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Sombrerería Albero: solera, tradición y redes sociales

La primera sombrerería de la familia Albero alzó la persiana en la Valencia de 1820 como Sombrerería León. Ahora, dos siglos después la saga continúa.

Silvia Riera

11 oct 2019 - 04:51

Sombrerería Albero: solera, tradición y redes sociales

 

 

La primera sombrerería de la familia Albero alzó la persiana en la Valencia de 1820 como Sombrerería León. Lo hizo en la plaza del mercado, en el centro neurálgico de la ciudad en el inicio del siglo XIX, cuando salir de casa con sombrero era un hábito tan indiscutible como hacerlo con pantalones. Dos siglos después, la saga continúa a pesar de los giros del negocio, la indumentaria, las costumbres y la transformación del boca oreja en redes sociales.

 

En la actualidad, pilotan la empresa los primos Rafael e Inmaculada Albero. Hoy, el negocio tiene nombre nuevo, se llama Sombrerería Albero, pero mantiene aún la ilustración de un león apoyando una de sus patas sobre la bola del mundo que la hizo popular hace 200 años.

 

A mediados de la década de los ochenta del siglo pasado, la empresa dio su primer salto adelante y rescató otra sombrerería histórica de Valencia, situada junto a la plaza de toros y a las puertas del cierre. Ya en el año 2000, la compañía absorbió otra en Zaragoza y, más adelante, otras en Bilbao, Burgos y Logroño. En esta última, además, mantuvieron el nombre del antiguo establecimiento, Sombrerería Dulin, de 1896. Ahora, la empresa acaba de reactivar otra histórica, esta vez en Córdoba.

 

 

 

 

Rafael Albero, incapaz de recordar las generaciones que le han precedido al frente del negocio, sostiene que el de la sombrerería es un sector “tranquilo o, al menos, así lo queremos ver nosotros”. Pese al sosiego en el devenir de un negocio histórico, el boca oreja del pasado se ha convertido en las redes sociales del presente, donde se mantiene viva la tradición y la solera a través de un like, un tuit o un comentario en Google. 

 

Además de las tiendas, en las que gestiona alrededor de 300 referencias cada temporada, la familia Albero es también fabricante de sombreros y cuenta con su propia marca, Golden Lion, que comercializa en el resto de las sombrererías del país. En total, la compañía cuenta con una plantilla de alrededor de treinta empleados.

Según Rafael Albero, el negocio continúa teniendo interés y, si bien hay establecimientos que echan el cierre, también hay emprendedores que se lanzan a él. “Al final, todo el mundo tiene al menos un sombrero, aunque sea para el frío, y es un elemento que gusta porque dice mucho de aquel que lo lleva”, asegura.

 

 

“No somos una franquicia”

 “No somos una franquicia”, afirma con rotundidad Rafael Albero para marcar distancias. “En cada una de las tiendas nos interesa respetar y conservar la tradición, su estilo, no queremos que se nos vea como algo extraño en el entorno”, explica el empresario. “Este es un mundo que debe gustar a todo aquel que esté en él, en el que es importante tener un saber hacer, saber cómo favorece un sombrero, la talla adecuada, un centímetro más de ala o uno menos de copa”, sostiene el ejecutivo de Sombrerería Albero.