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Modesto Lomba, adaptarse o morir

Lomba está al frente de la marca Devota&Lomba, que ha apoyado su desarrollo en las licencias. “Los diseñadores hemos aprendido que debemos tener un discurso de diseño, no de moda, porque ahí no podemos competir”, reconoce.

Iria P. Gestal

13 oct 2017 - 04:51

Modesto Lomba, adaptarse o morir

 

 

Hubo un tiempo en que España quería ser Italia. En los ochenta, los diseñadores nacionales se subían a las primeras pasarelas del país con la esperanza de convertirse en Armani e incluso le ponían a sus marcas nombres que recordaban al país transalpino. Uno de aquellos jóvenes que soñaban con ser diseñadores a la italiana era Modesto Lomba.

 

En 1986, cuando Sybilla y Agatha Ruiz de la Prada comenzaban a hacer un hueco al diseño español en las capitales de la moda, Lomba y su pareja, Luis Devota, fundaron en el País Vasco la firma Devota&Lomba. Ese mismo año les llegó su primera oportunidad: subirse a la entonces pasarela Cibeles.

 

En un principio, la marca iba a desfilar en el marco del comité de moda junto a dos diseñadores emergentes pero, por un golpe de suerte, las otras dos firmas se desmarcaron del desfile en el último momento y Devota&Lomba subió sola a la pasarela madrileña.

 

 

 

 

 

“Teníamos la valentía de la juventud”, recuerda Lomba. Y, como ellos, una hornada de nuevos talentos y nombres como Jesús del Pozo, Pedro del Hierro o Manuel Piña, que construyeron lo que terminó siendo el espejismo del diseño español.

 

“En aquella época nos autoproducíamos y vendíamos a todo el mundo, ganamos el segundo premio Cristóbal Balenciaga a noveles, los grandes almacenes venían a buscarnos…”, recuerda el diseñador. Pero su euforia, como la del diseño made in Spain, no tardó en enfriarse.

 

El primer golpe que recibió la marca fue el fallecimiento en 1993 de Luis Devota, sólo una semana antes de la presentación de la nueva colección. Fue entonces cuando Lomba tomó las riendas del negocio y decidió darle un giro de timón, abandonando progresivamente el prêt-à-porter para volcarse en la verdadera fuente de negocio: las licencias.

 

 

“España está en el mundo de la moda gracias a Inditex”, reconoce el diseñador y presidente de Acme

 

 

Al frente de la dirección creativa se colocó entonces Felipe Santamaría que, igual que Devota, era arquitecto de profesión y que llevaba ya entonces un año en la compañía. “En los noventa, todo se complicó: las tiendas también lo estaban pasando mal y, para nosotros, producir y vender no era un negocio muy bueno”, recuerda el creativo.

 

A ese contexto se sumó además el avance del huracán Inditex, que transformó para siempre la manera de consumir moda e impuso un modelo, el fast fashion, que arrasó con los diseñadores que todavía seguían el ritmo del prêt-à-porter.

 

Aunque, entonces, Lomba fue uno de los diseñadores más críticos con la matriz de Zara, hoy reconoce que “España está en el mundo de la moda gracias a Inditex”. “Esto nos ha beneficiado a todos, son los tiempos que nos ha tocado vivir”, asegura el diseñador.

“No creo que sea incompatible con el prêt-à-porter, sino que tendrá que reubicarse, igual que hizo la alta costura con la aparición del prêt-à-porter”, apunta Lomba, que además es cofundador y presidente de la Asociación Creadores de Moda de España (Acme).

 

 

 

 

En este sentido, el creativo reconoce que la principal plataforma de comunicación (y antes también de comercialización) del prêt-à-porter, la pasarela, también ha tenido que reubicarse. “A principios de los noventa, los diseñadores subían a la pasarela colecciones bastante largas, con sesenta o cien salidas; hoy en día ya no existe este discurso, el objetivo de la pasarela es crear una imagen potente, y lo que se presente no tiene que ser necesariamente lo comercial, sino lo que muestre tu ADN como marca”, reflexiona.

 

En 2013, Devota&Lomba entró en concurso de acreedores ahogada por la crisis económica y la transformación de los hábitos de consumo y la competencia. “Por suerte, ya habíamos cerrado la tienda antes de la crisis, pero no fue suficiente”, recuerda el diseñador. La salvación llegó al año siguiente de la mano del grupo toledano de calzado Kangaroos, que se hizo con el control de la firma para explotar las líneas de calzado, bolsos y marroquinería.

 

 

 

 

 

Mientras, Lomba continuó dedicándose a las colecciones de pasarela y a la confección de prendas por encargo para las clientas “de toda la vida”. Ahora, el diseñador quiere volver a intentarlo. Lomba ha recuperado el control de su marca para la producción de una línea de prêt-à-porter, mientras que Kangaroos mantendrá la licencia para bolsos y marroquinería. “Los diseñadores hemos aprendido que debemos tener un discurso de diseño, no de moda, porque ahí, por ritmos, no podemos competir”, añade.

 

Cuando mira hacia atrás, Lomba sólo tiene una recomendación que hacerle a los jóvenes diseñadores: que tengan los pies en la tierra y no se despisten con los aplausos. “Cuando eres una figura emergente, todo el mundo te compra, pero si tu marca no se vende, dejarán de comprarte cuando ya no seas novedad”, apunta el diseñador. En este sentido, Lomba reconoce que a la moda española le ha faltado gestión e inversión para poder hacer de su talento creativo una marca global: “en España tenemos una base creativa muy potente que no reconocemos, pero debemos preguntarnos: ¿podemos hacer caja con ese poder creativo?”.