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Sybilla se asoma a los juzgados

La diseñadora ha rastreado el mercado hasta el último momento en busca de un socio para salvar el negocio. El siguiente paso será llevar de nuevo a concurso la sociedad Programas Exteriores, con la que gestiona su marca.

S. Riera

10 jul 2018 - 05:00

Sybilla se asoma a los juzgados

 

 

Sybilla, otro punto y aparte en su carrera profesional. Cuatro años después de rescatar la sociedad Programas Exteriores de los juzgados, la diseñadora y empresaria estudia de nuevo declarar concurso voluntario de la empresa ante la dificultad para reconducir el negocio. La compañía llevaba varios meses detrás de un acuerdo con un posible inversor, que finalmente no se ha concretado.

 

La abultada deuda que arrastraba del proceso concursal anterior y la elevada estructura salarial han llevado a Sybilla a situarse de nuevo al borde de la antigua suspensión de pagos. “Recuperé la empresa del concurso con una deuda muy elevada, pero con el desafío de sacar el proyecto adelante, de hacer una marca made in Spain y con profesionales con experiencia”, explica la diseñadora.

 

Pese a ser una de las marcas más reconocidas del diseño español fuera del país estuvo fuera del mercado durante más de una década. La diseñadora Sybilla Sorondo retomó las riendas de su negocio en 2014, rescató su matriz de los juzgados y, con un nuevo pool de inversores, regresó al sector después de más de una década de silencio.

 

 

 

 

La diseñadora explica que las ventas han tenido hasta ahora una evolución positiva, sobre todo en Japón (donde mantiene un acuerdo de licencia desde hace años) y en la tienda de Madrid, muy focalizada al negocio de costura. La diseñadora, que fue Premio Nacional del Diseño en 2015, había ampliado también su colección en el último año con una línea de prendas de cashmere, que elaboraba Mongolia.

 

Sin embargo, la falta de financiación ha frenado su expansión. “Empezamos con poco dinero y con mucha ayuda, pero ahora necesitábamos un inversor para continuar adelante, sino ni podemos producir ni hacer frente a la deuda del concurso”, asegura la diseñadora, quien sostiene aún una estructura con una veintena de trabajadores. Las últimas negociaciones, a las que la empresa dedicó tiempo y recursos, también se alargaron más de lo previsto.

 

A finales del año pasado, la empresa empezó a buscar socios inversores para mantener el crecimiento y, a pesar de que ha estado cerca de cerrar varios acuerdos, ninguna operación terminó de cuajar. La última, que estuvo a punto de firmar con un fondo de capital riesgo.

 

 

 

 

Ahora, a las puertas de nuevo de otro proceso concursal, Sybilla continúa rastreando el mercado in extremis para conseguir cerrar un acuerdo antes de entrar de nuevo en los juzgados. De hecho, de abrirse un proceso judicial y no alcanzarse un acuerdo con los acreedores, la compañía podría entrar en liquidación y las marcas Sybilla y Jocomola podrían salir a subasta.

 

En su anterior etapa, Sybilla había tenido como socios inversores a Martín Varsavsky y Miguel Salís, los fundadores de Jazztel. Tras romper con ellos, la diseñadora nacida en Nueva York se alió con otro grupo de inversores con los que reunió 2,5 millones de euros para afianzar su regreso a la moda. Un año después, la empresa volvió a abrir su capital y dio entrada a Rafael Abitbol, ex director general de Intropia, que estuvo asesorando a la compañía en su nuevo despegue.

 

En su nueva etapa, Sybilla recuperó su posicionamiento anterior a golpe de pop up stores. En su inicio, la empresa utilizó esta fórmula para anunciar su regreso en ciudades como Madrid, Barcelona, París, Nueva York, Los Ángeles o Miami.

 

Más adelante, la marca empezó a comercializarse en tiendas multimarca y grandes almacenes, y focalizando su negocio sobre todo en Asia, donde cuenta con socios como Itokin, y Estados Unidos. El año pasado, la empresa abrió tres tiendas propias, una en Taiwán, de la mano de su socio asiático, y otras dos en España, una en Palma y otra en Madrid.