, con las primeras ventas a Francia y Portugal y abrió sus primeras tiendas propias, en Salou, Lloret de Mar y Platja d’Aro, tres municipios catalanes ligados al turismo. Actualmente, Desigual está presente con establecimientos propios en ciudades como Berlín, Londres y Nueva York y las exportaciones suponen ya más del 50% de sus ventas.

 

A pesar de ser una cadena, Desigual también utilizó la pasarela como herramienta de márketing en sus orígenes. En 1997, la marca volvió a desfilar en la hoy desaparecida pasarela Gaudí, en Barcelona.

 

Más tarde, en 2003, Desigual comenzó a desarrollar novedosas acciones de publicidad, como las Paint-party (fiestas en las que los propios clientes decoran las tiendas), los Kiss Tour (reuniones de besos en plena calle) o Naked, es decir, los clientes entran desnudos a las tiendas y salen vestidos.

 

La incorporación a la compañía de Manel Adell representó un verdadero revulsivo. Adell inició su colaboración como asesor y, después como socio y director general. Además de impulsar el desarrollo en España (sólo en 2005 se abrieron 24 tiendas en el país), Desigual estrenó en 2006 su primer establecimiento en el extranjero, ubicado en Singapur.

 

Durante los últimos tres años Desigual se ha consolidado como un verdadero fenómeno de la distribución de moda. Tiendas en Estados Unidos, una sede corporativa a los pies del lujoso Hotel Vela y una plataforma de distribución online que dará servicio a todo el mundo. ¿El siguiente paso? El desembarco en China, pero en 2012.