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Primark contiene el aliento ante el ‘Brexit’: el desplome de la libra encoge sus márgenes en plena expansión internacional

Iria P. Gestal

4 jul 2016 - 04:49

Primark

 

El rey de la moda low cost ve peligrar su trono. Primark, propiedad del grupo británico AB Foods, dejará de ser una empresa comunitaria, de cumplirse finalmente el deseo mayoritario en Reino Unido de abandonar la Unión Europea. Las divisas, las relaciones comerciales y la circulación de personas presentan un escenario incierto con un hándicap extra para el grupo irlandés: no puede subir sus precios. 

 

Desde que se ha conocido el resultado, favorable al Brexit, del referéndum celebrado el pasado 24 de junio en Reino Unido, los analistas y  las empresas insisten en mantener la prudencia. Sin embargo, los primeros efectos colaterales de la consulta ya están comenzando a afectar a las compañías de moda.

 

El más inmediato es el desplome de la libra, que el mismo día de conocerse los resultados se hundió a su nivel mínimo desde 1985. Para Primark, esto supone un desajuste en su equilibrio internacional de aprovisionamiento y distribución.

 

En primer lugar, la empresa concentra el grueso de sus 700 proveedores en Asia, en países como China, India y Bangladesh. A la hora de realizar las compras, las compañías suelen pagar a sus proveedores en dólares, con lo que la devaluación de la libra frente al billete verde les resulta perjudicial. En términos simplificados: como debe pagar más libras por dólar, termina desembolsando más por el mismo pedido.

 

 

 

 

De vuelta a Europa, por lo que respecta a las ventas en Reino Unido, que copa el grueso de su negocio, la caída de la libra no le afecta a Primark. “Respecto al dólar, en las compras pierden, y ni pierden ni ganan con la libra; por lo tanto, el balance es negativo”, explica Jesús Palau, profesor del departamento de economía, finanzas y contabilidad de la escuela de negocios Esade.

 

La única solución, dice el profesor, sería que la compañía subiera los precios para compensar el impacto del tipo de cambio en la compra, algo que en el caso de Primark, cuyo modelo de negocio se sustenta sobre los precios bajos, no parece posible a corto plazo.

 

Pero, ¿qué ocurrió con su negocio en Alemania, Irlanda, Holanda, Portugal, Francia, Austria y Bélgica (los otros mercados europeos en los que opera) y, sobre todo, en España, el segundo país por volumen de facturación?

 

“En principio, el cambio frente al euro le favorece, pero todo depende de si es suficiente para lograr compensar lo que pierden en el aprovisionamiento”, señala el profesor. Si el dólar está más apreciado respecto a la libra, que el euro respecto a la libra, el balance continúa siendo negativo.

 

 

 

 

“La empresa podría aprovechar este margen extra para reducir todavía más sus precios en Europa, y aprovechar esa ventaja diferencial”, añade Palau. Por su parte, en Estados Unidos, donde el grupo desembarcó el año pasado, el impacto de la divisa se compensaría con la venta, que también es en dólares.

 

La única forma de compensar el efecto divisa, sin alterar los precios de compra y venta, sería realizando programas de cobertura, que tendrían que haberse puesto en marcha en su caso antes de conocerse el resultado del referéndum.

 

Con todo, está por ver si la caída de la libra se mantendrá en el tiempo. “El susto ya nos lo hemos llevado, ahora falta ver si se estabilizan de nuevo los mercados”, dice Palau. “Puedes tener un efecto escalón, que es el que se ha producido ahora, pero el impacto importante ya ha pasado, salvo que ocurra otra cosa”, apunta el profesor.

 

Se abre ahora un periodo incierto, donde las negociaciones serán fundamentales para conocer el impacto final que el eventual Brexit pueda tener sobre el negocio de Primark. “El interés común es hacernos el menos daño posible, pero sabiendo que no es lo mismo estar dentro de la Unión Europea, que fuera”.

 

Junto a los acuerdos de relaciones comerciales, también estarán sobre la mesa los referentes al tránsito de personas, uno de los motivos que inclinaron la balanza hacia la salida de la Unión Europea.

 

Pero no sólo los efectos directos de la salida de moda europea amenazan al negocio de las compañías británicas de moda. Los secundarios, como un descenso del consumo y, en consecuencia, del Producto Interior Bruto, “podrían ser incluso peores”, apunta Palau.