Empresa

Sherpa planea compras y alianzas para volver a convertir a Dogi en un grupo global

S. Riera

27 oct 2014 - 05:00

Sherpa quiere que Dogi vuelva a ser un operador global. El nuevo propietario de la compañía especializada en tejido elástico para íntimo y baño proyecta engrosar la actual estructura de la textil a través de la adquisición de otras empresas en Europa y Estados Unidos, y de joint ventures (empresas conjuntas) en Asia, según explica el presidente del grupo inversor, Eduardo Navarro, a Modaes.es.

 

“En todas nuestras participadas hacemos compras y en Dogi también lo haremos”, asegura Navarro. “Esta ha sido nuestra idea desde el principio, porque hay ventajas competitivas por tamaño muy claras”, apunta. En el sector del tejido elástico, el empresario calcula que existen unos diez operadores.

 

El nuevo presidente de Dogi explica que todavía están trabajando en posibles operaciones y que, por el momento, tienen sobre la mesa varios movimientos estratégicos posibles. Tanto las compras como las joint ventures estarán orientadas a empresas que realicen el mismo tipo de artículo o productos complementarios.

 

El objetivo de Navarro es que Dogi gane dimensión de forma sustancial, y cuenta para ello con la capacidad inversora de Sherpa, que ha entrado en Dogi a través de su segundo fondo, dotado de 100 millones de euros, además de las posibilidades que ofrece una empresa cotizada. Dogi es, por ahora, la primera cotizada que adquiere Sherpa.

 

Por otro lado, a nivel operativo, el nuevo propietario de Dogi ha iniciado un proceso de reestructuración para poner orden en la gestión interna. Y, a nivel de producto, el nuevo equipo directivo, liderado por Navarro y su mano derecha, Alfredo Bru, busca abrir nuevos mercados en el ámbito de la prenda deportiva y las aplicaciones técnicas.

 

Dogi es una buena empresa que ha sido maltratada”, afirma el presidente de Sherpa. “Estamos ante una empresa que tiene un buen margen bruto, pero a la que falta orden y trabajo en la gestión del día a día”, subraya. Navarro ha avanzado que en los próximos trimestres se van a empezar a ver síntomas de recuperación y que ya se percibe un repunte en las ventas.

 

Según el directivo, “Dogi tiene una posición muy relevante en Occidente, donde es uno de los tres principales jugadores”. Navarro considera que el problema que ha tenido la empresa en los últimos años y que la llevó al borde de la liquidación fue una abultada deuda por la adquisición a Sara Lee de varias fábricas en Asia, y el haber perdido el rumbo ante continuos cambios en la dirección y en la estrategia.

 

Un año de transformación

 

Sherpa finalizó la semana pasada el proceso de adquisición de Dogi, que se ha alargado un año desde que anunciara su intención de adquirir la compañía. A lo largo de octubre, la compañía textil ha obtenido el visto bueno de la CNMV para la admisión de nuevas acciones para una ampliación de capital de 2,6 millones de euros, y ha recibido la inyección de un millón de euros por parte de la sociedad pública Avançsa (dependiente de la Generalitat de Cataluña), en forma de préstamo participativo.

 

Tras la última ampliación de capital, Dogi está controlada por Sherpa Capital, que posee el 67,53% de las acciones. Su anterior propietario, Josep Doménech, controla ahora el 15% del capital.

 

En julio, Dogi regresó al parqué cinco años después de haberlo abandonado y formó su nuevo consejo de administración, del que salió Josep Doménech, el hasta ahora presidente de la compañía. Navarro tomó entonces la presidencia del consejo del grupo textil, que desde entonces está constituido por otros tres representantes de Sherpa, el ex directivo de Dogi Ricardo Rechter y Sergi Doménech (hijo de Josep Doménech), como consejero dominical.

 

Pero el principal hito de Sherpa en su entrada en Dogi fue barrer la deuda de la empresa a través de una quita. Tras negociar con los acreedores, el fondo logró que la compañía pasase de tener una deuda de 28,6 millones de euros a 31 de diciembre de 2013 a 5,2 millones de euros en la actualidad.

 

A pesar de los cambios, la transformación de Dogi todavía no ha tenido efecto en su cuenta de resultados. En el primer semestre de 2014, el grupo elevó sus pérdidas un 11,6% respecto al mismo periodo del año anterior, hasta 2,4 millones de euros. Entre enero y junio, la empresa redujo su cifra de negocio un 21%, hasta 17,1 millones de euros. La compañía justificó el descenso de las ventas y la caída del resultado neto por la situación en la que ha estado inmersa en los últimos meses.