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Un Mundo en Transformación: Francia se reivindica como contrapeso a Trump mientras París arde

El país reclama su lugar en el proyecto europeo mientras, de puertas para dentro, se enfrenta a las continuadas protestas de los chalecos amarillos.

Iria P. Gestal

2 abr 2019 - 04:53

Un Mundo en Transformación: Francia se reivindica como contrapeso a Trump mientras París arde

 

 

El tablero de juego del negocio de la moda ha dado un vuelco. La herencia de una crisis, la inestabilidad, el auge de movimientos populistas, los intentos de dar marcha atrás a la globalización y la amenaza de ralentización de la economía global han hecho fracasar uno a uno casi todos los pronósticos. El mundo está en transformación, y la moda, como actor global, debe adaptarse y transformarse con él. Modaes.es recorre, a lo largo de una serie de reportajes, las claves del nuevo orden en los principales mercados para el sector y cómo este puede afectar a uno de los negocios más globalizados del planeta.


 

 

 

“Los viejos demonios están apareciendo de nuevo, listos para completar su tarea de caos”. Así de grandilocuente se reivindicaba, una vez más, Emmanuel Macron, como defensor de los valores europeos durante los actos de conmemoración del centenario de la Guerra Mundial. Con una economía capeando, relativamente, los vientos de ralentización en Europa, el presidente francés está volcando sus esfuerzos en erigirse como contrapunto a Donald Trump y proseguir con su programa de reformas. En paralelo, París continúa ardiendo con las protestas de los chalecos amarillos, que han comenzado a impactar en la economía del país.

 

Francia es la tercer mayor economía de la Unión Europea, con 67,3 millones de habitantes y un Producto Interior Bruto (PIB) de 2,5 billones de dólares. El país fue el que salió mejor parado de las duras rebajas en las últimas previsiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde). La entidad, la más pesimista en sus proyecciones, anticipa una subida del 1,3% para el país en 2019, en línea con el 1,3% que pronostica la Comisión Europea y el 1,5% que proyecta el Fondo Monetario Internacional (FMI).

 

Las alzas están por encima de la del 1% estimada por la Ocde para la zona euro. Una de las razones de que el país mantenga ese impulso frente, por ejemplo, del 0,7% previsto para Alemania, se explica por su menor dependencia de las exportaciones, por lo que le impacta menos la desaceleración del comercio mundial.

 

 

 

 

En su informe de perspectivas, la Ocde subraya que las condiciones financieras y las reducciones de impuestos continuarán impulsando la inversión privada, pese a la ralentización de la demanda externa. Por otro lado, la flexibilización del mercado laboral y el repunte de los salarios mantendrán al alza el consumo interno.

 

Sin embargo, la entidad también alerta que aunque la tasa de paro continúa en descenso, es necesario poner en marcha medidas estructurales para generar un crecimiento más “inclusivo y sostenible”, ya que la empleo es bajo y de poca calidad para los trabajadores menos cualificados.

 

La reforma tributaria y laboral han sido, hasta ahora, dos de las piedras angulares del proyecto de Emmanuel Macron. Sólo en su primer año de mandato (entre mayo de 2017 y mayo de 2018), el presidente llevó a cabo el 74% de sus reformas económicas.

 

En diciembre, una de sus medidas, la subida de las tasas sobre el carburante, fue la llama que prendió una serie de protestas sociales que se extendieron por toda Francia bajo el nombre de los chalecos amarillos. Aunque su primera reivindicación era frenar esa medida, las revueltas expresaban en realidad el hartazgo de las clases medias empobrecidas que se sintieron desatendidas por un presidente liberal y formado en las escuelas francesas de élite.

 

 

 

 

Tras varias manifestaciones violentas, Macron dio marcha atrás y anuló la subida del impuesto, aunque las protestas no han terminado de extinguirse. Ahora, el presidente busca conservar su ímpetu reformador con pequeñas concesiones a este movimiento, aunque también líneas rojas como el impuesto a las grandes fortunas, que Macron quiere suprimir.

 

Mientras, Macron, que gobernará al menos hasta 2022, continúa reivindicando su papel en Europa en un momento clave para el modelo comunitario. Con Angela Merkel protagonizando su último acto y Reino Unido a punto de abandonar el club, el presidente francés quiere situarse como el defensor de los valores de la Unión.

 

Su programa incluía, de hecho, una reforma de las instituciones europeas, que contemplaba la creación de un presupuesto, la designación de un ministro de finanzas común, impulsar un Fondo Monetario Europeo y culminar la unión bancaria.

 

 

Resistir al envejecimiento

Francia no escapa a la tendencia demográfica global y es una sociedad cada vez más envejecida. En 2018, nacieron en el país 758.000 personas, lo que supone 12.000 bebés menos que el año anterior.

 

La caída se explica, según el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee, en sus siglas en francés), por la disminución de las mujeres en la edad más fértil (en 1998 había 9,1 millones de mujeres entre veinte y treinta años, hoy son 8,4 millones) y por la caída del número de hijos por mujer.

 

Con todo, Francia continúa siendo el país más fecundo de Europa: la tasa de fertilidad se mantiene en 1,87 hijos por mujer, frente a los 1,6 hijos por cada alemana y los 1,34 hijos de España.  

 

El país tiene 67 millones de habitantes, lo que le sitúa como el tercer más poblado de la Unión Europea por detrás de Alemania y Reino Unido. El país es, además, relativamente joven, con una edad media de 41,5 años, frente a los 43,1 años de España.

 

 

 

 

Francia, mercado clave para la moda

Francia es el tercer mayor mercado de la Unión Europea para la moda (el segundo tras la salida de Reino Unido) y un socio estratégico para el sector español. Con todo, e igual que en la mayoría de mercados maduros, el sector está perdiendo atractivo.

 

“En un entorno de abundancia de oferta low cost y de descuentos, los consumidores se han hartado y están empezando a adoptar comportamientos de compra más prácticos, reduciendo sus compras de impulso”, sostiene Euromonitor en su último informe sobre el sector.

 

Según datos del Institute Français de la Mode, las ventas minoristas de ropa y artículos textiles se mantuvieron a la baja casi todos los meses del año pasado, alternando caídas de hasta el 15% en agosto, con ligeros repuntes en marzo, septiembre y octubre.

 

El sector no ha sido ajeno al impacto de las protestas de los chalecos amarillos: la Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa (Cpme, en sus siglas en francés), estima que las pérdidas en este colectivo podrían alcanzar los 10.000 millones de euros y podrían acarrear despidos.

 

 

 

 

En su conjunto, la moda genera una facturación de 14.000 millones de euros al año en el país, según datos de Statista, y se prevé que crezca a una tasa anual del 8,1% hasta 2023, cuando superará los 19.000 millones de euros.

 

Francia es el primer cliente en el extranjero de las exportaciones españolas de moda, copando el 12% de las exportaciones del sector. El año pasado, España exportó moda a Francia por valor de 3.107 millones de euros, un 1,3% más que en 2017.